La reanimación cardiopulmonar salva vidas, pero la mayoría no sabe cómo hacerla

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Una mañana de septiembre de 2021, Óskar caminaba por Donosti cuando se derrumbó. El dolor que había empezado a sentir en el pecho unas horas antes apretó con más fuerza, hasta que lo tiró al suelo. Jesús caminaba solo unos pasos por detrás de él. Lo vio desplomarse y se acercó: descubrió la piel amoratada; al retirarle la mascarilla, los labios negros. Gritó a una señora que llamara al 112 y se puso manos a la obra. Insufló aire en tiempos de pandemia en la boca de un desconocido. Apretó rítmicamente su pecho durante 17 minutos, los que tardó en aparecer la ambulancia. Los que salvaron la vida de Óskar.

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La muerte súbita, una parada cardiaca que se produce inesperadamente, es la tercera causa de muerte en países industrializados. Aunque no hay datos oficiales, la Sociedad Española de Cardiología calcula que en España fallecen al año unas 30.000 personas, casi 30 veces más que por accidentes de tráfico. Si quien la sufre no recibe atención inmediata, morirá al cabo de unos minutos. La reanimación cardiopulmonar (RCP), como la que Jesús aprendió en un cursillo de empresa y en su experiencia como montañero, es en muchos casos la diferencia entre la vida y la muerte.

El problema es que en España no son muchas las personas que saben realizar la reanimación cardiopulmonar o utilizar los desfibriladores semiautomáticos (DEA) que hay colocados en algunas empresas y espacios públicos, y estos pueden salvar vidas. No se enseña en los colegios de manera obligatoria, y los cursillos de primeros auxilios que se imparten en algunas empresas son en modalidad online, pasando pantallas a golpe de clic sin que se aprendan realmente unos conocimientos que pueden salvar vidas. 

“Entre el 70 y el 80% de  paradas cardiacas suceden con testigos; esto es, hay alguien alrededor presenciándola, y esta persona podría hacer cosas fundamentales para la supervivencia de la víctima”, explica Jordi Bañeras, cardiólogo del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona. En España, las posibilidades de sobrevivir a una parada cardiaca en la calle oscilan entre el 5% y el 10%. En los países nórdicos la cifra se eleva hasta el 30%. ¿El motivo? Estos países cuentan con programas de formación obligatoria en las escuelas: Noruega los comenzó en 1960 y Dinamarca, en 2007. “Toda la población debería estar entrenada en las maniobras básicas de reanimación cardiopulmonar”, insiste Bañeras.

Llevar la reanimación cardiopulmonar a las escuelas salva vidas

Si usted se encontrara en la situación que vivió Jesús en Donosti hace un año, ¿qué haría? O mejor dicho, ¿qué podría hacer? ¿Conoce el teléfono al que tiene que llamar? ¿Sabría realizar una RCP? Usted quizás incluso tenga estudios superiores, pero la respuesta a esta pregunta sea negativa. 

En 2015 nació la estrategia ‘Kids save lives’, impulsada por el European Resuscitation Council (ERC) y respaldada por la OMS, que recomienda dos horas de formación en RCP anuales desde los 12 años en todos los colegios del mundo. “Los jóvenes lo van a llevar incorporado toda la vida y son multiplicadores, se lo explican a sus familias y crean una estructura piramidal”, explica Bañeras. Según el último mapa elaborado por la estrategia, con datos de 2020, solo seis países europeos incluyen la formación de manera obligatoria en las escuelas (Italia, Bélgica, Francia, Dinamarca, Portugal y Reino Unido). Otros 23, entre ellos España, solo como una sugerencia. 

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La Sociedad Española de Cardiología elaboró un estudio a finales del año pasado que constató que solo el 16% de los colegios españoles cuenta con un programa formativo en RCP y algo menos de la mitad había impartido algún taller en algún momento a sus alumnos.  Apenas cuatro de cada diez estudiantes decían haber recibido formación en RCP; en Noruega son el 89%. Uno de los datos que más preocupó al equipo de cardiología fue que el 68,8% no saben que el 112 es el número de teléfono de emergencias. 

Los profesionales llevan años intentando que la formación se incluya en la legislación. El currículo básico de la Educación Primaria incluye “conocer y utilizar técnicas de primeros auxilios, en situaciones simuladas y reales”, tal y como recoge el Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero. “La cuestión es si consideramos o no la reanimación cardiopulmonar como primeros auxilios, y a mi modo de ver, debe ser así”, defiende Bañeras. Pero de momento, no ha habido voluntad política para introducirlo de manera obligatoria en el currículo.

El doctor también apunta al cine y las ficciones televisivas, que “tampoco han ayudado” en el imaginario de cómo reaccionar ante una parada cardíaca. “Ya no recomendamos mirar el pulso, porque podemos perder un tiempo muy importante. Si está inconsciente y no respira, avisa al 112”, explica. 

El caso Eriksen

Christian Eriksen, jugador de fútbol danés, se desplomó en el terreno de juego mientras disputaba el partido que enfrentó a su selección, Dinamarca, con la de Finlandia en la Eurocopa que se celebró en 2021. Tuvo una parada cardiaca. Y mucha suerte. Le practicaron la RCP a toda velocidad y tuvo un desfibrilador disponible pocos minutos después de caer inconsciente. Su caso sirvió para crear conciencia. 

El número de desfibriladores disponibles también es una buena medida de la protección de la salud cardiovascular en un país. En España, la normativa nacional solo recomienda la instalación de estos dispositivos en espacios públicos concurridos y deja en manos de las comunidades autónomas su regulación. Algunas mantienen la recomendación, pero en diez de las 17, la instalación es obligatoria -País Vasco, Cataluña, Andalucía, Asturias, Canarias, Cantabria, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Navarra, Aragón y Extremadura-. 

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Ya hay herramientas útiles para localizar el desfibrilador más cercano, como Ariadna, impulsada por la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y Cruz Roja. Funciona con la colaboración de los propios usuarios para elaborar sus registros.

Qué hacer en caso de parada cardiaca

Desde ‘Kids save lives’ resumen la forma en que cualquier persona puede salvar una vida practicando la reanimación cardiopulmonar y con tres palabras clave: comprueba, llama y comprime. 

Fuentes
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