El reciclaje por sí solo no vale para luchar contra la emergencia climática. Si no hacemos otro tipo de esfuerzos, reciclar solo es una tirita sobre una herida que no va a desaparecer.
¿Cuáles pueden ser esos esfuerzos adicionales? Los pasos previos al reciclaje: la reducción. Es decir, evitar que haya tantos residuos. Esto se consigue a través de medidas como un diseño más sostenible, la incorporación de material reciclado, envases más ligeros o evitar el sobre envasado, entre otras.
Cumplir estos objetivos en parte está en la mano de los ciudadanos, pero hace falta la ayuda de las instituciones públicas. En España la ley de Residuos y Suelos Contaminados ya incorpora como prioridad la etapa de prevención e incluye como objetivo la reducción de un 10% del peso de los residuos que se generen.
Además, varias regiones como Madrid o Andalucía tienen planes de minimización de residuos.
El papel de las empresas en la reducción de residuos
Sin embargo, es muy importante también el papel de las empresas. La legislación española obliga a presentar un Plan Empresarial de Prevención de Residuos según las cantidades de envases puestos en el mercado. Por ejemplo, con más de 250 toneladas de vidrio al año, 21 de plástico o 14 de cartón.
De hecho, según Pacto Mundial de Naciones Unidas, en 2018 el 93% de las empresas españolas contaba con políticas o prácticas en el área de medioambiente. España es el tercer país con mayor porcentaje de empresas con este tipo de iniciativas.
Pero también hay un punto negativo: solo el 37% de ellas tienen objetivos claros. Es decir, establecen políticas, sí, pero sin objetivos específicos para respaldarlas. Vamos a poner tres ejemplos de buenas prácticas con objetivos concretos:
- Hay supermercados que introducen alimentos a granel para reducir el plástico
- U otro ejemplo: en el sector de las bebidas espirituosas “los envases de vidrio son hoy un 10% más ligeros que en 1997”, según datos de Ecovidrio
- O también, que los principales productores de plástico del mundo firmaron un acuerdo contra la contaminación para que en 2025 el 100% de sus embalajes sean reutilizables, reciclables o se puedan convertir en compost.
La reducción de residuos en Europa
¿Y qué ocurre en Europa? Pues el objetivo de los países de la Unión es evitar que los productos y materiales se conviertan en residuos durante el mayor tiempo posible y convertirlos en recursos. Para ello, existe la jerarquía de residuos que se basa en priorizar la prevención, seguido por la reutilización y el reciclaje.
Pero aún hay camino que recorrer. La UE produjo 174 kilogramos de envases per cápita en 2018, el 6,5% más que 10 años antes.
Y si lo miramos en toneladas, con datos brutos, ese mismo año se generaron 2.609 millones de residuos, un 2,9% más que en 2016. Los países que más desperdicios produjeron fueron Alemania y Francia, con España en la novena posición.
Para fomentar la reducción desde hace 12 años se celebra la Semana Europea de la Prevención de Residuos, donde participan más de 30 países y la Comisión Europea.
En resumen, tan importante es el reciclaje como los pasos previos. Es decir, la prevención y reducción de los residuos. Elementos clave para luchar contra la emergencia climática.
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