Los expertos advierten del riesgo de atribuir a un gobierno la creación o destrucción de empleo sin contar con el contexto

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En la batalla política se suelen utilizar los datos de creación de empleo para comparar la buena o mala gestión entre diferentes gobiernos. Sin embargo, ¿se puede atribuir a la acción de un Ejecutivo o de un presidente todo lo que ocurre en el mercado de trabajo durante su legislatura? Los expertos concluyen que no: aunque la gestión del gobierno afecta a la creación de empleo, es necesario analizar todos los factores que marcan la evolución del trabajo que son externos a la política, como las tendencias económicas o la estacionalidad.

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¿Qué factores afectan a la creación o destrucción de empleo?

El investigador de Fedea, Florentino Felgueroso, apunta que el empleo, como cualquier variable macroeconómica, se ve afectado por tres componentes claves:

  • El componente cíclico. No se pueden comparar datos de empleo sin tener en cuenta que hay ciclos económicos que tienen fases expansivas (de crecimiento) y recesivas (de contracción) y que esto condiciona en gran medida su evolución. 
  • El componente tendencial. Es la tendencia que sigue el empleo y que afecta a los propios datos. Por ejemplo, desde la incorporación de la mujer al mercado de trabajo se ha visto una progresión continua al alza en el mercado laboral.
  • El componente estacional. España tiene un mercado de trabajo marcado por la estacionalidad. Al tener tanto empleo en el sector turístico y en el comercio los meses de verano o Navidad, por ejemplo, suelen tener cifras especialmente buenas.  

José Ignacio Conde-Ruiz, catedrático de fundamentos del análisis económico en la Universidad Complutense de Madrid, destaca también otros factores que condicionan la creación o destrucción de empleo: la estructura educativa y de formación de los futuros trabajadores, las políticas activas de empleo y lo que se invierte en ellas, los salarios, el envejecimiento de la población, el reto de la automatización, el subempleo (gente que trabaja menos de lo que le gustaría), la sobrecualificación o la distribución sectorial de los trabajos, entre otras muchas cosas.

La nueva reforma laboral afectará al mercado de trabajo de los próximos años

“Las políticas las crean y ejecutan los Gobiernos que estén en el ejercicio en dicho momento junto con la sociedad. Sin embargo, los efectos de los cambios normativos solo se pueden analizar en el medio o largo plazo”, apunta Felgueroso. Y pone el ejemplo de la última reforma laboral, cuyos efectos en el mercado de trabajo, aunque ya se hacen notar,  se podrán analizar de una forma más rigurosa a largo plazo.

El experto de Fedea incide en que hace falta testar la reforma laboral para comprobar cómo afecta al empleo en la tendencia, en los diferentes ciclos y en la estacionalidad. “Hay que ver cómo se comporta en una crisis, si consigue que se destruya menos empleo, y lo mismo con la estacionalidad, ya que pretendía dar más estabilidad en el empleo”. Felgueroso indica que hay que analizar en profundidad el efecto de los fijos discontinuos y para ello, se necesitan algunos datos que aún no están disponibles.

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De hecho, Felgueroso apunta que “sería muy posible que otro gobierno de otro partido cualquiera que esté gobernando dentro de 15 años por ejemplo se apropie de los beneficios de esta reforma laboral y se atribuya unos buenos datos de empleo cuando posiblemente no haya tenido que ver con la gestión de ese momento”.

“Algo parecido ocurriría si un Gobierno sacase adelante una reforma educativa en profundidad con mejoras en la FP que consiguiera gente mejor formada y que ajustase ese talento con el empleo que demandan las empresas”, explica Conde-Ruiz. “Caería la tasa de paro años después y el mérito no sería de quien gobernara en ese momento”, añade. 

Además de hablar de la creación de empleo hay que analizar qué tipo de empleo se crea

Ambos expertos coinciden en que conviene analizar el tipo de empleo que se está creando y no solo la cantidad. Lo ideal sería crear empleo estable, acorde con las necesidades de la sociedad española a largo plazo, ya que si no es así, será un empleo que se destruya tarde o temprano con las consiguientes consecuencias.

“La burbuja inmobiliaria creó muchísimo empleo en el sector de la construcción que se destruyó con la crisis posterior y que nunca volvió a recuperarse, lo que condicionó los años posteriores. ¿Se puede sacar pecho de haber creado todo ese empleo? Diría que no, que fue un camino equivocado ya que luego ha tenido unos costes muy grandes“, cuenta Felgueroso. Este experto explica que era necesario que se destruyeran esos empleos del ladrillo porque no se ajustaban a la realidad posterior, fueron fruto de la burbuja.

“En España hemos generado más empleo que nadie en momentos puntuales pero también hemos expulsado del mercado de trabajo a más gente que nadie en los peores momentos de las recesiones”, indica el experto de Fedea. Por eso considera que lo importante ahora no es tanto crear más empleo sino que no se destruya el que hay y que el que se cree sea de mejor calidad. 

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La trampa de compararse con otros gobiernos o países

Felgueroso cree que hay que “dejar de comparar variaciones del empleo, del PIB, de la deuda, y de hacer promedios para ver qué corresponde a uno y a otro”. En su lugar, propone discutir sobre indicadores que muestren que estamos en camino de superar una situación concreta.

Sobre los datos de ocupación récord actuales, este experto reconoce que son buenos pero también apunta a la importancia del componente tendencial a largo plazo y que no tiene que ver con el desempeño del Gobierno. “Veníamos de un crecimiento en el empleo desde 2013, que se vió afectado por la pandemia, pero que tras ella se ha recuperado rápido y hemos vuelto a esas cifras al alza”, matiza. 

Felgueroso advierte también de la trampa que supone comparar a España con otros países. “Podemos decir que hemos creado más empleo que otros países y que sea cierto pero eso tiene mucho que ver con que España tiene margen de mejora mientras que otros países que ya partían de un mejor dato de empleo se mantienen o crecen menos porque no tienen tanto margen, aunque realmente estén mejor”.

La importancia de comparar los datos de manera rigurosa

Felgueroso es tajante “no se deben comparar datos de diferentes fuentes” y por supuesto hay que tener en cuenta si ha habido cambios metodológicos importantes. Se pueden relacionar, pero no comparar, los datos de ocupados de la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE y los de afiliaciones a la Seguridad Social. ¿Las razones? 

  • No miden lo mismo. La EPA del INE es una encuesta y mide personas ocupadas mientras que los datos de afiliación a la Seguridad Social miden relaciones laborales registradas y por tanto existe la doble contabilidad. Eso quiere decir que si un trabajador tiene dos empleos aparecerá dos veces.

    Felgueroso explica las bondades de cada uno de los datos pero destaca que la EPA aporta mucha más información. En concreto, cree que el mejor indicador para ver la evolución del mercado de trabajo a nivel estructural es la tasa de empleo de las personas entre 16 y 64 años del INE: el cociente entre el total de ocupados y la población en ese rango de edad. Además, este dato permite ver también la evolución del resto de países europeos desde Eurostat.
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  • No tienen la misma periodicidad. Los datos de afiliación a la Seguridad Social los publica mensualmente el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones mientras que la EPA del INE es trimestral.
Fuentes

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