A la espera de un CIS del terremoto político

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Primero Murcia, luego la Comunidad de Madrid y, finalmente, Castilla y León. La pieza de dominó que cayó a orillas del Mar Menor impactando sobre varios pactos del centroderecha ha llegado casi hasta el Cantábrico. Lo que parecía una moción de censura más que salvada para echar a Fernando López Miras del Gobierno murciano ha acabado por convertirse en un fracaso para Ciudadanos con diputados tránsfugas, dimisiones y una crisis en la Ejecutiva Nacional que puede acabar por hundir a la formación naranja, todavía más que durante el mandato de Albert Rivera. 

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Sin embargo, lo que se ha definido como un terremoto político no acaba en el tablero de la Región de Murcia. Este lunes, el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, anunció su candidatura por la formación morada a las elecciones de la Comunidad de Madrid, anticipadas por la presidenta Isabel Díaz Ayuso para evitar una posible réplica de la moción en Murcia en su propia asamblea. 

Uno y otro partido se han dejado mucho por el camino en las encuestas electorales durante las últimas legislaturas. Han pasado de superar los 50 escaños en diferentes legislaturas a surfear en la horquilla del 10% de la estimación de voto que les da el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) desde hace un año. Queda por saber cómo les afectarán las últimas decisiones de los partidos y cómo reflejará el CIS las jugadas de los dos partidos que llegaron para hacer la nueva política.

Cronología del descalabro de Ciudadanos

Mientras se celebraba la moción de censura en Murcia planteada por Ciudadanos y PSOE contra el Gobierno de López Miras después de que tres tránsfugas del partido se retractaran en su voto, la sangría de bajas en el partido naranja no se detenía. Pablo Cambronero se convirtió en el primer representante del grupo parlamentario naranja que abandonaba a Inés Arrimadas y anunciaba el martes que se marchaba al grupo mixto del Congreso. Por último, el jueves la diputada Marta Martín decidió abandonar el partido y renunciar a su acta de diputada. El partido todavía no había recibido su mayor estocada, aunque ya estuviera más que anunciada: perder la moción de censura en Murcia.

Todo esto ocurría solo días después de una reunión de la cúpula del partido. La presidenta del partido, Inés Arrimadas, quiso salir al paso del creciente malestar interno planteando una ampliación del comité permanente, el núcleo duro del partido, de siete a quince miembros con la incorporación, entre otros, del vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín; la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, y el ya excoordinador de Cs en la Comunidad Valenciana Toni Cantó, quien no aceptó y salió a mitad de la reunión para anunciar que renunciaba al acta de diputado en Les Corts. 

La primera gran batalla que tendrá que librar la formación naranja para luchar por su supervivencia será en los comicios de la Comunidad de Madrid. Sin embargo, todo apunta a un descalabro cuando todavía no han confirmado que Ignacio Aguado vaya a ser el candidato del partido a presidir la región. Mientras tanto, las voces en el partido se dividen entre las críticas a la gestión de Arrimadas y los que apuntan a una operación interna para acabar con la formación con el PP manejando los hilos. Por ahora, la gran pregunta es si lograrán el 5% de votos necesarios para obtener representación en la Asamblea de Madrid.  

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La sucesora de Pablo Iglesias y ¿salvadora de Unidas Podemos? 

El sorpresivo anuncio de Pablo Iglesias como candidato a las elecciones en la Comunidad de Madrid llegó acompañado de otras dos decisiones. En primer lugar, Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, le sustituirá al frente de la vicepresidencia. Por otro lado, y siempre bajo el aval de los inscritos, llegó un anuncio que muchos llevaban rumiando tiempo: que Díaz le sustituiría al frente del partido. 

La gallega figura como una de las ministras mejor valoradas según el CIS. Díaz obtuvo en el barómetro de enero del CIS un 4,6, el más alto tras las socialistas Margarita Robles (5,1) y Nadia Calviño (5,0). 

En el de marzo, que preguntó por los líderes de los partidos, Iglesias obtiene su peor nota del último año, al bajar por vez primera de los 3 puntos y caer hasta una nota de 2,9. Iglesias, que ya bajaba en el anterior barómetro, solo tiene por debajo al líder de la extrema derecha, Santiago Abascal, que se queda en el 2,6. Sin embargo, en esta encuesta, el CIS no recoge su última decisión, la de abandonar el Gobierno para ser el candidato de Unidas Podemos para la presidencia de la Comunidad de Madrid. 

La abogada laboralista, siempre del lado de los sindicatos, transformada en una voz conciliadora con los empresarios ha logrado en menos de un año de mandato varios acuerdos. Del incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 950 euros a la regulación del teletrabajo, todo lo ha conseguido buscando consensos amplios y rápidos entre sindicatos y patronal. Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, respeta su seriedad y su forma de trabajar y su buena sintonía, cuentan personas próximas a la patronal, ha ocasionado algunas disputas internas que en ocasiones la lleva a pasar noches enteras matizando con su equipo con los que busca por todos los medios llegar a acuerdos.

La decisión de Iglesias de echarse a un lado -a su manera- puede ser el impulso en las encuestas para un partido que aunque parecía haber tocado su suelo de votantes, ha cumplido la expectativa que muchas voces dentro y fuera del partido pedían a gritos con plantar a Díaz como sucesora del todavía vicepresidente del Gobierno. 

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