El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio positivo el pasado viernes en COVID-19. El presidente estadounidense se encuentra hospitalizado en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed y aunque desde la Casa Blanca han asegurado que solo presenta “síntomas leves” y que “trabajará desde las oficinas presidenciales del (hospital) Walter Reed los próximos días”, la duda de qué ocurriría en caso de que no pudiese seguir ejerciendo sus funciones está ahí.
Con las presidenciales en el horizonte y su positivo en una enfermedad que solo en Estados Unidos se ha cobrado ya la vida de al menos 208.695 personas, las dudas sobre qué pasará ahora son muchas. Te explicamos lo que dice la legislación estadounidense al respecto.
¿Quién sería su sustituto?
Por el momento y si sus síntomas no se agravan, Trump continuará ejerciendo sus labores presidenciales desde el hospital militar. En caso de que los síntomas aumentasen y Trump cursase una baja médica o quedase incapacitado para ejercer el cargo, se acudiría a la ‘Presidential Succession Act’ que se basa en el artículo 2 de la sección 1 en su cláusula 6, de la Constitución de EEUU. Este artículo tiene dos partes importantes.
En primer lugar, “en caso de destitución del presidente, por su muerte, resignación o inhabilitación”, el Congreso tiene la habilidad de descargar “los poderes y labores de dicho cargo en el vicepresidente”. Eso implica que en este caso, Mike Pence sería el encargado de suistituir a Trump en el cargo.

Pero, pongámonos en el peor de los casos, en el que Pence también fuese contagiado por coronavirus y tuviese que dejar de ejercer como presidente sustituto. Es entonces cuando entra en juego la segunda parte del artículo mencionado que establece que, “el Congreso podrá establecer, por ley, en caso de destitución, muerte, resignación o inhabilitación, tanto del presidente como del vicepresidente, qué funcionario deberá pues ser presidente o, en caso de inhabilitación, actuar como presidente; y dicho funcionario deberá actuar como tal hasta que la inhabilitación termine o sea elegido otro presidente”.
En una modificación de 1947, este artículo fue retocado para establecer una norma más clara en la línea de sucesión al presidente. Así, tras el vicepresidente sería Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes la sustituta presidencial. Tras ella estarían el presidente ‘pro tempore’ del Senado, el secretario de Estado, el secretario del Tesoro, el de Defensa, el fiscal general, etc.
¿Se pueden posponer las elecciones?
Sin embargo, a un mes exacto para las elecciones presidenciales, lo realmente relevante es qué ocurrirá con los comicios. El positivo y el posterior ingreso hospitalario han obligado a Trump a suspender o posponer sus actos de campaña, empezando por el mitin que tenía previsto la noche de este viernes en Florida. Además, Stepien, su jefe de campaña, tampoco podrá coordinar sobre el terreno las estrategias electorales al haber contraído también la enfermedad.
Ahora, y aunque legalmente es posible que las elecciones presidenciales se pospongan, no parece una opción muy viable. La Constitución estadounidense otorga al Congreso el poder de determinar la fecha de las elecciones, que está establecida en el primer martes después del primer lunes de noviembre, cada cuatro años. Las elecciones presidenciales nunca han sido pospuestas en Estados Unidos.
Además, como explica Reuters, el partido demócrata, que controla la cámara baja del Congreso, casi con total seguridad votaría que no a retrasar las elecciones, incluso en caso de que el Senado, que sí está controlado por los republicanos, votase a favor. The Atlantic hace una lectura similar y coincide en la alta improbabilidad de que se retrasen las elecciones ya que “requeriría legislar” para que fuese posible. En lugar de posponer las elecciones, ambos partidos cuentan con reglamentos que permiten sustituir a sus candidatos en caso de incapacidad o muerte.
¿Un nuevo candidato para el Partido Republicano?
La imposibilidad práctica de posponer unas elecciones con este marco legal, implica que los partidos hayan incluido en sus reglamentos opciones para situaciones como esta. Así, tanto el Comité Nacional del Partido Demócrata como el del Partido Republicano, tienen normativa que les permite reemplazar a un candidato en caso de que el elegido fallezca antes de los comicios.
El problema en este caso está en los tiempos. El voto anticipado supone que más de 2,2 millones de personas ya han emitido su elección para estas presidenciales, según los datos que publica Reuters y que cita un proyecto de la Universidad de Florida que ha recopilado la información. Además, la fecha límite legal para cambiar las papeletas ya ha terminado en muchos estados y han sido enviadas a los votantes.
Según la agencia de noticias, esto podría implicar una gran paradoja: que, a menos que el Congreso retrase las elecciones, los votantes deban seguir eligiendo entre el republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden, “incluso en caso de que alguno de los dos haya fallecido”.
¿Y después del 2 de noviembre?
En EEUU, el presidente no se elige directamente por el voto ciudadano, sino que antes debe pasar por una cámara de “electores” procedentes de los diferentes estados (en este caso concreto los “electores” se reunirán el 14 de diciembre) y luego éste debe ser ratificado por el Congreso. Así, entre los posibles escenarios estaría también que, si el ganador fuese el candidato fallecido (asumiendo que las elecciones no se retrasen y tampoco se designase un nuevo candidato), en alguno de estos dos pasos se introdujese el “recambio” por parte del partido con un nuevo candidato.
Aunque en varios estados el voto de los “electores” está blindado para que coincida con lo emitido por la mayoría popular y que esto coincida con la papeleta votada, hay muchos otros en los que no hay normas concretas, por lo que el partido cuyo candidato haya fallecido podría pelear en los tribunales (entre la votación del 2 de noviembre y el 14 de diciembre que se reúnan los “electores”) que se permitiese cambiar el candidato incluso después de votar. “La pregunta más interesante es cómo manejaría la corte suprema una controversia como esta”, explica Lara Brown, directora de Ciencias Políticas en la Universidad George Washington preguntada por Reuters.
En un segundo escenario, si el candidato muriese después de que los “electores” le hayan ratificado, pero antes de que lo haga el Congreso (lo que según el calendario ocurriría el próximo 6 de enero de 2021), quedaría en manos de la cámara qué hacer. Ante la falta de precedentes y de legislación concreta, los expertos consultados por los medios estadounidenses apuntan a que el Congreso podría considerar que nadie ha conseguido una mayoría suficiente para ser candidato y elegir entre los siguientes más votados. Aquí la duda legal es en qué momento se convierte en presidente electo un presidente: ¿tras la votación, cuando es ratificado por los “electores” o cuando lo es por el Congreso?
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