Mientras sus compañeros están ocupados intentando salvar Hawkings (EE. UU.) y el mundo, Will vive una angustia interna que, al parecer, solo ve él. También lo han visto muchos espectadores de la cuarta temporada de la serie Stranger Things: Parece que Will es gay y necesita desesperadamente salir del armario. Pero Will y los fans de Stranger Things no están locos, es posible que estén siendo objeto de una táctica de marketing. ¿Qué es el queerbaiting?
El queerbaiting o reclamo LGTBI es una técnica de mercadotecnia que consiste en promocionar la inclusión de personajes o tramas del colectivo en productos culturales como videojuegos, películas, libros o discos, como manera de crear una visión positiva y tolerante hacia los derechos de las minorías.
Consiste en sugerir una posible trama LGTBI sin que esto llegue a ocurrir finalmente, lo que mantiene la representación mayoritariamente heterosexual en sus personajes.
“Con esta técnica es posible atraer al potencial público del colectivo sin provocar el rechazo de la audiencia más conservadora. El motivo por el que la audiencia LGTBI o, en general, la audiencia sensibilizada hacia cuestiones de diversidad sexual se ve atraída por estos subtextos homoeróticos (simbolismo, gestos o bromas, entre otros) es la falta de suficiente representación positiva real y no estereotipada en los largometrajes y elementos culturales”, explican Juan José Sánchez Soriano y Leonarda García en La construcción mediática del colectivo LGTB+ en el cine blockbuster de Hollywood. El uso del pinkwashing y el queerbaiting.
Qué es el queerbaiting en el cine
En los productos audiovisuales el queerbaiting se construye en dos fases; la primera, extrafílmica, desde la producción y la promoción del filme; la segunda, dentro de la misma serie o película.
“Se usa como una estrategia de marketing, aunque luego no lo veamos bien representado en la pantalla. Si la representación aparece, solo se hará al final de la trama y se cortará de raíz. Hay muchos ejemplos. En la serie Los 100 se jugó mucho durante la promoción con la relación de los protagonistas, parecía que se iba a explorar pero al final se lo cargaron; este año en España por primera vez hemos visto a dos personajes no binarios en la serie HIT, pero en el momento en el que va a haber una trama, el personaje en cuestión muere; u otras veces simplemente no hay continuidad en estas historias”, explica a Newtral.es Elena Crimental, responsable de comunicación del Observatorio de Diversidad en los Medios Audiovisuales (ODA).

Es decir, el caso de Will en de Stranger Things, podría convertirse en queerbaiting si en la quinta temporada se pasase por alto la trama que se ha dejado abierta o se cerrase sin que se quedase en algo más que una mera anécdota. Aunque ya haya un personaje homosexual en la serie, la situación de este personaje gay podría haber funcionado como cebo queer de cara a los espectadores.
El cebo LGTBI en Hollywood: siempre “el primer gay de la historia”
En todos los largometrajes analizados por Sánchez, se repite la misma estrategia. Durante la promoción del blockbuster se publicitan historias o personajes LGTBI que luego se eliminan del montaje final. Además, muchas veces se vende la idea de que la película la va a protagonizar un personaje gay, pero luego su homosexualidad queda diluida.
En Jurassic World: El reino caído (2018), la asistenta de los protagonistas se identificaba como lesbiana en una escena que fue elimina de la versión final para “ahorrar tiempo en el metraje”, según excusó la actriz.
La escena que representaba la bisexualidad de Valquiria en Thor: Ragnarok (2017) no se eliminó del montaje final por ahorrar tiempo, sino porque “podía distraer al público de la verdadera trama”. Así lo consideraron los productores, que previamente habían presentado a Valquiria como “el primer personaje gay en una producción de Marvel”.
The Walt Disney anunció su “primer momento exclusivamente gay” de la historia de la compañía en La Bella y la Bestia (2017). El director de la película afirmó que la historia de amor gay del sirviente LeFou acabaría con un final feliz. Pero al final del metraje, ni beso ni final feliz. LeFou se conformó con un muy furtivo baile que pasa desapercibido. En el caso de La Bella y la Bestia, Malasia censuró la película y el estado de Alabama (EE. UU.) amenazó con no proyectarla en cines si se mostraba esa diversidad.
Por eso, el queerbaiting “ceba el hecho de que vaya a haber una relación LGTBI, pero luego lo elimina de la película en su práctica totalidad. Así se atrae al público y se gana dinero, pero, por otro lado, al no mostrar nada, la película no se censura y se mantiene al público más conservador”, cuenta Sánchez a Newtral.es, que pone como ejemplo las más recientes sugerencias que se hicieron con una posible homosexualidad con el personaje principal de la película Lightyear (2022).
Cómo saber si estás picando el anzuelo del cebo LGTBI
El queerbaiting puede utilizar distintas estrategias para atraer la atención de los espectadores:
- El autor de la obra se posiciona a favor de los derechos LGTBI y de la inclusión de la diversidad en sus obras.
- Los productores, directores o actores anuncian que habrá tramas o personajes LGTBI en sus series o películas durante la promoción de las mismas.
- En la película se incluyen comentarios, bromas, gestos o un simbolismo que sugieren una relación homoerótica entre dos personajes, aunque luego no se lleva a término.
Así, Sherlock y Watson (Sherlock, 2010 – 2017) flirteaban y dejaban entrever una relación afectiva; Xena y Gabrielle (Xena: La princesa guerrera, 1995 – 2001) convivieron como amigas durante más de cinco años; y Elsa (Frozen, 2013) casi se queda congelada en un reino de hielo a base de cantar a los cuatro vientos la canción ¡Suéltalo! Secretos a voces que terminan por quedarse en chismorreos o en una bonita amistad.
A pesar de la evidencia, el director de Frozen no llegó a confirmar que Elsa era lesbiana, se mantuvo en la ambigüedad: “Sabemos lo que hacemos, pero, al mismo tiempo, siento que una vez que hemos estrenado, la película pertenece a todo el mundo”, como recoge el libro Queerbaiting and Fandom: Teasing Fans Through Homoerotic Possibilities (Joseph Brennan, 2019).
Casi medio siglo tardaron los inseparables Epi y Blas (Barrio Sésamo, 1979 – 2000) en salir del armario, para evitar el castigo de los espectadores más rancios. El outing lo hizo su creador, Mark Saltzman, al atreverse a hacer, ya en 2018, estas declaraciones: “Cuando creé a Epi y Blas siempre pensé que eran pareja”.
Los fans y el origen del queerbaiting
Esta estrategia nace de la necesidad de visibilidad, peleada y reclamada constantemente por el fandom LGTBI. “Nace de los fans LGTBI, que dicen que necesitan que se muestre a sus parejas, a sus familias y que se haga de una forma positiva y normalizada”, cuenta Sánchez.
Al mismo tiempo, exponen en Queerbaiting and Fandom, es esa misma audiencia que reclamaba diversidad la que denuncia el queerbaiting. Los ejércitos de fans modernos que nacen en internet “se caracterizan por la participación activa. Ya no son simples consumidores, dan forma, comparten y recodifican contenidos audiovisuales y discuten y critican activamente en foros”.
Incluso se crearon páginas webs para exponer las tramas LGTBI y la falta de visibilidad de las mismas en los casos de Xena: La princesa guerrera o en la saga mágica de J. K. Rowling, Harry Potter, donde se acusaba de ejercer borrado a la autora al esconder la homosexualidad de Dumbledore o Albus Potter. Una trama a la que muchos fans titularon ‘Harry Potter o la maldición del queerbaiting’.
Las plataformas están marcando la diferencia
Es en el cine de blockbuster donde más se practica el queerbaiting, explica Sánchez: “Suele pasar sobre todo con grandes producciones, películas que han costado muchísimo dinero y que no se quieren arriesgar a perder. Muchas de estas películas no son rentables a menos que, por ejemplo, se estrenen en China, un régimen conservador y abiertamente homófobo. Ha ocurrido con Luca (2021), donde había una relación homosexual adolescente que no podía ser más bonita, pero al final no la han representado porque muchos padres no llevarían a sus hijos a ver la película”.

Las pantallas de la televisión y de las salas de cine eran ventanas para toda la familia, pero las plataformas audiovisuales han marcado un punto de inflexión, según identifican los expertos.
Es, como explica el coordinador del Máster Universitario de Estudios LGBTIQ+ de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco A. Zurian, “un paso hacia adelante, pero no dos”: “No podemos olvidar que son empresas. Las grandes compañías tienen que atender a un mercado absolutamente global, pero al mismo tiempo Disney está emitiendo en su plataforma la serie Love, Victor (2020), cuyo protagonista es un chico latino-norteamericano que sale del armario en el instituto”.
Zurian recuerda a Newtral.es el esfuerzo de las productoras para conjugar el negocio con un público que no está tan abierto como parece: “El avance es más lento de lo que nos gustaría, pero igual que con la sociedad. Pensemos que se mete un beso en una película -en referencia a la pareja de lesbianas en Lightyear– y se arma la de San Quintín”.
En esta segmentación del mercado audiovisual también se reconoce otro tipo de queerbaiting, según concluyen desde el Informe ODA 2022, que estudia la representación de la diversidad en la ficción española.
“Este año en la elaboración del informe nos hemos dado cuenta de que hay una gran polarización que podríamos considerar como otro tipo de queerbaiting. Las tramas LGTBI se concentran en muy pocos productos, y muchos de ellos, de pago, por lo que se usa la diversidad para segmentar al público”, dice Crimental.
¿Visibilidad o borrado?
El queerbaiting se puede interpretar como una forma de abuso sobre las representaciones e identidades de las personas LGTBI. “Hollywood utiliza estas técnicas para mejorar su nivel social y aumentar sus beneficios, pero al mismo tiempo ayuda a mantener la heteronormatividad”, explica Sánchez en su estudio.
“El cine y las series son una manera de socializar y el queerbaiting afecta de manera negativa. Al final estás interpretando esa tensión sexual o afectiva, pero nunca se llega a plasmar. Te dicen que lo tienen que ocultar al retomar la famosa frase de ‘lo que cada uno haga en su cama no le importa a nadie’. La homosexualidad se lleva en privado mientras que las relaciones heterosexuales sí que son públicas”, concluye Sánchez en conversación con Newtral.es.
Desde el Máster Universitario de Estudios LGBTIQ+ de la Universidad Complutense de Madrid, Zurian adopta una perspectiva más optimista: “Añade un plus de normalidad a las cosas, las hace más comunes y ordinarias. Sigue habiendo ejemplos de queerbaiting, pero el audiovisual sí que está comprometido, se nota producción a producción, en el avance de los derechos de representación LGTBI y de demás colectivos, como mujeres o migrantes”.
“Si miramos a la industria en su conjunto, tenemos que estar satisfechos. El avance es más lento de lo que nos gustaría, pero igual que el de la sociedad”, sentencia Zurian.
- Elena Crimental, responsable de comunicación en el Observatorio de Diversidad en los Medios Audiovisuales (ODA).
- Juan José Sánchez Soriano, investigador posdoctoral de la Universidad de Murcia.
- Francisco A. Zurian, coordinador del Máster Universitario de Estudios LGBTIQ+ de la Universidad Complutense de Madrid.
- La construcción mediática del colectivo LGTB+ en el cine blockbuster de Hollywood. El uso del pinkwashing y el queerbaiting.
- Informe ODA 2022. Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales.
- Queerbaiting and Fandom: Teasing Fans Through Homoerotic Possibilities. Joseph Brennan, 2019.