Senderos azules: qué son y qué implican para el medio ambiente

qué son senderos azules España
Senda Lo Miradores (Asturias). | Foto: Pumbastyle (Shutterstock)
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Los senderos azules en España comenzaron como un distintivo que entregaba la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac) a aquellas rutas de senderismo cercanas a sus playas con banderas azules. Ahora esta figura ha evolucionado y no solo contempla esos ejemplos. También puede haber senderos azules en el interior de España, siempre y cuando sean rutas naturales y bien conservados.

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En España hay 85 senderos azules, que dan lugar a un total de 474 kilómetros de caminos en la naturaleza repartidos en 19 provincias. Pero, aunque son un atractivo turístico y están enfocados a la conservación de la naturaleza, también pueden tener consecuencias medioambientales, como afirma Jaume Grau, portavoz de Ecologistas en Acción.

¿Qué son los senderos azules?

La figura de los senderos azules, y cómo conseguir el distintivo, ha cambiado desde que se planteó la idea en 2011. Antes eran rutas que estuvieran cercanas a las playas marcadas con bandera azul, otro de los reconocimientos de Adeac, pero ahora también pueden concederse a zonas del interior de España, no solo costeras. “Eran caminos naturales que unían playas o puertos marítimos que tenían el distintivo de la bandera azul”, explica José Palacios, presidente de Adeac. “Ahora pueden estar en cualquier punto de España en el que el municipio invierta en ello”, asegura.

Los criterios que tienen que cumplir estas rutas para conseguir el distintivo son varios. Las sendas deben estar trazadas, es decir, que sean claras y seguras, tiene que haber mantenimiento de la zona, condiciones de limpieza y seguridad dignas por lo que no puede estar mal conservado, y la señalización debe ser clara y universal. Además, el mínimo de distancia para considerar un camino como un sendero azul son los 500 metros y debe incluir un panel informativo.

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El proceso para ser considerado un sendero azul

El proceso que tiene que seguir un municipio para conseguir este distintivo para sus caminos comienza en la segunda quincena de septiembre y finaliza en diciembre cuando un jurado de especialistas congregado por la asociación decide si se concede o no, como explican desde Adeac.

La asociación establece un precio, una cuota de 450 euros el primer año, en la que incluyen el proceso de asesoramiento, la bandera y la publicidad. Si el sendero azul se renueva al año siguiente, costará 200 euros. Palacios afirma que no siempre hubo que pagar cuota, sino que se ha comenzado a pedir a los solicitantes a raíz del interés que surgió hace dos años.

Algo que comparten desde el Ayuntamiento de Sanxenxo, el municipio con más senderos azules de España, siete en total. Desde el equipo de prensa del ayuntamiento explican que “desde la pandemia, muchas personas buscaban algo que hacer en Sanxenxo que no implique playa o tantas personas concentradas, y ahí los turistas se empezaron a interesar por las rutas”.

Además, para el Ayuntamiento de Sanxenxo es una oportunidad de desestacionalizar y deslocalizar el turismo. “El interior es igual de rico que las playas, aunque estas sean nuestro principal atractivo turístico. Con este distintivo podemos diversificar la oferta y ofrecer planes alternativos a la temporada de playa, que se limita a dos meses en verano por el clima del norte de España”, explican.

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Promocionar estas rutas puede impactar en el medio ambiente

El atractivo de estos senderos azules es su presencia en la naturaleza, sus alrededores, sus vistas o su vegetación. Es por ello que la conservación del medio ambiente que los rodea cobra especial importancia. Para Jaume Grau, portavoz de Ecologistas en Acción, este distintivo tiene más que ver con una cuestión turística que de protección medioambiental, “ya que pagan por ello y firman una serie de compromisos que tienen más carácter voluntario que de obligado cumplimiento”.

Desde Adeac explican que su intención es generar un mayor respeto por la naturaleza. “Aunque exista el riesgo de que pueda estropearse por la afluencia de gente, esto debería evitarse con pedagogía y una mayor implicación de la sociedad y los municipios encargados del sendero azul”, aseguran.

El Ayuntamiento de Sanxenxo comparte que existe un compromiso por mantener las sendas cuidadas y conservadas, “no solo el camino en sí, sino también lo que lo rodea, que trasciende a la sociedad siempre y cuando se informe como es debido del lugar en el que se está”.

Pero para Grau hace falta que exista un seguimiento objetivo y externo a la asociación que vigile la conservación de los senderos azules, “ya que por el momento solo es una relación entre una asociación y ayuntamientos por la que se paga, y que no tiene otro tipo de vigilancia que la voluntad de los municipios por conservar los espacios”.

Fuentes
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