La RAE define el término charca como un “depósito algo considerable de agua detenida en un terreno”. Pero lo que no recoge (aún) la academia de la lengua es la resignificación que se le ha dado a la palabra en internet.
- La charca es, ahora, un modo de vida; el hábitat de los sapos o ranas metafóricas que encuentran placer en el lodazal de lo mediocre. Es ya un calificativo que ha trascendido, además, al plano político.
- El debate sobre el clasismo detrás del término resurgió estos días con la entrevista a la cantante Natalia Lacunza en La pija y la quinqui, donde reflexionaban sobre el “legítimo derecho de que te gusten las cosas que le gustan a todo el mundo”.
Qué es ser charca. Como suele pasar con el lenguaje que se origina en pequeñas comunidades o en foros, al no haber un significado estandarizado, una misma palabra se suele utilizar de diferentes formas hasta que sus acepciones se unifican de alguna manera en el uso más común.
- La escritora Gema del Castillo lo define como un concepto para referirse a “esas personas básicas, sin personalidad y sin remordimiento por ello, que llevan a cabo comportamientos demasiado típicos, sin cuestionarse siquiera por qué lo hacen”.
- Se usa para señalar a quien disfruta proactivamente de la cultura de masas sin cuestionar sus dinámicas. Un ejemplo recurrente en internet es el de la gente que decide ir a cenar a cadenas de restaurantes masificadas por gusto, no de forma irónica.
- Uno de los orígenes que se le atribuye es la referencia a la ciénaga de las películas de Shrek y las duchas de barro que se daba el ogro.
La charca ideológica. El concepto ha ido evolucionando y se ha extrapolado también al debate político en redes. Lo que se hace, en este caso, es aplicar esos preceptos (la masa acrítica, la falta de iniciativa propia, etc.) a los votantes acérrimos que siguen a un partido sin cuestionar su gestión, sus propuestas o sus declaraciones.
- En los últimos días, a raíz de las investigaciones de la UCO sobre los supuestos casos de corrupción en el PSOE, esta narrativa se ha reactivado para criticar el argumento de los votantes que priorizan sostener al Gobierno por miedo a la alternativa de PP y Vox.
Pero el término se ha transversalizado para referirse también a otras formaciones políticas que captarían “al español de charca” o que, directamente, “son agua de charca”. De hecho, el concepto se ha generalizado de tal forma que se ha establecido una especie de paradoja argumental:
- Al categorizar así a la mayoría de los partidos o ideologías que impregnan el debate político, una de las ideas que trasciende es que todos forman parte “de la misma charca, pero vista desde distintas orillas” (lo afirma así, por ejemplo, este usuario de TikTok que interconecta lo “woke” y lo “facha” en una misma poza de agua).