El Brexit es un divorcio que suma más de cuatro años, dos prórrogas y dos cambios de primer ministro, y está plagado de incertidumbres y altibajos que no permiten adivinar qué pasará el 31 de diciembre de 2020, cuando culmina el periodo transitorio después de que Reino Unido abandonara formalmente la UE el 31 de enero. El último giro de los acontecimientos está lejos de aclarar el horizonte y eleva el tono en las relaciones de Londres con Bruselas.
- Se enmarca en la octava ronda de negociaciones entre la Unión Europea (UE) y el Reino Unido, que arrancó el martes 8 de septiembre para buscar un acuerdo comercial y de seguridad que rija las relaciones bilaterales en el futuro.
- El primer ministro británico, Boris Johnson, dio un ultimátum el lunes para que Londres y Bruselas logren un pacto antes del 15 de octubre; si no, la desconexión será dura y sin documentos que la engrasen. Para Johnson, sería válido salir con un “acuerdo comercial de estilo australiano”. Este viernes, Reino Unido selló su primer acuerdo comercial pos Brexit con Japón.
Lo más importante
Pero la estrategia de Johnson no se queda ahí: el Gobierno británico presentó este miércoles en la Cámara de los Comunes su proyecto de ley del Mercado Interior del Reino Unido. Un polémico texto que altera algunos compromisos ya adquiridos en el Acuerdo de Retirada de la UE firmado en octubre de 2019.
- El premier lo presentó como “una red de seguridad necesaria” para blindarse de “interpretaciones extremas o irracionales” alrededor del protocolo de Irlanda del Norte.
- Si la norma se acepta en una cámara eminentemente conservadora, Londres podrá “modificar o dejar de aplicar” algunas reglas pactadas con la UE y tomar decisiones unilaterales sobre aranceles en mercancías exportadas a Irlanda del Norte, la notificación de subvenciones y declaraciones de exportación de empresas norirlandesas a Gran Bretaña.
- El ministro de Irlanda del Norte, Brandon Lewis, reconoció el martes en la Cámara de los Comunes: “Sí, esto viola el derecho internacional de una manera muy específica y limitada”. Ya se ha producido una primera salida, la del responsable del Gobierno británico, Jonathan Jones; la sexta de un alto funcionario este año por diferencias con Johnson.
¿Cuál es el contexto?
La regulación del funcionamiento económico y de seguridad de las fronteras de bienes y personas entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte fueron un escollo durante todas a lo largo de las negociaciones para la salida de la UE desde el principio.
- Lo que acordó el propio Johnson con la UE en octubre estipulaba que Irlanda del Norte permanecería en el club europeo en enero de 2021, cuando culminara la transición, para no instaurar fronteras duras ni infraestructura aduanera interior.
- Las anteriores rondas de negociación —interrumpidas en parte por el coronavirus— se estancaron por diferencias sobre la pesca, las ayudas estatales y las demandas de la UE de igualdad de condiciones en ayudas estatales, derechos laborales y medioambientales.
Ahora, Londres vuelve a recuperar un asunto que se daba por superado, el backstop o salvaguarda irlandesa, el mecanismo de seguridad impuesto desde el Acuerdo de Paz de Viernes Santo tras el conflicto irlandés que evitaba una frontera física entre el Ulster (Irlanda del Norte) y la República de Irlanda, que sigue siendo parte del territorio de la UE. El desafío con el Brexit era no alterar lo acordado en el marco del proceso de paz norirlandés.
¿Qué hay que tener en cuenta?
La interpretación de la justicia de Boris Johnson es particular; recordemos que a finales de agosto de 2019 cerró por sorpresa la actividad parlamentaria en Westminster para intentar frenar iniciativas en contra de sus planes de salir de la UE sin acuerdo. En concreto, esta jugada ha despertado las siguientes reacciones:
- Y ya tenemos un choque de trenes a un nivel de hostilidad inédito. El vicepresidente de la Comisión Europea para las Relaciones Interinstitucionales, Maros Sefcovic, exigió el jueves al Reino Unido que retire esta ley antes de fin de septiembre y amenazó con «mecanismos y soluciones legales». Por su parte, Londres dijo que no tiene ninguna intención de retroceder.
- En casa: Este último giro del primer ministro británico ha provocado una crisis entre los ‘tories’ —su antecesora, Theresa May, le acusó de poner en jaque el nombre del Reino Unido—. Los laboristas presentarán enmiendas y los Gobiernos de Escocia y Gales recomendarán a sus Parlamentos que voten en contra.
#Fact
La libra esterlina se desplomó el lunes 7, a raíz del ultimátum del primer ministro británico ante la posibilidad de un Brexit sin acuerdo, e inició una caída que mantiene el cambio hasta dos días después por debajo 1,30 dólares. A 11 de septiembre, el cambio ronda ya 1,27 dólares.