Por qué algunos consideran que Pere Aragonès es el 132º president y otros, el 11º

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Foto: Efe
Tiempo de lectura: 14 min

Desde que Pere Aragonès fue investido presidente de la Generalitat de Cataluña hace unos días, se ha reabierto la discusión sobre si es la 132º o la undécima persona en ocupar el cargo de president. Algunos medios de comunicación, como TV3, La Vanguardia, el diario Ara o VilaWeb, presentaron a Aragonès como el 132º presidente de la Generalitat, mientras que artículos publicados en el ABC o Voz Pópuli lo ponían en duda. Tampoco coinciden las versiones de la Wikipedia: en la edición en catalán figura la lista de los 132 presidentes, que se remonta a 1359, mientras que en la edición en castellano el recuento empieza en 1931 con Francesc Macià y suma 11.

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[Llegeix aquest article en català]

Tuvo especial repercusión un tuit de RTVE Notícies en el que se afirmaba que Aragonès había sido “investido como 132º presidente de la Generalitat”. De hecho, la noticia escrita en la web cambió el titular horas después de haberse publicado: originariamente hablaba del 132º presidente, una referencia que se ha suprimido en la versión actual. Este titular de RTVE originó una pregunta parlamentaria en la Comisión Mixta de Control de RTVE del diputado de Ciudadanos en el Congreso Guillermo Díaz.

Otros cargos del partido, como el portavoz de Cs en el Parlament Nacho Martín Blanco o el eurodiputado Jordi Cañas, también criticaron que se hablara de Aragonès como el 132º president.

¿De dónde surge la discrepancia? 

Quienes sostienen que Aragonès es el 132º president se remontan al siglo XIV, en el contexto de la Corona de Aragón, y sitúan los orígenes de la actual Generalitat en la llamada Diputació del General de Cataluña, una institución medieval delegada de los tres estamentos convocados a las Cortes que inicialmente se encargaba de recaudar impuestos para pagar donativos al rey. Estaba formada por tres diputados y tres oidores (quienes se encargaban de verificar las cuentas). 

El diputado del brazo eclesiástico, que tenía preeminencia, es el que se computa actualmente como presidente. La lista de los 132 que coge de referencia el Gobierno catalán procede de la obra que publicó en 2003 Josep Maria Solé i Sabaté, con el título Història de la Generalitat de Catalunya i dels seus presidents

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Por otro lado, quienes hablan de Aragonès como el undécimo president empiezan el recuento en 1931, durante la Segunda República, con la elección de Francesc Macià como presidente después de las elecciones municipales y la reinstauración de las instituciones de autogobierno en Cataluña.

Presidentes de la Generalitat: Remontarse a 1359

La doctora en Historia Maria Teresa Ferrer cuenta en Història de la Generalitat de Catalunya i dels seus presidents que el núcleo original de la Diputació del General fue la comisión económica elegida en la Cort de Cervera de 1359. La Diputació nació como organismo con poderes temporales, se consolidó como institución permanente a finales del siglo XIV y en 1413 recibió la organización definitiva que la emancipó de los estamentos de Cortes.

La Diputació estaba formada por un diputado y un oidor por cada uno de los tres estamentos en los que se organizaba la comunidad política del Principado de Cataluña y que el rey convocaba a Cortes Catalanas: eclesiástico, militar o noble y real (de las ciudades y villas que pertenecían al rey)

Vicent Baydal, profesor de Historia del Derecho de la Universitat Jaume I de Castellón, explica que era una institución que en un principio “gestionaba los impuestos aprobados en las Cortes catalanas para pagar al rey y luego adquirió funciones políticas, jurídicas e incluso judiciales”. Para él, “aquellos presidentes no tenían un papel político comparable a los actuales presidentes de la Generalitat”, ya que “no tenían una función específica relacionada con el autogobierno”, sino que “únicamente ejercían una función honorífica dentro de la institución”.

Tomàs de Montagut, catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones de la Universitat Pompeu Fabra, resume este escenario como una monarquía dualista, por un lado con la monarquía y, por otro, el General de Cataluña, un cuerpo jurídico-público que representaba al pueblo catalán para negociar y dialogar con el monarca.

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Josep Capdeferro, historiador del Derecho especializado en la Edad Moderna y profesor asociado de la Universitat Pompeu Fabra, arguye que la Generalitat histórica tenía “amplísimas competencias fiscales y financieras” y “representaba los intereses de la comunidad de los catalanes ante el aparato de poder monárquico”. De hecho, “cuando estos consistorios percibieron que el aparato real no respetaba los derechos de los catalanes (…) no dudaron en enfrentarse a él, incluso militarmente”. Xevi Camprubí, profesor de Historia Moderna de la Universitat Autònoma de Barcelona, sostiene por su lado que la presidencia “tenía una función más simbólica que funcional, mucho más ligada al protocolo que a la toma de decisiones”.

Presidentes de la Generalitat: “No hay comparación posible”

Joan Fuster, doctor en Historia por la Universitat Pompeu Fabra, considera que la Diputació del General y la Generalitat de Catalunya contemporánea son “dos instituciones diferentes que responden a mundos diferentes y tienen fuentes de legitimidad y funciones diferentes” y no tienen nada más allá del nombre y del hecho que gobiernan un territorio parecido. Fuster añade que las Cortes del Antiguo Régimen no tienen nada que ver con los sistemas democráticos modernos.

Pere Ysàs, catedrático de Historia Contemporánea de la Universitat Autònoma de Barcelona, arguye que no se puede sostener que “la actual Generalitat contemporánea presente una continuidad (más allá del nombre) con la institución medieval”, ya que no tienen ni las mismas características, ni las mismas atribuciones ni las mismas funciones. Ysàs añade que este tipo de instituciones existían en todos los reinos y “no es una singularidad ni catalana ni española, sino que forma parte de las monarquías feudales”.

Además de la catalana, también estaba la Diputació del General del Reino de Valencia (como consta en la web del actual Gobierno valenciano) y la Diputació del General del Reino de Aragón (explicada en la Gran Enciclopedia Aragonesa). De hecho, el nombre de los gobiernos de la Comunidad Valenciana y Aragón tienen reminiscencias medievales: Generalitat Valenciana (artículo 5 del Estatuto de Autonomía) y Diputació General de Aragón (capítulo III del Estatuto).

Jordi Canal arguye que es “muy difícil establecer relaciones de continuidad”, ya que se trata de dos instituciones “distintas en épocas y circunstancias políticas disímiles en extremo”.

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Finalmente, Marta Sancho, doctora en Historia Medieval por la Universitat de Barcelona, argumenta que “no hay comparación posible” entre ambos organismos: “Ahora se trata de una institución con plenos poderes surgidos del sistema electoral democrático, los anteriores eran la representación de unas élites que hacían y deshacían sin ningún control democrático y más bien eran ellos los que controlaban el otro poder representado por la figura del rey”.

Como argumentos a favor de la continuidad, Josep Capdeferro sostiene que el eje de autogobierno, la función de velar por los intereses del territorio y el poder simbólico son tres elementos que establecen cierto paralelismo de la Generalitat actual con el órgano medieval. Sin embargo, él mismo también considera que los diputados eclesiásticos no tenían atribuciones presidenciales como las actuales sobre los otros miembros de su consistorio, no eran elegidos mediante votaciones y gestionaban parcelas de poder muy superiores a las de ahora, tres elementos que diferencian ambas instituciones.

“La Generalitat no es un ‘invento’ de 1931”

Para Josep Maria Solé, la Diputació del General “se acabó convirtiendo en el auténtico gobierno de Cataluña”. En la misma línea, Agustí Colomines, profesor de la Universidad de Barcelona, cuenta que “la Generalitat de Cataluña es una institución que arranca del entramado constitucional catalán en el siglo XIII y que fue cambiando de rol a medida que pasaba el tiempo”. En este sentido, concluye que “la Generalitat de Cataluña no es un ’invento’ de 1931”. 

Xevi Camprubí arguye que quien considera que Pere Aragonès es el undécimo presidente lleva al extremo las diferencias que existen entre la Diputació del General y la Generalitat actual. Camprubí reconoce que existen estas diferencias, pero subraya que hay que tener en cuenta una semejanza: “El carácter representativo de la institución”.

“El sistema político catalán anterior a 1714 [cuando Cataluña perdió las instituciones propias] tenía un elevado grado de representatividad”, explica Camprubí, que destaca que los diputados y oidores de la Generalitat, los consejeros, concejales, jurados o cónsules de cualquier ciudad o pueblo eran elegidos a través de la insaculación (escoger al azar a los individuos que, previamente, habían sido habilitados). Antes de 1714, añade, carpinteros, albañiles y cualquier artesano tenían opción de ejercer como consejero de Barcelona. “La representatividad es el elemento que da continuidad a la institución desaparecida en 1714 y recuperada en 1931”, concluye.

Por otro lado, Josep Capdeferro argumenta que “si el jefe de Estado actual, a pesar de tener unos poderes limitadísimos en el marco de una monarquía parlamentaria, es conocido como Felipe VI porque Castilla en el pasado tuvo cinco otros reyes con el mismo nombre (algunos de ellos absolutos), no veo porque no se puede hablar de Pere Aragonès como el 132º presidente de la Generalitat”.

La recuperación durante la Segunda República

Ya en el siglo XX, Enric Pujol, doctor en Filosofía y Letras especializado en Historia por la Universitat Autònoma de Barcelona, cuenta a Verificat que tras las elecciones municipales de 1931, Francesc Macià proclamó la República catalana antes de que Alfonso XIII abandonara España. Después de la proclamación de la Segunda República y de que el rey se marchara del país, los representantes del Gobierno español y Macià acordaron instaurar la Generalitat de Catalunya como institución de autogobierno y recuperar el nombre de la institución medieval (aún sin la Constitución Española aprobada). 

El historiador y jurista Albert Estrada-Rius sostiene que entre “la Generalitat republicana de la segunda República y la actual hay una continuidad indudable”, y argumenta que Josep Tarradellas llevó con él “la continuidad de la Generalitat en el exilio”.

Otras discrepancias en el recuento de presidentes de la Generalitat

Antes de la publicación de la recopilación de Solé i Sabaté, las cifras habían bailado y así, por ejemplo, una noticia de El País de mayo de 1980 habla de Jordi Pujol como el 115º presidente y años más tarde una de La Vanguardia de abril de 2001 recogía que el mismo Pujol se había presentado como el 116º. En diciembre de 2003, La Vanguardia ya se refería a Pasqual Maragall como el 127º presidente y publicó el listado de los 127 según la obra de Josep Maria Solé. Siguiendo esta cronología, en 2015, el entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, presumió en una entrevista en WNYC Radio (la radio pública de Nueva York) que él era el 129º presidente de Cataluña y se comparó con Barack Obama, que fue el 44º presidente estadunidense (minuto 0:58).

Más allá de la discusión sobre si los diputados eclesiásticos de mayor rango de la Diputació del General se tienen que incluir o no en el recuento de presidentes de la Generalitat, existen tres otros puntos de discrepancia en el recuento.

La Tercera Guerra Carlista: Tristany y Savalls

Hay versiones que cuestionan que el recuento oficial de la Generalitat no tenga en cuenta a los generales carlistas Rafael Tristany y Francisco Savalls. Un tuit con más de 500 interacciones, por ejemplo, los presenta como “los dos presidentes de la Generalitat Carlista, que lucharon por una España con monarquía absolutista, católica y feudal”.

Durante la Tercera Guerra Carlista, los carlistas recuperaron el Boletín Oficial del Principado de Cataluña y la Diputació General catalana, con el nombre de Diputació de Guerra. El primer ejemplar que está disponible en la Biblioteca Nacional de España es del 18 de diciembre de 1874, donde Tristany figura como “teniente general en jefe del ejército y presidente de la Diputació de guerra”. Josep Maria Solé responde a Verificat que no los tuvo en cuenta en su obra de recopilación de todos los presidentes de la Generalitat porque se trató de una “declaración política de intenciones en caso de que hubieran ganado la guerra”.

El gobernador general de Cataluña

También hay quienes arguyen que convendría incluir en la lista de presidentes a los que fueron gobernadores generales de Cataluña entre 1934 y 1936 o, por lo menos, al coronel Francisco Jiménez, tras el encarcelamiento de Lluís Companys por proclamar el Estado catalán de la República Federal Española. Así lo reivindica el historiador Joaquim Coll en un artículo publicado en abril de 2015

El 8 de octubre de 1934 el coronel Francisco Jiménez Arenas fue nombrado presidente accidental de la Generalitat de Cataluña. Posteriormente, se nombraron siete gobernadores generales de Cataluña, que asumieron los poderes del Govern de la Generalitat. Josep Maria Poblet, sin embargo, defiende que entre 1934 y 1936 la Generalitat “tuvo suspendidas sus funciones” y, por lo tanto, no se puede decir que fueran presidentes.

Por último, el doctor en Derecho por la Universitat Pompeu Fabra Pere Ripoll publicó el año pasado un artículo académico en el que defendía que hay dos presidentes que no se tienen en cuenta en la numeración, y que debido al estudio de su régimen jurídico habrían sido lo más cercano a un presidente a la época medieval. Se trata de Pere Vicenç y Bernat Bussot, que fueron nombrados a título de regentes y que según el análisis de Ripoll ocuparían el quinto y sexto lugar. Por lo tanto, bajo su punto de vista hay 134 presidentes. Así lo explicó él mismo en una entrevista en el FAQS de TV3.

Este artículo es fruto de la colaboración entre Newtral y Verificat.

Fuentes:

  • Jordi Canal, historiador, profesor en la EHESS y autor de Historia mínima de Cataluña
  • David Martínez, profesor asociado de Historia Moderna y Contemporánea de la UAB
  • Joaquim Albareda, UPF
  • Xevi Camprubí, profesor de Historia Moderna y Contemporánea de la UAB
  • Joan Fuster, doctor en Historia por la Universitat Pompeu Fabra
  • Josep Maria Solé, doctor en història por la Universitat de Barcelona
  • Agustí Colomines, Doctor en Historia Contemporánea y profesor titular de la Universitat de Barcelona
  • Tomàs Montagut, catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones de la Universitat Pompeu Fabra
  • Josep Capdeferro, historiador del Derecho especializado en la Edad Moderna y profesor asociado de la Universitat Pompeu Fabra
  • Vicent Baydal, profesor de Historia del Derecho en la Universitat Jaume I de Castellón 
  • Pere Ysàs, catedràtico de Historia Contemporánea de la Universitat Autònoma de Barcelona
  • Pere Ripoll, doctor en Derecho por la Universitat Pompeu Fabra
  • Enric Pujol, Doctor en Filosofía i Letras especializado en Història por la Universitat Autònoma de Barcelona
  • Albert Estrada-Rius, historiador y jurista
  • Marta Sancho, doctora en Historia Medieval por la Universitat de Barcelona
  • Història de la Generalitat de Catalunya i dels seus presidents (Enciclopèdia Catalana, 20039, dirigida por Josep Maria Solé i Sabaté

1 Comentarios

  • En la lista de reyes de España no figura Jose I rey de España durante 5 años,y nadie se ha preocupado del dato