160.000 toneladas vertidas al año: la falta de normativa y la picaresca diluyen la responsabilidad de los ‘pellets’ plásticos

Pellet de plástico en la playa de Miño | Efe, Cabalar
Pellet de plástico en la playa de Miño | Efe, Cabalar
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El vertido de pellets que mantiene en alerta 2 a Galicia y Asturias es sólo la punta de un metafórico iceberg de plástico que ahoga a los océanos del mundo, convertidos en autopistas de mercancías. Un ejemplo cotidiano se da en el corredor de Fisterra. Más de 700.000 buques pasando frente a las costas de Galicia desde 2002, un tercio de ellos, cargados con mercancías peligrosas. 500 de ellos (Prestige aparte) sufrieron algún tipo de percance. Por fortuna, leves. Pero, ¿qué pasa cuando lo que transportan no se considera ‘mercancía peligrosa’, como ha pasado con los pellets de plástico?

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Desde Galicia, el zoólogo Manoel Santos, quien estuvo investigando el impacto del Prestige de la mano de Greenpeace, lo tiene claro: Bajo la consideración de ‘mercancía peligrosa’, el vertido de pellets de plástico “no hubiera pasado con esta intensidad”. Explica el experto a Newtral.es que “al considerarse más peligroso, no hubiera viajado en cubierta, sino en bodega”. También se hubiera almacenado en “bases más resistentes, no sacos tan poco resistentes, como se ha demostrado. Y el etiquetado hubiera sido más estricto”.

Según estimaciones plasmadas en el memorando de la Comisión Europea para legislar alrededor de estos vertidos, en 2018, la industria “pierde” cada año unas 160.000 toneladas de pellets de plástico en la UE, destinados a fabricar productosA nivel mundial, más de 250.000 toneladas de bolitas de plástico (de entre 3 y 5 mm) terminan cada año en ecosistemas acuáticos. Es ya la segunda fuente más importante de contaminación por microplásticos. Pero no todo son pérdidas en alta mar.

La UE calcula que cada año se vierten 160.000 toneladas de ‘pellets’ en territorio comunitario. 250.000 terminan en ecosistemas acuáticos de todo el planeta.

La oceanógrafa y biogeoquímica Anna Sánchez-Vidal (Universitat de Barcelona) lleva años investigando los vertidos de microplásticos procedentes del complejo petroquímico de Tarragona. “Las playas están llenas de estos fragmentos, aunque a veces no sea evidente. Pero va más allá de las costas. El problema es que pueden tardar hasta 600 años en degradarse y se desplazan miles de kilómetros”. A su juicio, sólo por eso, debería reconsiderarse su catalogación como mercancía peligrosa pero, también, la manera y cantidad en que se produce. “Independientemente de su toxicidad, su sola presencia es contaminación”.

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Una vez más, la responsabilidad de estas empresas queda en ocasiones diluida, aunque labores de ciencia ciudadana han permitido la trazabilidad de estos microplásticos. La Generalitat abrió en diciembre un expediente por incumplimiento de la ley de Responsabilidad Ambiental a ocho empresas químicas del Camp de Tarragona. Con un vertido en alta mar las cosas son más complejas.

Los ‘pellets’ de plástico, camino de considerarse ‘mercancía peligrosa’

Ante esta realidad y la de catástrofes masivas con pellets de plástico como la de Sri Lanka, en 2021, la Organización Marítima Internacional (OMI) tiene sobre la mesa una propuesta para que estas bolitas se consideren materiales peligrosos o dañinos. Una catalogación análoga a la del petróleo y otros químicos inflamables. El asunto se abordará en abril, mientras que el Programa de Medio Ambiente de la ONU maneja un borrador de normativa para controlar más este tipo de plásticos y sus contaminaciones.

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Entretanto, en España la Fiscalía ha abierto diligencias preoprocesales en tanto que los pellets de plástico “contribuyen a la contaminación por microplásticos”, apelando al artículo 325 del Código Penal. Su redacción dispone penas de hasta dos años de prisión para los responsables de los vertidos que, según la Fiscalía, “presentan indicios de toxicidad“ y “no son biodegradables“. Algo que constatan las personas expertas consultadas por Newtral.es.

Para el abogado ambientalista José Manuel Marraco, el delito puede estar claro, pero se complica mucho encontrar a los responsables y procesarlos. Valora que habría un delito contra los recursos naturales y el medio ambiente flagrante en el momento en que aparezca fauna muerta por causa del vertido. Si bien, sin llegar a eso, habría un delito por daños que ya son evidentes y que “para mí, ya está cometido“, tal y como sugieren los indicios que encuentra la Fiscalía.

La UE quiere reducir los vertidos plásticos en hasta un 74% y la ONU prepara una normativa para controlar estos contaminantes.

Sin embargo, “el problema de la responsabilidad en la navegación tiene que ver con las banderas. Ya pasó con el Prestige”, dice Marraco. En el caso del vertido de pellets de plástico de Galicia, el buque Toconao tenía bandera liberiana cuando perdió parte de su carga, camino de Ámsterdam (PP.BB.). Los sacos eran transportados por la naviera Maersk, que subcontrató el transporte a una compañía chárter. La británica Mestamo Marine es la armadora del Toconao. La carga llevaba la etiqueta de la empresa polaca Bedeko Europe que, sin embargo ha explicado que no es la propietaria del material perdido y ha apuntado a otra empresa india.

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“La responsabilidad se vuelve difusa –dice al abogado– hay un sistema armado para derivarla y se da una concurrencia de culpas. Si a eso sumamos que esto ha ocurrido fuera de las 200 millas de jurisdicción española… es complejo jurídicamente hablando“.

Mercancía ‘no peligrosa’, pero ni inocua ni biodegradable

Para el experto, socialmente, se percibe mayor gravedad (o necesidad de persecución) cuando la contaminación tiene impacto directo sobre la salud humana. Entonces, podríamos estar hablando de otro delito. Pero, en el caso de los pellets vertidos en esta ocasión, aunque pueda haber efectos a largo plazo por exposición a plásticos, no sería fácil probar el vínculo directo con este accidente.

Si hablamos de la matriz de estos pellts, el polietileno, “los daños [en la salud humana] se dan por exposición continuada”, explica desde el IDAEA-CSIC su directora y experta en plásticos Ethel Eljarrat. En este caso, “no nos va a pasar nada por tocar estos materiales, ya que no se trata de toxicidad aguda”, conforme a la información preliminar que se maneja sobre estos microplásticos. Si bien, la experta siempre pone el foco en los aditivos.

Pellets de plástico recogidos en Arousa | Salvador Sas, Efe

El daño de una marea plástica como esta tiende a extenderse en el tiempo, aunque el impacto puntual a corto plazo sea importante en algunas playas. Eljarrat cree que es pronto para valorar la magnitud de este episodio; habría que ver cómo los pellets se incorporan a la cadena trófica, una vez lo empiecen a engullir peces y aves (que a su vez, comen pescado). No descarta que “este vertido puede provocar que los niveles de contaminación sean superiores”. Con todo, el ministro de Agricultura, Luis Planas, ha descartado afectación a la pesca, por el momento.

Con o sin indicios delictivos contra la salud, Ecologistas en Acción en Galicia ha movido ficha y ha presentado una denuncia a la armadora y a su capitán. Desde esta organización, Xoán Evans ha insistido en que “es evidente que hay una contaminación amplia y grave” porque la marea de pequeñas bolas de plástico blancas ya ha afectado a diez espacios protegidos de la Red Natura 2000, así como al Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas, al Parque Natural de Corrubedo y a numerosas zonas de costa y arenales”.

La organización pide al Juzgado que imponga una caución a la empresa de no menos de 10 millones de euros para los costes de restauración. Esperan que esta vía que evite la impunidad que acabaron teniendo otros vertidos marítimos en el pasado. Desde Ecologistas temen, como Manuel Santos (Greenpeace), que haya un también un daño físico a la fauna de la zona a medio plazo, si bien hay más incertidumbre sobre el impacto en la salud humana.

A la espera de análisis que den más pistas sobre el material del vertido y su origen

Hasta el momento, se sabe poco sobre la composición exacta de los pellets de plástico que portaba el buque Toconao, que perdió seis contenedores cargados con bolsas de estas bolitas para la fabricación de productos plásticos; según lo que rezan los sacos, las esferas tienen una base de polietileno (PE). “Apenas se puede leer en los sacos que estos pellets llevan un aditivo, un estabilizador para rayos ultravioletas, que sabemos que en algunos casos son tóxicos para organismos en estado larvario”, apunta Santos.

La Conselleira de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia ha afirmado que, tras los primeros análisis, se descarta que los pellets de plástico sean de PET (tereftalato de polietileno) tóxico. Pero a la espera de conocer detalles de sus componentes químicos concretos, la oceanógrafa Sánchez-Vidal pone el foco en el daño conocido que los plásticos y microplásticos causan en la fauna. “Estas bolitas blancas se pueden confundir con facilidad con huevos, con comida, para algunas especies. Al tragarla, en ocasiones queda atascada en su tracto digestivo. Puede provocar daño por abrasión (heridas, roces…) e infecciones, pero también se atiborran de plástico, tienen sensación de saciedad y dejan de comer, provocando desnutrición e inanición”.

En este caso concreto, de todas formas, su concentración en unos u otros ecosistemas dependerá de las corrientes atlánticas, entre otros factores. A diferencia de lo ocurrido con la catástrofe del Prestige, que para el zoólogo Santos está en otra escala de magnitud, no se esperan muertes masivas de animales en el corto plazo. Pero el daño ambiental a largo plazo ya está en marcha desde hace años, con las decenas de vertidos que, según afirma, ascienden a unos 1.500 contenedores perdidos al año.

Una realidad que, para José Manuel Marraco hace patente la necesidad de tener unos protocolos claros de actuación ante estos desastres, “que seguirán ocurriendo“ y que “se hagan efectivos“, al margen de las luchas políticas de estos días, que le recuerdan a las del Prestige. “Más que nueva normativa, es precisa educación, prevención y sanción. Como ocurre con los incendios forestales, donde la acción suele estar coordinada, no suele haber discusión política”, concluye.

Fuentes