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Prohibir el tabaco mentolado en EEUU, una cuestión racial

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Cigarrillos mentolados en Estados Unidos. (Shutterstock)
Tiempo de lectura: 8 min

Estados Unidos está más cerca que nunca de prohibir el tabaco mentolado tras años de baches y retrasos. La decisión regulatoria supondría saldar una deuda racial por la clara desproporción que existe entre quienes más consumen los cigarrillos mentolados en EEUU: los negros.

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El tabaco mentolado fue de facto prohibido en la Unión Europea en 2020. Canadá hizo lo propio años antes, en 2017. De seguir su estela, Estados Unidos podría evitar cientos de miles de muertes prematuras entre la parte de su población enganchada a los cigarrillos mentolados, especialmente los afroamericanos.

La prohibición supondría un paso importante en la regulación de la industria en Estados Unidos, donde los cigarrillos mentolados representan un tercio del mercado. Solo Filipinas y Camerún tienen ratios de consumo mayores que los del país norteamericano. De hecho:

  • Más del 43% de los fumadores estadounidenses consumen tabaco mentolado, pero las diferencias raciales son abismales.
  • El 81% de los fumadores negros consumían cigarrillos mentolados en 2020. El porcentaje bajaba al 51% entre hispanos y al 30% entre blancos.

La prevalencia del tabaco mentolado se ha convertido en una cuestión de debate candente entre grupos de derechos civiles, expertos de salud pública y tabacaleras. Aunque la comunidad afroamericana está lejos de mantener un frente unido contra el tabaco mentolado.

Para entender por qué se ha llegado a este punto, es importante echar un vistazo a la historia del tabaco en Estados Unidos. Y también, a la preponderancia de esos cigarrillos entre la comunidad negra y la fortaleza del lobby tabacalero en un país en el que las deudas raciales se encuentran en multitud de ámbitos.

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Una historia repleta de incógnitas

La historia del tabaco mentolado en Estados Unidos se remonta a los años 20. Por entonces, a un dependiente en un restaurante en Ohio conocido como Spud se le ocurrió añadir un sabor a menta en los cigarrillos para lograr un sabor más fresco. El producto final era más accesible para los nuevos fumadores, que evitaban así la aspereza de los cigarrillos normales.

  • Tras lanzar su propia marca, el cigarrillo mentolado Spud tardó menos de una década en alcanzar el top5 de marcas más vendidas del país.
  • Entre los 50 y 70, otras compañías se sumaron a al moda del tabaco mentolado. Se introdujeron los filtros y la publicidad empezó a resaltar las propiedades «más frescas» del tipo de cigarrillos.
  • Con sus campañas, las tabacaleras vendían la idea de un tabaco más saludable. En realidad, los mentolados tenían las mismas propiedades perjudiciales para la salud que el resto de cigarrillos del mercado.

El origen de la popularidad del tabaco mentolado entre afroamericanos está más en duda. Los investigadores lo atañen a cómo fue promocionado entre las clases bajas a mediados del siglo XX.

  • En los 50, las tabacaleras descubrieron que los negros tenían una ligera preferencia por esos cigarrillos, así que empezaron a publicitarlo a ellos para este target de forma más directa.
  • En los 60, el jugador de béisbol Elston Howard, el primer afroamericano en fichar por los New York Yankees, se convirtió en uno de los primeros famosos en promocionar tabaco mentolado. Le siguieron otros deportistas y músicos.
  • En los 70, las marcas de cigarrillos mentolados se valieron de cantantes como James Brown y de festivales de jazz para seguir publicitando el producto.
  • Llegados los 80, el tabaco mentolado ya era uno de los cigarrillos estrella entre los negros y en los 2000 su popularidad se consolidó en lo más alto.

El tabaco mentolado, más adictivo

Conforme se extendió la popularidad del tabaco mentolado, también lo hizo el interés de científicos e investigadores, que lideraron estudios para analizarlo.

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  • En 2010, un metaestudio de la Ohio State University concluyó que el sabor de los cigarrillos mentolados hacía más difícil que los fumadores lo dejaran. También tenían ratios mayores de retomar el consumo tras haberlo abandonado.
  • En 2013, un análisis de la Administración de Alimentos y Medicamentos determinó que el tabaco mentolado aumenta la probabilidad de que los nuevos fumadores conviertan el consumo en un hábito. Especialmente, entre los más jóvenes. La FDA también vio que la dependencia era más severa entre los fumadores de cigarrillos mentolados. No solo eran más dados a fumar en los primeros cinco minutos después de levantarse, sino que encima tenían más dificultades que los fumadores de otros cigarrillos para dejarlo por completo.
  • Y en 2022, un estudio de la Universidad de San Diego publicado en JAMA concluyó que adolescentes que empezaron a fumar tabaco mentolado entre los 12 y 14 años eran más dados a convertirse en fumadores frecuentes (un 38% más que aquellos que empezaban con otro tipo de cigarrillos) y en dependientes de la nicotina (un 8% más).

Una letalidad difícil de obviar

Los estudios acerca de las consecuencias dañinas para la salud pública son incluso más pesimistas. Algunos de ellos han impulsado las presiones para acabar con el tabaco mentolado de una vez por todas:

  • En 2019, dos investigadores de la Universidad de Michigan emplearon un modelo de simulación con datos sanitarios para calcular el daño que el tabaco mentolado ha provocado entre los negros.
  • Concluyeron que esos cigarrillos eran responsables de que 1,5 millones de ellos empezaran a fumar y que 157.000 murieran de forma prematura.
  • Esas muertes prematuras se asocian muchas veces con enfisemas y cánceres pulmonares. En el último caso, los ratios afectan de forma desproporcionada a los afroamericanos, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.

La posible prohibición del tabaco mentolado mejoraría esas cifras:

  • Según un estudio de la Universidad de Waterloo en Canadá, 1.3 millones de estadounidenses dejarían de fumar entre los cuatro y 23 primeros meses desde que se implantara la prohibición. Eso incluiría a más de 380.000 negros.
  • Y según el modelo de la Universidad de Michigan, los investigadores estimaron que se produciría un 15% en la reducción del consumo de tabaco mentolado. Eso, a su vez, prevendría 650.000 muertes prematuras de aquí a 2060, incluyendo las de 250.000 negros.
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Una guerra con intereses

Pero la comunidad afroamericana está lejos de encontrar consenso a la hora de pedir una prohibición estricta del tabaco mentolado.

  • El presidente de la Cámara de Comercio Negra Nacional objetó la prohibición por estar dirigida injustamente contra los afroamericanos.
  • Los líderes de dos organizaciones de policías afroamericanos publicaron tribunas argumentando que la prohibición solo bautizaría el nacimiento de un mercado negro.
  • Y el influyente reverendo Al Sharpton escribió a la Casa Blanca para mostrar su preocupación sobre los riesgos de aprobar una prohibición. Sharpton cree que el tráfico de cigarrillos mentolados podría aumentar la criminalidad, los arrestos y los enfrentamientos con la policía entre la comunidad negra.
  • El grupo de derechos civiles American Civil Liberties Union (ACLU) y miembros del Comité Congresual Negro federal comparten la opinión de Sharpton. La prohibición podría dar más razones a la policía para poner el blanco en los negros de forma injusta y pondría en más peligro sus vidas.

Algunas de esas objeciones han sido criticadas con motivo de la influencia de las tabacaleras en grupos activistas y políticos negros. En el caso de Sharpton, la tabacalera Reynolds que fabrica los cigarrillos mentolados Newport ha invertido dinero en su organización de derechos civiles National Active Network desde hace más de dos décadas.

¿Y ahora qué pasa con el tabaco mentolado?

Desde el año 2009, la administración estadounidense ha tenido al alcance de la mano prohibir el tabaco mentolado. Pero sea por disputas internas, presiones externas o dificultades regulatorias, la iniciativa no se ha acelerado hasta ahora, con Joe Biden en la presidencia.

  • Algunos estados como California y Massachusetts ya han prohibido los cigarillos mentolados, pero la posible implantación de un veto a escala federal podría llevar varios años.
  • El proceso está en su última fase regulatoria, pero las tabacaleras prometen llevar a la administración a juicio. La batalla legal podría extenderlo todo hasta 2026.
  • Y aunque se prohibieran, la regulación seguiría dejando fuera de la ecuación a los cigarrillos electrónicos. En los años venideros, las tabacaleras podrían alargar el combate judicial, anotándose beneficios mientras apuestan recursos en la innovación y el márketing de la industria del tabaco sin combustión.
Fuentes