El Gobierno de Castilla y León tiene exactamente 758 rastreadores de Salud Pública repartidos por toda la comunidad. Y más concretamente: 44 en Ávila, 139 en Burgos, 131 en León, 60 en Palencia, 128 en Salamanca, 35 en Segovia, 46 en Soria, 131 en Valladolid y 44 en Zamora.
Son datos facilitados a Newtral.es por la Consejería de Sanidad a fecha del viernes 16 de octubre. Una petición, el número de rastreadores, que desde Newtral.es le hicimos llegar también a la Comunidad de Madrid pero no recibimos respuesta.
Pero además, a estos rastreadores en Castilla y León hay que sumarle el operativo militar de 272 efectivos solicitado por el Gobierno regional. Es decir, que en total hacen la cifra asciende a 1.030 rastreadores en estos momentos en activo en la comunidad.
Pero hay algo que diferencia el trabajo de los rastreadores en esta región: el Gobierno de Castilla y León ha decidido que los rastreadores estén físicamente en los centros de salud asignados. “Así tienen un acceso directo a los pacientes”, explican fuentes del Gobierno.
Y esta idea es bien vista por los profesionales sanitarios de atención primaria, como Isabel Gutiérrez Pérez, vicepresidenta de la Sociedad Castellana y Leonesa de Medicina de Familia y Comunitaria (SocalemFYC): tener físicamente rastreadores en los centros es “positivo” y supone “una ayuda” importante para los profesionales de atención primaria.
“En cuatro horas, en Atención Primaria podemos ver a unos 70 pacientes. (…) El hecho de tener a una o varias personas en el centro de salud para hacer labores de rastreo es positivo, porque imagínate los contactos estrechos de cada caso índice… Es un trabajo que no podemos asumir los médicos”, asegura.
«Es un trabajo que no podemos asumir los médicos»
En esa misma línea se pronuncia Vanesa Busto Jiménez, responsable de los Técnicos Superiores en Documentación y Administración Sanitarias de la Sociedad Española de Técnicos Superiores Sanitarios.
“Es una buena idea hacer que cada centro de salud tenga asignado un número de rastreadores determinado” porque así se tiene “más focalizado el trabajo” y es todo “más ágil”, asegura.
Número insuficiente de rastreadores
Sin embargo, Busto Jiménez denuncia que en “algunos casos” ese número es insuficiente, porque la cantidad de rastreadores debe adecuarse al volumen de trabajo o presión asistencial del centro de salud.
Lo mismo pide Gutiérrez. “Aunque la Gerencia Regional de Salud está haciendo lo que puede dentro de sus posibilidades”, dice, es importante aumentar “el apoyo” para los rastreadores en los centros de salud. “Un rastreador para 11 médicos de familia se queda bastante justo y saturado”, describe.
“Se habrá intentado lo máximo, al menos uno por cada centro que supone una ayuda para nosotros”, prosigue, pero sería más efectivo aumentar el número de rastreadores porque “las consultas están saturadas”.
Por otro lado, también Busto Jiménez abre el debate sobre qué perfiles deben asumir esas tareas y explica que los rastreadores deben de ser técnicos superiores en Documentación y Administración Sanitarias y no enfermeros o enfermeras que, en estos momentos, deben estar haciendo labores sanitarias por la delicada situación que se vive en los centros de salud.
Es una petición que la Sociedad Española de Técnicos Superiores Sanitarios le hizo llegar al Gobierno de Castilla y León, al igual que al resto de comunidades del país, pero no obtuvieron respuesta.
“Que las labores de rastreo en el centro de salud las haga una enfermera no está mal, pero en un caso como el de ahora, como una presión asistencial tan alta, los centros de salud no pueden permitirse tener a una persona haciendo solo rastreo, cuando es un trabajo que lo puede hacer otro perfil, como técnicos superiores en Documentación y Administración Sanitarias”, explica.
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Los rastreadores también hacen otras labores
Una enfermera del centro de salud de San Andrés del Rabanedo (provincia de León), que prefiere no decir su nombre, asegura que la figura del rastreador en su centro de salud “asume una parte importante del trabajo” y que “sin ellos sería inviable” rastrear a todos los contactos. “Sin ellos sería un sálvese quién pueda”, explica.
Sin embargo, recalca que “la coordinación con los mismos es mejorable”, al igual que con los rastreadores militares, porque a veces se duplican los rastreos y se llama a la misma persona dos veces, desde Atención Primaria y desde el ejército.
Aún así, esta enfermera también insiste en que ella, pese a no ser uno de las más de 700 rastreadores asignados en los centros de salud, también hace labores de rastreo si forman parte de su de pacientes.
“Hago labores de rastreo si el contacto estrecho de un positivo forma parte de mi cupo de pacientes”, explica. “La persona encargada de rastrear en mi centro de salud me facilita la información y yo llamo a esa persona y le pregunto cómo se encuentra y si tiene o no síntomas de algún tipo”, relata.
Al igual que la persona encargada de los rastreos en los centros de salud, que también hace labores de enfermería que no tienen que ver con rastrear. “Yo no sé en el resto de centros pero en los que yo he estado te aseguro que la persona encargada de los rastreo hace también labores de enfermería, y por eso estamos saturados”, insiste.
“Atención Primaria siempre ha estado al límite”
La vicepresidenta de la Sociedad Castellana y Leonesa de Medicina de Familia y Comunitaria (SocalemFYC), Isabel Gutiérrez Pérez, lamenta que en los centros de salud el personal “está lo justo y menos”.
“Yo estoy bastante disgustada, desilusionada, porque faltan médicos de familias”, insiste. “Atención Primaria es el eje del sistema. Si todo va bien, no se nota nuestro trabajo pero si no, claro que se nota. Si tenemos que hacer seguimiento de casos, los hacemos pero es una cantidad ingente de trabajo”, describe.
Gutiérrez insiste en que “no solamente” existe la patología COVID-19. “Hay que retomar el resto de patologías, el resto de pacientes. Yo todavía no he podido ver a todos los míos. Estamos al límite de lo tolerable, la situación se ha complicado muchísimo en los centros de salud”.