A mediados de julio, a 110 días de las elecciones, Donald Trump decidió relevar a su jefe de campaña. A través de Facebook —Twitter se había caído pero más tarde también lo anunció a través de esta red social—, el presidente de Estados Unidos comunicaba que el estratega Bill Stepien asumiría la jefatura de su campaña en lugar de Brad Parscale, quien quedaba al frente de la estrategia digital y de gestión de datos.
Así, Parscale —responsable de la estrategia de reelección desde hace dos años e impulsor de los hashtags #MakeAmericaGreatAgain y #MAGA en 2016— no sale de la campaña sino que se queda relegado como asesor principal, mientras que Stepien quedará a la cabeza, siempre bajo el liderazgo del yerno y mano derecha de Trump, Jared Kushner.
Lo más importante
Esta reestructuración se enmarca en un momento difícil para la campaña de reelección. La intención de voto para Trump lleva semanas por debajo del candidato demócrata, Joe Biden, y la gestión de la pandemia y el nivel de impopularidad de sus políticas tampoco ayudan.
Estas son las cifras que miden las perspectivas de Trump de repetir en la Casa Blanca según los promedios del sitio Real Clear Politics.
- A 1 de agosto, la ventaja de Biden sobre Trump es de 7,4 puntos porcentuales.
- A 4 de agosto, el promedio de desaprobación de las políticas del presidente habían crecido en 10,8 puntos porcentuales.
- Según el promedio de encuestas sobre la respuesta de Trump a la crisis sanitaria, económica y social del coronavirus en el sitio FiveThirtyEight, un tercio de los estadounidenses (58%) expresan su desaprobación.
¿Cuál es el contexto?
Pero hay un punto más que explica la salida de Parscale: el batacazo del mitin de Tulsa (Oklahoma) de finales de junio necesitaba que rodara alguna cabeza. Recordemos que la campaña se había jactado de que más de un millón de personas se habían inscrito para un pabellón de 19.000 personas, pero la foto final dejó un importante número de asientos vacíos. En el registro online, la campaña incluía una cláusula en la que los asistentes se comprometían a no denunciar a Trump si se contagiaban de coronavirus.

Usuarios de la red social TikTok (que Trump quiere expulsar de su país) y fans del K-pop surcoreano se atribuyeron el boicot tras haber inflado las expectativas de asistencia a este evento, que fue el primero de Trump en meses.
- Un alto funcionario de la Administración dijo a The Washington Post desde el anonimato que Parscale “sabe que se equivocó”.
- El artículo desgrana las tensiones internas hacia el exjefe de campaña y por otro lado destaca cómo muchos le siguen viendo como el responsable de haber conseguido en la campaña más de un millón de voluntarios, casi 300 millones de dólares en efectivo y una extensa cantidad de datos sobre los votantes.
¿Qué hay que tener en cuenta?
El nuevo dirigente de la campaña de Trump ha elogiado públicamente a su predecesor y ha perfilado su postura. Si Parscale era el “brujo digital”, Stepien es es el hombre de los datos, y mucho más discreto.

Dice que “las mismas encuestas de medios que hicieron que el mundo se convenciera de que Hillary Clinton sería elegida en 2016 están intentando nuevamente el mismo truco en 2020 y no funcionará”.
- Aboga por “exponer a Joe Biden como una herramienta desafortunada de la extrema izquierda” y por acumular minutos de atención pública frente al rival demócrata.
- Stepien llegó a la campaña de Trump en 2016 pero ya había trabajado con líderes republicanos de la talla de George W. Bush, Dick Cheney, John McCain o Rudy Giuliani.
- Pero su gran sombra llegó en 2014 con el llamado ‘Bridgegate’, cuando trabajaba para el gobernador de New Jersey Chris Christie y se le vincula con una treta que buscó colapsar el tráfico en el puente George Washington para castigar a un alcalde que no apoyó a Christie.
La tasa de rotación en la Administración Trump es elevada, sobre todo entre sus asesores de alto nivel, si bien estamos hablando de cambios en su campaña de reelección. El Instituto Brookings de Washington la actualiza al detalle y en este momento de su legislatura, lo que denomina como el “Equipo A” (miembros de la oficina ejecutiva y no secretarios del gabinete) la tasa es del 88% y supera a los demás presidentes.
#Fact
Eso de cambiar de jefe de campaña no es nuevo para Trump. Ya en 2016 cambió en junio a Corey Lewandowski por su hostil relación con la prensa. Su sucesor, el consultor hoy condenado y uno de los líderes de la campaña de Trump procesados por la trama rusa, Paul Manafort estuvo hasta agosto de 2016 y fue la estratega Kellyanne Conway quien llegó con Trump hasta la Casa Blanca, donde sigue como consejera presidencial.
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