“Solo tenemos una Tierra, pero en 2050 estaremos consumiendo como si tuviéramos tres”. Con estas palabras el comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca de la Unión Europea (UE), Virginijus Sinkevičius, presentó en marzo el plan de acción de la UE para la economía circular como una cuestión de supervivencia: con una población en aumento, no será posible mantener el ritmo actual de consumo de materias primas en los próximos años.
Según esta hoja de ruta, el reciclaje es clave para alcanzar una economía sostenible. Por ello, la directiva comunitaria vigente de residuos establece que los estados miembros deberán reciclar el 55% de sus residuos municipales para 2025. El proyecto europeo aspira también a que esa cifra, que actualmente se encuentra en el 44%, ascienda a un 60% para 2030, y un 65% para el 2035.
Aunque estos objetivos son los mismos para toda la UE, no existe un sistema común de reciclaje para lograrlos y cada país utiliza sus propios procesos de separación, recogida y tratamiento de residuos urbanos. Las diferencias empiezan ya en la gama de colores con la que se identifica a los contenedores.
Azul, amarillo, verde, gris y marrón. Al salir fuera de España, a estos colores se les añade otros como el negro, que en Alemania se utiliza para depositar los restos. Los alemanes, al igual que los irlandeses, también tienen tres contenedores para separar el vidrio según su tipología y color: un contenedor blanco, uno verde y otro marrón.
Fuera de la UE, el caso de Reino Unido es el más llamativo. En lugar de tener un código de colores unificado en todo su territorio, cada ayuntamiento puede decidir cómo identificar a sus contenedores. Así, si bien en Manchester utilizan el azul para los envases de papel y cartón, el marrón para los envases de plásticos y el verde para los desechos orgánicos; en otras zonas como West Lancashire el azul es para plásticos, el verde para papel y cartón y el marrón para lo orgánico.
Algo tan básico como elegir una bolsa de basura también puede ser una odisea fuera de España. En Irlanda, por ejemplo, puedes optar por comprar bolsas especiales para reciclar o por colocar pegatinas en bolsas normales para indicar si los desechos que contienen son reciclables. Asimismo, en Bélgica utilizan bolsas oficiales, de venta en los supermercados, para depositar sus desechos.
¿Qué multas imponen en otros países por no reciclar?
En materia de multas también existen notables diferencias de un país a otro. En España, las penalizaciones por no reciclar volvieron a ser noticia este 2020 con la prohibición de tirar mascarillas y guantes al suelo. Pero uno de los primeros países que impulsó esta medida en Europa fue Italia.
Ante su proceso de desescalada del confinamiento, Roma aprobó una ordenanza que establecía multas de entre 25 y 500 euros a aquellos que arrojasen material infeccioso como guantes o mascarillas al suelo.
En la capital italiana las penalizaciones también valoran otros factores atípicos como la distancia a la que se encuentran los contenedores de casa: las autoridades pueden multar a quien no recicle los residuos domésticos teniendo los contenedores a menos de 500 metros.
En otros países como Bélgica se toman muy en serio el impacto ambiental de tirar las colillas al suelo. Según la Comisión Europea el filtro de un cigarrillo puede contaminar entre 500 y 1.000 litros de agua, y calcula que tarda 12 años en desintegrarse.
Por ello, a principios de año el Ayuntamiento de Bruselas cuadriplicó la cuantía de las multas —de 50 a 200 euros— para todos aquellos que sean pillados in fraganti tirando sus cigarrillos a la calle.
Reducir los residuos que van a las incineradoras
Más allá de la separación y clasificación de los residuos, el resto de diferencias llegan a la hora de gestionar los desechos que, tras ser depositados en sus respectivos contenedores, no pueden ser reciclados y acaban en los vertederos o las incineradoras. Uno de los propósitos de la UE para los próximos años es reducir la quema de desechos, una práctica que puede dar lugar a emisiones de contaminantes atmosféricos.
La Unión Europea incinera cada año cerca del 28% de sus desperdicios urbanos. Una cifra aún mayor en Dinamarca, que al año quema el 52% de sus desechos. El país nórdico es asimismo uno de los que genera más residuos per cápita en la UE.
Si bien España suspende en gestión de sus vertederos, al verter un 53,9% de sus desechos en ellos (mientras que la media europea se sitúa en un 45,7%), el promedio de residuos incinerados (un 13%) está quince puntos por debajo del europeo.
Otra de las diferencias más importantes entre España y sus vecinos es la frecuencia con la que pasa el camión de basuras. Mientras que en países como Alemania la recogida de residuos se produce en fechas concretas (normalmente una vez a la semana o cada quince días en función del contenedor), en España es diaria y hasta en plena pandemia, siguió en funcionamiento todos los días de la semana.
El mejor sistema parece el de Bélgica. Cuántas más bolsas uses más estás pagando, y no hay contenedores conflictivos. También por las colillas.
Hola buenas tardes, mi nombre es David.. Comentar si la gestion de cada pais o ciudad, lo mejor como dicen de imponer multas sobre los residuos urbanos, que por otra parte me parece bien, si en las plantas de reciclage que normalmente cumplen con lo justo.. Deberian ellas de tener multas de la misma proporción que a la ciudadanía.?