Nos habéis preguntado a través de nuestro servicio de verificación de WhatsApp (+34 627 28 08 15) por un vídeo viral titulado “los riesgos probados de las vacunas”, en el que un hombre difunde afirmaciones sin aval científico sobre la vacunación contra la COVID-19.
Como ya hemos explicado en Newtral.es, es falso que el virus SARS-CoV-2 no haya sido aislado ni purificado, como se asegura en el vídeo, de unos 25 minutos de duración. Tampoco se ha demostrado que la proteína S que se fabrica en nuestro organismo a partir de las vacunas sea “tóxica”, como insiste la persona que aparece en las imágenes. Te lo explicamos.
El bulo sobre las vacunas contra la COVID-19: sí son vacunas
En la grabación que nos habéis enviado, que ya cuenta con más de 150.000 visualizaciones, se ve a un hombre sentado en una silla en lo que parece un patio exterior. Aunque la persona no da su nombre en el vídeo, al hacer una búsqueda en internet vemos que ha aparecido en tertulias publicadas en otras páginas web, en las que se identifica como Juan Zaragoza, ingeniero aeroespacial.
“En este vídeo explico algunos de los riesgos a corto, medio y largo plazo de las terapias génicas mal llamadas vacunas. Solo he recogido aquellos riesgos constatados, con base científica. Podemos ver las fuentes en los vínculos que incluyo más abajo”, dice Zaragoza en un mensaje publicado junto a la grabación en una página web. Durante el vídeo, insiste en que en lugar de vacunas son “terapias génicas”.
Pero como ya desmentimos en detalle en esta verificación, es falso que las vacunas autorizadas contra la COVID-19 no sean vacunas.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) define terapia génica como “una técnica que modifica los genes de una persona para tratar o curar una enfermedad”.
Rubén Hernández Alcoceba, investigador del Programa de Terapia Génica y Regulación de la Expresión Génica de la Universidad de Navarra, explica a Newtral.es que usar el término terapia génica para referirse a las vacunas puede crear confusión, por lo que es importante insistir que las vacunas contra la COVID-19 autorizadas “no modifican nuestro genoma”.
Las afirmaciones no demostradas sobre la supuesta toxicidad de la proteína S
Zaragoza continúa hablando en el vídeo viral sobre el funcionamiento de las vacunas autorizadas contra el coronavirus.
Como ya explicamos en Newtral.es, la comunidad científica ha identificado la proteína que permite que el coronavirus SARS-CoV-2 infecte y se multiplique en las personas. Se trata de la proteína S (spike, espícula y en ocasiones traducida del inglés como “espiga”), que es clave para que este virus se una a las células humanas.
Las vacunas contra la COVID-19 que se están administrando en España contienen instrucciones para que nuestras propias células fabriquen la proteína S, igual a la del coronavirus. Al hacerlo, nuestro sistema inmune reconoce que esta proteína es una amenaza que no debería estar en nuestro cuerpo y aprende a defenderse contra ella.
Según dice Zaragoza en el vídeo, “ahora sabemos que la proteína de la espícula [que se genera a partir de las vacunas], lejos de ser inocua es altamente tóxica”.
Pero es falso que se haya demostrado que la proteína S de las vacunas sea tóxica, por ahora no hay pruebas de ello, como explican en esta verificación el catedrático de Inmunología en la Universidad de Valladolid Alfredo Corell y el doctor en Biociencias Moleculares e investigador del Instituto de Investigación Hospital La Paz Alejandro Pascual Iglesias.
Los riesgos de las vacunas: No se ha demostrado que la proteína S de las vacunas “dañe nuestro organismo”
Zaragoza habla además en la grabación de los supuestos daños que causa la presunta toxicidad de la proteína S de las vacunas en “distintos órganos”.
Según afirma, “lo que se ha descubierto (y esto ya se ha publicado en un estudio de Japón) es que cuando somos inyectados con esta solución [la vacuna], en lugar de quedarse en la zona en la que se ha inyectado, va a viajar al torrente sanguíneo y, en cuestión de dos días, se reparte por todo el cuerpo y tiende a acumularse en ciertos tejidos”.
Pero el informe de Japón al que se refiere no demostró tal cosa. De hecho, dicha investigación no mira si hay proteínas S de las vacunas en la sangre, según explica William Matchett, investigador de vacunas en la Facultad de Medicina de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos) a la agencia de noticias AP.
El inmunólogo Alfredo Corell coincide en esto y aclara que “en las páginas 16 y 17 del documento en japonés está la tabla que están utilizando para afirmar que hay proteína S por todos los tejidos. Esta tabla representa a la izquierda los lípidos de las nanopartículas en las que se vehicula el ARNm y a la derecha el ARN modificado y marcado con tritio”.
“Es decir, lo que se mira en el documento en japonés son el ARNm y lípidos, no la proteína S [de las vacunas]. Además, el ARNm de la vacuna (y no la proteína) está fundamentalmente en la zona de inyección y posteriormente en el hígado, donde se elimina”, explica Corell a Newtral.es.
En definitiva, el documento en japonés del que se habla en el vídeo que estamos verificando no demuestra que las proteínas S de las vacunas sean “tóxicas” ni que dañen los órganos del cuerpo.
Las afirmaciones sin pruebas sobre la proteína S que “viaja por el torrente sanguíneo”
Desde Health Desk, una plataforma de de expertos de salud pública, recopilan los estudios y evidencias disponibles hasta la fecha sobre la proteína S de la vacunación y también informan de que, por ahora, no hay pruebas científicas que apoyen las afirmaciones de que las proteínas S creadas a partir de las vacunas “viajan en nuestro torrente sanguíneo”.
“Las investigaciones demuestran que las proteínas S permanecen adheridas a la superficie de las células alrededor del lugar de inyección de la vacuna. No se sabe que se desplacen a otras partes del cuerpo”, señalan.
“Una dosis muy pequeña de la vacuna llega al torrente sanguíneo (alrededor del 1%), pero en cuanto llega al hígado, las enzimas de este órgano la destruyen por completo. Las autoridades de Estados Unidos se refieren a la proteína de la espiga hecha de la vacuna como ‘inofensiva’”, añaden los especialistas de esta plataforma.
Las afirmaciones no demostradas sobre los supuestos riesgos de las vacunas
Aunque por ahora no se ha demostrado esa presunta toxicidad de las proteínas S de las vacunas, Zaragoza enumera a lo largo del vídeo los supuestos daños y riesgos que causan en los vacunados.
También dice que, a largo plazo, las vacunas podrían causar problemas de fertilidad. Pero hasta la fecha no hay pruebas de que las vacunas contra la COVID-19 causen problemas de fertilidad femenina o masculina, como subrayan los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
En el vídeo también se asocia las vacunas contra la COVID-19 con el fenómeno de “mejora dependiente de anticuerpos” (ADE), que consiste en que los anticuerpos (de las vacunas) podrían unirse al virus y facilitar la infección de las células.
Pero el el catedrático de Inmunología de la Universidad de Murcia Pedro Aparicio aclara en esta verificación que “no se ha detectado el ADE hasta ahora, aunque era algo que se temía y que se vigiló”.
En el contenido que estamos verificando también se habla sobre los casos de miocarditis y pericarditis registrados tras la vacunación contra el coronavirus. Aunque se investiga si estos casos tienen relación causal con las vacunas autorizadas contra la COVID-19, los datos de las autoridades muestran que son muy inhabituales y generalmente leves.
Las vacunas contra la COVID-19 sí han sido testadas en animales para prevenir riesgos
El vídeo sobre los supuestos “riesgos de las vacunas” contiene otras afirmaciones falsas como que “el virus [SARS-CoV-2] no ha sido aislado ni purificado”, algo que ya desmentimos aquí en detalle. También se dice que “las vacunas que nos están poniendo ahora se han saltado esa fase II de experimentación con animales”. No obstante, las vacunas autorizadas sí han pasado las pruebas en animales. De hecho, aquí puedes acceder a los estudios en los que se publicaron los resultados de las investigaciones.