Más cuotas para la merluza en el Atlántico, pero menos días de pesca en el Mediterráneo: así queda el reparto pesquero de la UE

reparto cuotas pesqueras
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El Consejo Europeo acaba de dar luz verde al nuevo reparto de cuotas pesqueras que establece cuánto podrán pescar los países de la UE el año que viene. El reparto aumenta las posibilidades de pesca de España de especies como la merluza o la caballa en el Atlántico, pero reduce los días que los pesqueros podrán faenar en el Mediterráneo. 

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El acuerdo llega tras “una negociación larga y difícil” de dos días, según el ministro de Agricultura, Luis Planas, que lo ha calificado de “positivo para España”. Pero la Confederación Española de Pesca (CEPESCA) critica el “reparto desigual” de las cuotas y asociaciones ambientalistas como Ecologistas en Acción denuncian la falta de avances para acabar con la sobreexplotación de caladeros en el Mediterráneo. 

Te explicamos qué supone este acuerdo para España y cómo se gestiona el reparto de cuotas desde Bruselas.

La cuota de merluza aumenta hasta las 9.953 toneladas para 2023, el doble que en 2022

Dos de las especies con más interés comercial para España han conseguido un aumento importante de cuotas. El Consejo ha asignado un total de 9.953 toneladas de merluza a los barcos españoles en 2023 dentro del Atlántico, el doble de la de 2022, como explican desde el Ministerio de Agricultura.

CEPESCA cree que es “una buena noticia” para la flota española. La Federación Nacional de Cofradías de Pescadores (FNCP) también celebra la “cantidad histórica” que ha conseguido España con el aumento de merluza y caballa, aunque su presidente, Basilio Otero, se ha mostrado preocupado por cómo queda el reparto en el jurel del Cantábrico, como recoge Efe Agro.

Sin embargo, aunque consideran que “está mejorando su población”, Ecologistas en Acción ha señalado que “la delegación española podría haber apoyado un aumento más conservador [de las cuotas de merluza] para eliminar los riesgos de pescar el rango mayor, tal y como recomienda la ciencia, y no poner en riesgo la mejora de la población en los próximos años”.

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Por su parte, el cupo de caballa aumenta un 20% con respecto a 2022, con un total de 24.439 toneladas permitidas. España también podrá pescar más gallo, jurel, lenguado y rape, mientras se mantienen los límites de capturas de abadejo y la solla, según los datos del Ministerio de Agricultura. 

Una de las reducciones más notables es la de la anchoa: tendremos un 36% menos de cuota en 2023, aunque falta por publicarse el informe científico del ICES que confirme la cifra final. Este pescado lleva años en una situación crítica, aunque ha ido recuperando población en los últimos años gracias a las limitaciones de pesca que impuso la UE a partir de 2005, como explican desde la organización ecologista Oceana.

Sin embargo, Bruselas también ha decidido reducir un 7% los días que los pescadores pueden salir a trabajar en el Mediterráneo debido a la situación crítica de algunas especies. Esta bajada irá acompañada de un mecanismo de compensación del 3,5% para los barcos que apliquen medidas de selectividad y cierres para evitar daños mayores a los ecosistemas en la zona.

La decisión no ha gustado al Ejecutivo español, que ha decidido votar en contra de la propuesta para el Mediterráneo por discrepancias de fondo con la Comisión Europea. Planas ha insistido en que la mejor forma de garantizar la sostenibilidad de los fondos marinos es a través del perfeccionamiento de los sistemas de pesca, no la reducción de los días que se puede pescar.

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¿Cómo se negocian las cuotas pesqueras en la UE?

Este reparto de las cuotas de pesca es el resultado de las negociaciones que tienen lugar cada año en la Unión Europea, que es la encargada de orientar la política pesquera. Los ministros de pesca de los 27 países de la UE se reúnen y discuten en el Consejo Europeo sobre las posibilidades de acceder y explotar los caladeros de cada región para decidir cómo se organizará la pesca en los mares en los que intervienen todos los países. 

“En la práctica, lo que hay es un cierto mercadeo en el que cada país solicita las cuotas que más le benefician”, como explica a Newtral.es Carmen Parra, profesora de Derecho Internacional de la Universitat Abat Oliba CEU.

A nivel técnico, “lo que se regula es la parte que está dentro del espacio pesquero europeo, es decir, regiones como la del Gran Sol, la parte de costas del Reino Unido o de Noruega, etc.”, donde los países de la UE trabajan y acceden a los caladeros.

Las asignación depende de las cuotas históricas o la cantidad de pescado que haya en cada región

A cada país se le asigna un límite de pesca que se revisa todos los años. A partir de un número determinado de toneladas, ya no puede capturar más pescado. ¿Cómo se establece ese cupo? Aunque “no hay un criterio ponderado”, según Parra, la UE tiene en cuenta varios elementos.

Uno de los argumentos que más peso tiene en las conversaciones es “el histórico de cada país” y “la fuerza que tenga cada uno a la hora de negociar”, como cuenta Germán de Melo, director del máster en Derecho y Negocio Marítimo y Gestión Portuaria de la Universidad Politécnica de Catalunya. A la hora de asignar las nuevas cuotas, el Consejo tiene en cuenta qué límite de capturas ha tenido hasta ese momento cada región.

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Otro factor importante es el análisis científico que se hace de las poblaciones de pescado. En ese caso, es el ICES, el International Council for the Exploration of the Sea, el encargado de “asesorar al Consejo en función de los stocks, es decir, de la cantidad de pescado que haya en cada zona y su evolución durante ese año”, como explica De Melo.

“Se evalúa qué especies están más expuestas y se determinan cuotas o paros”, añade Parra. Es decir, la UE tiene la opción de topar las capturas u obligar a los pescadores a dejar de pescar durante un tiempo determinado para que las poblaciones se puedan ir recuperando.

Además, una vez asignadas las cuotas, los países pueden intercambiarlas. Cada territorio tiene la posibilidad de dar a otro una parte de esa capacidad de pesca que se le concedió en un principio y acomodarla a sus necesidades: “Si un país no gasta su cuota, la puede vender a otro, eso está totalmente regulado. Técnicamente, estás cediendo la parte que no has pescado”, según Parra. Aunque no siempre es la opción más rentable: “La posibilidad de repartirlas existe, lo único que no puedes hacer es pasarte de esa cuota, pero no es lo más habitual porque estás quitando [trabajo] a tu flota”, como apunta de Melo. 

Una oportunidad perdida para acabar con la sobrepesca, según las asociaciones ecologistas

Por su parte, organizaciones ambientalistas como Oceana han criticado la falta de un acuerdo que “frene la sobreexplotación” de los caladeros en los que trabaja la UE, especialmente en las regiones más críticas del Mediterráneo. La asociación europea ha señalado en una nota de prensa la ausencia de un compromiso real con la ciencia cuando se trata de proteger a las especies en peligro de extinción y ha señalado a países como España, Francia o Italia por “no haber reaccionado como deberían a la grave crisis de sobrepesca” de la zona.

Ecologistas en Acción también ha mostrado su “decepción” por el acuerdo alcanzado y ha lamentado la “oportunidad perdida para bajar los TAC (los límites de captura) y dar un respiro a las especies cuya situación está peor, como es el caso del abadejo, el lenguado, la caballa, la cigala o el jurel del oeste”. La asociación considera que “el Estado español se ha vuelto a posicionar en contra de los recortes propuestos por la ciencia, apostando por la sobrepesca de estas poblaciones”.

Fuentes