Qué es la reduflación, la técnica que usan algunas empresas para ofrecer menos producto por el mismo precio

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Foto: Gorodenkoff / Shutterstock
Tiempo de lectura: 6 min
(*) Actualización 10/04/2022

En un contexto de inflación, las empresas también buscan formas de enfrentar el incremento de los precios sin tener pérdidas. Una de ellas es la reduflación, que consiste en incluir menos cantidad del producto dentro del paquete y ofrecerlo al mismo precio. De esa manera, el consumidor no percibe un aumento del coste y, a primera vista parece que el peso y tamaño del producto sigue siendo el mismo, aunque en las especificaciones se recoja el ajuste. Por eso los expertos la definen como un tipo de “inflación encubierta”.

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La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha detectado que algunas empresas están poniendo en práctica esta estrategia, reduciendo entre un 5% y un 10% el peso de algunos alimentos. Aunque se trata de una técnica legal si se precisa la nueva cantidad del producto, a juicio de la OCU resulta “poco ética y honesta”.

La reduflación, un tipo de inflación encubierta

La reduflación es una forma de márketing que cambia la percepción del consumidor sobre un aumento de precios. Enrique García, portavoz de la OCU, la define como el fenómeno de dar “menos por lo mismo”. Es decir, ofrecer menos producto por el mismo precio para “enmascarar” la inflación. García considera que este método, aunque es legal, es “poco ético y honesto”. Si bien las empresas tienen que informar de la cantidad que se incluye en el paquete, la transición se hace de tal manera que pasa desapercibida para el consumidor.

La práctica abarca “desde ese producto envasado que compramos que contiene algo menos de cantidad de lo habitual pero que cuesta lo mismo (o incluso más) hasta ese servicio que cubre algo menos de lo habitual si vamos a su letra pequeña”, como explica a Newtral.es David Cantarero, profesor de Economía de la Universidad de Cantabria.

Según este experto, esto genera una especie de “ilusión” en el consumidor. “La mayoría de veces nos centramos en mirar el precio del producto o servicio, pero no lo que contiene”, desarrolla. “Normalmente el consumidor se fija en el precio del producto final, pero no se fija (…) en el precio por kilo”, apunta Javier de la Nava, profesor de Macroeconomía de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima). “Sobre todo si es el mismo paquete”, añade.

No obstante, si el consumidor percibe el cambio, podría tener consecuencias negativas para la empresa. Por ejemplo, al difundir lo sucedido a través de redes sociales. “El hecho de que se aproveche un poco de la psicología del consumidor no es bien recibido”, apunta la profesora de Marketing de la Universidad de Murcia Inés López.

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Las empresas utilizan la reduflación para aumentar o mantener su margen de beneficios

Reducir el tamaño del producto para mantener los precios es “un truco tan antiguo como el comercio, al que se suele recurrir en situaciones como la actual”, a juicio de Chencho Riquelme Perea, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia. “Es simplemente una estrategia comercial”, defiende.

Ya en 2017, la Oficina para las Estadísticas Nacionales (ONS, por sus siglas en inglés) del Reino Unido publicó un artículo acerca de la influencia de esta técnica en la inflación. La ONS se planteó evitar que la reduflación –término que procede del inglés shrinkflation– afectara a la forma de medir el IPC, para lo que aislaron los movimientos de los precios de los cambios en la calidad o el peso de los productos.

“Es frecuente que las empresas de productos de alimentación cambien sus formatos muchas veces”, expone José Emilio Boscá, investigador de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). Boscá cree que es una “reacción de las empresas” a estas subidas de precios dentro de la competitividad del mercado. De esta forma, las compañías pueden mantener su margen de beneficios y cubrir los costes de la inflación.

Otras estrategias para esquivar la inflación y mejorar beneficios: cambios en los componentes o envases

Además de la reduflación, que se puede detectar al fijarse en el precio por unidad, existen otras técnicas más sutiles y más complicadas de percibir por el consumidor. No obstante, no siempre tienen relación con la inflación, sino con la búsqueda de maximizar su margen de beneficios. 

Por ejemplo, cambiar la composición del producto cuando se encarece. “Lo que hacen es reducir un poco el tanto por cien de la materia prima más cara y aumentar un tanto por cien de la materia más barata”, indica a Newtral.es Antoni Cunyat, profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

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Otra opción es variar los envases para reducir los costes de producción. “Han hecho un material más barato o el tapón es más económico o notas que el envase es de peor calidad”, ejemplifica Ana Jiménez Zarco, profesora de Economía en la UOC. “Al final es un ahorro de costes de algún sitio”, opina.

Por ello, para evitar obtener menos por más y pagar un mayor precio por lo mismo, Jiménez recomienda planificar las compras y tomarse tiempo para ir al supermercado y realizar “una compra más eficiente”.

*El artículo se ha actualizado para añadir las declaraciones de Inés López, profesora de Marketing de la Universidad de Murcia.

Fuentes:

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