El 80% de los presos en España no vuelven a delinquir al salir de prisión

presos vuelven a delinquir
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En España, dos de cada diez excarcelados vuelven a prisión tras haber cumplido condena. Es lo que concluye el Ministerio de Interior en un informe que publicó el 30 de septiembre en el que analiza el proceso de reinserción de los presos que salieron de la cárcel en 2009. Lo más habitual es que vuelvan a delinquir por la falta de acompañamiento tras su puesta en libertad. 

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Te explicamos qué tipo de delitos se repiten más en estos casos y cómo es el proceso de reinserción social de estos presos.

Los delitos de robo y hurto son los que más repiten entre los reincidentes

El documento de Interior sitúa la tasa de reincidencia penitenciaria en el 19,98%. Se trata del “índice de reingreso en prisión” de las personas que salen de la cárcel después de haber cumplido su pena, como señala el propio estudio, elaborado tras analizar durante diez años el comportamiento de 19.909 personas excarceladas en 2009. 

La mayor parte de los reincidentes vuelven a delinquir muy pronto, entre el mismo año en el que salen de prisión y el tercero (el 53,01%), según el informe. En el 65,84% de los casos, cometen un solo delito, mientras que el 34,16% de los excarcelados que vuelven a prisión lo hacen por reincidir “de manera múltiple”. Por perfiles, el 94,97% de los reincidentes durante ese período fueron hombres y el 88,61%, españoles.

Por tipos de delitos, los que más se repiten entre los reincidentes son los robos y los hurtos (vuelven a prisión el 76,29% de los que ya habían estado por esa causa), los que atentan contra la salud pública (el 42,49%) y los cometidos en el ámbito de la violencia machista (41,6%).

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Las causas de la reincidencia: la falta de autonomía del preso al salir en libertad o la lentitud de las administraciones para atender a sus necesidades

Para Jordi Enjuanes, investigador de la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés, esta tasa de reincidencia denota un fallo estructural “preocupante”: “Estamos encerrando en prisión a mucha gente que no debería estar ahí dentro [porque podrían haberla evitado con otro tipo de medidas como la mediación, por ejemplo]; el sistema penitenciario está asumiendo muchos perfiles cuyo espacio no es el de la privación de libertad”. Aunque el investigador también atribuye esta tasa de reincidencia al “buen trabajo de los servicios penitenciarios” a la hora de gestionar la estancia de los presos en las cárceles.

En ese sentido, Enjuanes cree que habría que apostar por la “implementación de la justicia restaurativa” de una forma efectiva como método para resolver conflictos entre las víctimas y los infractores de un delito. Esta metodología se centra más en “reparar el daño causado a la víctima” a través de instrumentos como la mediación de una tercera persona ajena al conflicto, como especifican en el portal web del Departamento de Justicia de Euskadi.

En cuanto a las causas de la reincidencia, lo habitual es que, si los exconvictos vuelven a cometer un delito, lo hagan durante los dos o tres primeros años tras su salida de la cárcel, como señala el informe de Interior. Eso se debe a un efecto que crea la propia estancia en prisión: “[Al salir de la cárcel] el interno pasa de estar en un espacio de control cerrado a otro donde tiene que decidir por sí mismo. Si no se gestiona bien, crece la necesidad de estar  controlado [por otros], como ocurre dentro de prisión”, favoreciendo así la falta de autonomía de los exconvictos, según Enjuanes.

A eso se le añade “la frustración y la sensación de soledad al salir o la lentitud de las administraciones a la hora de atender a sus necesidades, que hacen que [el reincidente] vuelva a hacer lo que sabe hacer, que es delinquir”, añade el investigador.

La reeducación y la reinserción son claves para evitar que los presos vuelvan a delinquir

Ese “control absoluto sobre la forma en que se desarrolla la vida de los internos” puede condicionar la futura integración social del interno, por eso es clave un buen tratamiento penitenciario, entendido como “el conjunto de actividades y programas que fomentan el cambio en la conducta del interno” con el objetivo de que se pueda adaptar a la sociedad de nuevo, como explican desde Gabilex, la revista del gabinete jurídico del Gobierno de Castilla-La Mancha.

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Por eso, para evitar la reincidencia, Instituciones Penitenciarias plantea una serie de trabajos con los presos con el fin de “aprovechar la estancia del individuo en prisión para atacar las causas que le hicieron cometer el delito y erradicarlas” y preparar a esa persona para una vida futura “integrada en la sociedad, sin recaer en el delito”, como explican en la revista Gabilex.

Dentro de cualquier proceso de este tipo hay tres grandes pasos, cuya finalidad es la reeducación y la reinserción del preso, como explica Enjuanes:

  • La primera tarea que se le encomienda al preso es la de aceptar que ha cometido el delito: “No siempre es tan fácil porque, a veces, no quieren reconocer el hecho delictivo o marcan distancias con la sentencia y, si no reconocen lo que han hecho, no podemos empezar a trabajar las causas”.
  • El segundo paso combina el tratamiento penitenciario, en el que se trabajan con el preso aspectos como el autocontrol, la empatía hacia la víctima o la escala de valores, y la inclusión social, la parte en la que se fomenta la reintegración del preso en la sociedad a través de diversas áreas (el trabajo, los estudios, la salud, el empoderamiento o la vivienda, por ejemplo).
  • Por último, es importante seguir trabajando durante los períodos de permisos, el tercer grado o las tareas en beneficio de la comunidad. “Hay que dejar a las personas encerradas el mínimo tiempo posible. La función de la prisión es prevenir los siguientes delitos, pero lo fundamental es invertir más recursos y tiempo en acompañar al preso cuando está fuera”, concluye Enjuanes.
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