El Boletín Oficial del Estado (BOE) de este miércoles 22 de febrero recoge los ceses del hasta ahora presidente de Renfe, Isaías Taboas, y de la secretaria de Estado del Ministerio de Transportes, Isabel Pardo de Vera. Ambos abandonan el puesto tras presentar su dimisión el pasado 20 de febrero en medio de la polémica por las dimensiones de los trenes en un contrato de Renfe para renovar la flota de ancho métrico.
Raül Blanco, el nuevo presidente de Renfe, ha pasado por tres altos cargos desde diciembre
El Ministerio de Transportes también ha publicado el nombramiento de Raül Blanco como presidente de Renfe, que en menos de tres meses ha tenido tres cargos públicos. En diciembre fue cesado como Secretario General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa, para después ser nombrado director general de la Fundación Escuela de Organización Industrial (EOI). Ahora el Gobierno lo cesa de este puesto, que ha ocupado durante menos de dos meses, y pasa a estar al frente de Renfe.
Pero, además de lo ocurrido con Raül Blanco, en el Ministerio de Industria ha habido diversos cambios en el último mes. Por ejemplo, la creación de tres nuevos comisionados con rango de alto cargo para gestionar los fondos europeos o el cese de Galo Gutiérrez Monzonís como director general de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa, puesto que pasó a ocupar María José Muñoz Martínez.
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Además, para sustituir a Isabel Pardo de Vera, el BOE publica el nombramiento de David Lucas como secretario de Estado del Ministerio de Transportes, hasta ahora Secretario General de Agenda Urbana y Vivienda. Lucas fue portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid y alcalde de Móstoles.
La polémica de los trenes de Renfe: ceses, dimisiones y nombramientos
Las dimensiones de los trenes que licitó la operadora para renovar la flota del norte de España han derivado en varios ceses y dimisiones. Además de los nombrados, el pasado 6 de febrero Renfe ya cesó al responsable de Gestión de Material y Adif al jefe de Inspección y Tecnología de Vía.
Una polémica que, como ya explicamos, tenía que ver con la inexistencia en la normativa española de una definición de gálibo —los contornos que debe tener el tren para que no encuentre obstáculos con las instalaciones ferroviarias— que asegurara la compatibilidad con toda la línea (la FEVE, que es del siglo XIX). Algo que se dio a conocer más de dos años después de la adjudicación del contrato.
- Boletín Oficial del Estado (BOE)