2020 ha demostrado desde el principio que no es un año convencional. Y al ritmo que evoluciona, no hay tradición que se resista; mucho menos una Convención Nacional Republicana pensada para concentrar a miles de personas. La situación de la pandemia en Estados Unidos ha obligado a cambiar varias veces los planes en torno a esta gran fiesta en la que se iba a lanzar la nominación sin competencia de Donald Trump y Mike Pence.
“No es el momento adecuado para tener una gran convención”, admitió por fin Trump a finales de julio, casi a un mes de la fecha final de la convención, que se celebrará los días 24, 25, 26 y 27 de agosto. Esta frase representa todo un giro en su discurso después de haberse empeñado desde mayo en convocar un gran encuentro y poder mantener la foto habitual de multitudes apiñadas en un recinto, cubiertas por confeti y globos. Ahora, Trump reivindica el uso de mascarillas, aunque por el momento poco se sabe de un evento que tendrá un importante peso virtual.
Lo más importante
También los demócratas han tenido que revertir algunas decisiones y planes con respecto a su convención, celebrada una semana antes. En el caso de la cita republicana, los detalles se han aireado públicamente y las idas y venidas han sido más evidentes sobre cuestiones centrales, como la ciudad que acogerá los actos centrales, que será finalmente Charlotte (North Carolina).
La última duda es desde dónde va a pronunciar Trump su discurso de aceptación de la nominación en remoto. En las últimas semanas ha lanzado distintas opciones, sobre las que pesa la sombra de la duda de la Ley Hatch, que impide que propiedades del Gobierno se usen con fines electorales. Y finalmente, confirmó que pronunciará un discurso en vivo desde la Casa Blanca, tras desdeñar la localidad de Gettysburg (Pensilvania), escenario de la sangrienta batalla ocurrida en 1863 en plena Guerra Civil y donde Abraham Lincoln pronunció un recordado discurso.
Trump ya había movido el discurso de la sede original y definitiva en Charlotte (North Carolina) a Jacksonville (Florida), opción descartada por la situación sanitaria.
¿Cuál es el contexto?
La celebración del gran evento republicano estaba prevista en el Spectrum Center en Charlotte, pero el gobernador del estado, Roy Cooper, se negó en junio ante la expansión del coronavirus y al riesgo potencial de convocar a multitudes, como esperaba la campaña de Trump. El presidente quería que el espacio estuviera lleno y que la gente no usara mascarillas, sino que se mantuviera a 2 metros de distancia.
Tras tantear a las autoridades de varias ciudades, el Comité Nacional Republicano acabó confirmando que los eventos y discursos se trasladarían a Jacksonville (Florida), un territorio afín al trumpismo, pero la expansión del coronavirus se descontroló en ese estado y hubo que volver al planteamiento inicial en Charlotte; eso sí, con una reducción importante del aforo que reduce a 336 los delegados.
- De acuerdo con la radio pública NPR, la logística de las partes presenciales del evento extremará medidas y obligará esta vez a usar mascarilla e incluso recurrirá a la tecnología. Un consultor de sanidad de la convención dijo a ese medio que se distribuirán insignias con tecnología Bluetooth para favorecer los rastreos de contactos.
- El partido ha publicado en la página de la convención algunas medidas sanitarias como el uso de mascarillas, las pruebas previas a la llegada a Charlotte de los participantes y seguimiento diario de síntomas y controles de temperatura.
¿Qué hay que tener en cuenta?
A estas alturas, lo que se sabe de la cita es lo siguiente (vía Axios):
- Los grandes oradores y los eventos especiales tendrán lugar entre las 20:30 y las 23:00 horas en un lugar aún no revelado.
- Los perfiles de más alto perfil se reservarán a la franja de entre las 22:00 y las 23:00 horas.
- Se espera que la programación mezcle discursos presenciales y virtuales, intervenciones en directo y otras grabadas. El de Trump se emitirá en vivo.
- A fecha del 21 de agosto, todavía no había publicado en la web su lista de oradores.
Para la cobertura del evento, la organización de la convención advierte de que se seleccionará un grupo limitado de reporteros para cubrir la nominación formal; los demás tendrán que seguirlo por streaming. A principios de agosto se llegó a barajar la posibilidad de que los periodistas no pudieran cubrir presencialmente el discurso de aceptación de la nominación.
#Fact
El 21 de julio de 2016, Trump concentró frente a sus televisores a 32,2 millones de personas para seguir su discurso, de acuerdo con la medición de Nielsen de la audiencia de las principales cadenas de televisión. En 2012, el dato de audiencia del discurso pronunciado por el candidato John McCain alcanzó, siempre según Nielsen, 30,3 millones de espectadores.
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