El carbón ennegrece el resultado de la Cumbre de Glasgow

El negociador de EE.UU. en la COP26 John Kerry | Perry, EPA, Efe
El negociador de EE.UU. en la COP26 John Kerry | Perry, EPA, Efe
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Acuerdo de mínimos para un planeta que, con sólo lo aprobado este sábado en Glasgow, seguramente subirá 2ºC su temperatura al acabar este siglo o se le acerque, de no haber avances nacionales a lo largo de los próximos años. La Cumbre del Clima COP26 ha aplazado la toma de otras decisiones que reconoce cruciales para no sobrepasar los 1,5ºC. Su resultado apela a a reducción de emisiones en 2022, “teniendo en cuenta las diferentes circunstancias nacionales”. 

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Es la primera vez que las partes reconocen que están fallando en su objetivo de ambición climática y que es necesario mantener vivo el ‘espíritu de los 1,5°C’. Pero ha habido claras resistencias al abandono del carbón y a compensar a los más desfavorecidos.

Aunque la COP26 sí ha sido útil para unir países en acuerdos concretos e impensables haya ahora. China y EE.UU. han sellado su paz climática. Se han firmado alianzas contra el metano, por los bosques, contra los coches más contaminantes… y el planeta ha asumido mayoritariamente que debe ser neutro en carbono (CO2) hacia la mitad de siglo. ¿Tarde?

COP26 atascada en el carbón y petróleo

Atascadas las negociaciones en el abandono de los fósiles y la financiación para dar el salto a energías limpias y reparar los daños climáticos, se urge a los países desarrollados a “doblar su ayuda financiera para la adaptación”, especialmente a países en desarrollo para el 2025.

India ha forzado que se diluya del texto la mención al abandono del carbón, el combustible más sucio. Aunque no ha sido el único. El viernes, el presidente de la conferencia presentaba un borrador que tratase de ser del agrado de los países más reticentes, como Arabia Saudí, India, Venezuela o Australia, muy dependientes del petróleo o el carbón. Sin embargo, por la noche las posturas seguían lejos de llegar a un resultado.

Las partes han pactado posponer un mínimo de uno o dos años el despliegue de su ambición climática, sin vincularlas a compromisos explícitos de abandono de los combustibles fósiles. Se habla de “generación de energía limpia” y de compensar las emisiones del carbón con capturas de CO2. China e India pidieron explícitamente que se hablase de “reducción progresiva” del carbón, no de ”eliminación progresiva”, lo que derivó en el enfado de la UE, liderada por su vicepresidente Frans Timmermans: “¡No os carguéis este momento!”.

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Las partes han reconocido que están fallando en su objetivo de no rebasar los +1,5ºC y apelan a mayor ambición de las naciones en 2022

El texto habla en su última versión de “acelerar la transición hacia sistemas de energía de bajas emisiones”, incluyendo los esfuerzos en pro de “la eliminación progresiva” de plantas de carbón con emisiones incontroladas. Con esa palabra se deja la puerta abierta al uso de tecnologías de captura de CO2 y a que se financien los usos “no ineficientes” del fósil. Este apartado, el más discutido, se acompaña de una reclamación de India y China: “reconociendo la necesidad del apoyo a una justa transición”.

El texto también recuerda que para limitar el aumento global de las temperaturas no más de 1,5ºC se necesita un recorte de las emisiones al menos un 45% antes de 2030, para llegar a cero en 2050. Aunque la ciencia, que habla por boca del panel de expertos del clima de la ONU (IPCC), ha dejado claro que no se podrá conseguir sin subvencionar y quemar la energía fósil, sobre todo la del carbón y el petróleo, aunque también el gas metano.

El texto final sólo se ha podido aprobar por consenso de las 197 partes. Como ocurrió en Madrid en 2019, la cumbre se ha alargado más allá del viernes, antes de dar con un ‘lenguaje’ que no escamase a los productores de petróleo y carbón. El presidente de la COP26 Alok Sharma destacó que el texto ha lohrado “consenso y el apoyo necesarios” y celebró el acuerdo como “el momento de la verdad para el planeta, nuestros hijos y nuestros nietos”.

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Financiar carbón y petróleo es como subvencionar asteroides en el Jurásico

El resultado reconoce que al aumento de las temperaturas es ya de 1,1ºC con respecto a la era preindustrial. También recoge la evidencia de que las emisiones de CO2 deberían reducirse con urgencia para no llevar al planeta a un clima extremo irreversible e imprevisible a finales de siglo, tras rebasarse esos +1,5ºC. Sin embargo, aplaza la toma de decisiones clave para ello, ligadas al fin de los combustibles fósiles, sobre todo, el carbón con el que se calienta y electrifican países como India.

La COP26 arrancó con una campaña en la que un dinosaurio se dirigía al plenario de la ONU: “Ustedes están empleando miles de millones de fondos públicos en subsidiar combustibles fósiles. ¿Se imaginan que nosotros hubiéramos subsidiado los meteoritos gigantes?… Elijan no extinguirse”.

La bronca sauria está justificada. “Estamos invirtiendo el doble en exploración y extracción de fósiles de lo que está permitido para mantener al planeta bajo el grado y medio de incremento de temperatura”, explica la directora del programa climático de IDDRI Lola Vallejo. “Y ahora tenemos un mensaje científico que nunca ha sido tan claro en este sentido”.

Según alerta el último dosier del Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUM-ONU), las grandes potencias tienen planes aumentar su producción o consumo de fósiles durante la próxima década. Sin embargo, con lo sellado en Glasgow, deja en vía muerta muchas de las plantas de carbón que se iban a poner en marcha.

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“No es que lo diga Greenpeace –señala el analista Juan Pablo Osornio desde esta organización– la Agencia Internacional de Energía dijo que no hay ninguna razón para invertir en nueva infraestructura de combustible fósil, si queremos llegar al objetivo de 1,5ºC tenemos que tener un plan para salir del fósil en 2050 a más tardar”.

La Cumbre de Glasgow arrancó con una brecha de 20.400 millones que adeudan las economías más ricas a las desfavorecidas.

El segundo punto clave en el resultado final de la COP26 ha sido la financiación de las ayudas a países menos ricos para que dejen atrás combustibles como el carbón y el petróleo. Además de los fondos destinados a reparar los daños y pérdidas achacables al los extremos climáticos derivados del calentamiento global.

Esta COP no ha terminado de establecer un mecanismo en que el acceso a diferentes fondos sea más fácil y rápido. Pero sí a duplicar los fondos que destinan a la adaptación en 2025 (cerca de 40.000 millones de dólares). El resultado de la COP26 se salda con un futuro mecanismo de pérdidas y daños que no se ha concretado. Un ejemplo: las naciones africanas ya están gastando hasta el 10% del PIB anual en adaptación. Cuando un huracán golpea una pequeña nación insular en desarrollo, actualmente puede llevar entre uno y dos años acceder al dinero.

“No es un casual que haya desaparecido la referencia a la financiación de las pérdidas en el tercer borrador: los países ricos no quieren pagar por el daño que han causado”, ha declarado Mohamed Adow, director del ganinete de análisis Shift Africa.

La investigadora principal del Real Instituto Elcano Lara Lázaro ponía al principio de la COP26 el foco en el aspecto más áspero e importante: la financiación a medio y largo plazo. “Se estableció en 2009 un compromiso por el que habría una financiación anual base de 100.000 millones de dólares aportados por los países más desarrollados, de 2020 a 2025. Pero no estamos llegando. La brecha es de 20.400 millones”.

Shauna Aminath, la ministra de Medio Ambiente de Maldivas, lugar amenazado por la subida del nivel del mar, ha sido muy gráfica: “Para algunos, las pérdidas y los daños pueden ser el comienzo de la conversación y el diálogo, pero para nosotros se trata de una cuestión de supervivencia”.

Lo que sí se ha logrado en esta COP26 con carbón y petróleo

Además de ciertos avances en materia de financiación, Estados Unidos lideró un pacto al que se han sumado 103 países para recortar el metano un 30% en 2030. La idea es que si todo el planeta se sumase a esta acción, se recortaría el incremento de temperatura en 0,2ºC. El acuerdo no contó con China y no es vinculante. Sin embargo, EE.UU. y China sí firmaron el miércoles la paz climática a través de un documento que compromete al asiático a presentar un plan integral contra el metano.

Reino Unido ha impulsado una declaración para que una veintena de países (incluido EE.UU. o el Banco Europeo de Inversiones) y empresas dejen de poner dinero en la extracción de combustibles fósiles para 2022, dando prioridad a las finanzas públicas para la energía limpia. Este sería el primer compromiso político internacional que promete terminar con los fondos públicos para combustibles fósiles. 

Otro de los avances se dio en India la primera semana de la COP26. El país prevé alcanzar la neutralidad de carbono en 2070, dos décadas más tarde de lo que pide la ONU. India aspira a que para 2030 la mitad de su consumo energético provenga de fuentes renovables. Paralelamente, pretende reducir su uso del carbón en un 45% antes de ese mismo año.

El anuncio se suma a una pequeña ola de compromiso entre los países que más gases de efecto invernadero emiten (per cápita y de forma absoluta), pero ofreciendo un plazo más dilatado. China abrió juego el pasado verano, anunciando ese compromiso de recorte fósil y neutralidad de CO2 para 2060. “Le siguieron países productores de petróleo, como Arabia Saudí y hasta Rusia”, explica Juan Pablo Osornio, en lo que resultaba más prometedor al comienzo de la cumbre de Glasgow.

Y, por su parte, la industria automovilística, espoleada por un centenar de países, se ha comprometido a fabricar sólo coches no emisores de CO2 para 2035. Al menos, los principales fabricantes, que no los mayores países consumidores de automóviles. EE.UU, China y países de la UE como España se han descolgado, aunque la Comisión espera tener su propio plan para impulsar la movilidad eléctrica para las mismas fechas.

Si todo lo anterior se cumpliese, junto al compromiso de la mayoría de naciones de ser neutras en carbono antes de 2060 o 2070, ya se rebasaría el objetivo de los +1,5ºC. Nos pondríamos en entre +1,8ºC (Agencia Internacional de la Energía) y +2,4ºC (Global Climate Tracker) para finales de siglo. Sólo en la previsión más optimista se cumpliría, al menos, con el objetivo de París.

Para una de las artífices de aquel acuerdo, Laurence Tubiana (Fundación Europea del Clima), justamente “París está funcionando. A pesar de la crisis de la COVID-19, hemos acelerado la acción, la COP26 ha respondido al llamamiento del IPCC para cerrar la brecha hacia los 1,5ºC, y el carbón está en el texto. Pero aún queda mucho por hacer. Los compromisos y las reivindicaciones de la primera semana deben traducirse ahora en políticas reales e incorporarse a las nuevas contribuciones nacionales a entregar antes de 2022. Y la producción de petróleo y gas aún debe ser abordada”.

Por su parte, Greenpeace advierte que la decisión de la COP26 «es sumisa, es débil y el objetivo de 1.5 grados apenas está vivo. Sin embargo, la organización ecologista había destacado que desde la cumbre se había enviado una señal de que la era del carbón está terminando ”y eso es importante».

La directora de Greenpeace Internacional, Jennifer Morgan, ha indicado en un comunicado que “los jóvenes que han llegado a la edad adulta en una crisis climática no tolerarán muchos más resultados como éste. ¿Por qué deberían hacerlo si están luchando por su futuro?“, señala Morgan.

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