La preparación física en el deporte de élite tiene en la individualización su mayor alianza. Cada cuerpo es diferente y no responde igual ante un plan de entrenamiento, así que la recopilación de datos y sensaciones, el análisis del contexto y el feedback del deportista es esencial para tener bajo control un elemento determinante en la competición. Pero en esa individualización, cuando hablamos de mujeres, hay una pata que desequilibra la estrategia: la falta de ciencia. Los especialistas coinciden en que la investigación es necesaria.
El elevado coste económico y la falta de interés son las dos respuestas habituales cuando se cuestiona el motivo por el que la ciencia ha tardado en tratar las características propias de las mujeres en el deporte. Es en el último lustro, donde ellas han tenido mayor protagonismo y la industria ha visto margen de crecimiento, cuando se han intentado encontrar respuestas. Pero en 2020, las incógnitas son mayores que las conclusiones.
Esther Morencos, preparadora física de la selección de hockey, recuerda su formación en un contexto absolutamente masculino. «En los libros de fisiología, aparecían en las páginas de poblaciones especiales junto al calor o la altitud, y en condiciones especiales junto a la diabetes o la obesidad». La necesidad le llevó a hacerse preguntas más concretas. «No es solo reducirlo al género, sino a las dinámicas, situación competitiva, contexto, objetivos… Y todas las variables que encontremos pasan por quitar estigmas», explica a Newtral.es.
Ellie Maybury, entrenadora de alto rendimiento de las categorías inferiores del equipo estadounidense de fútbol, destaca un cambio en los últimos años. «Hasta ahora adaptábamos investigaciones sobre hombres, y ahora vemos que hay grandes diferencias especialmente en suplementación, muy ligada al ciclo menstrual y al entrenamiento de fuerza. Con la popularidad y la presencia de más profesionales, es inevitable que el análisis mejore. En nuestro caso tenemos un fútbol cada vez más rápido y fuerte. Son auténticas atletas».
¿Qué ha sucedido para que en 2020 los mayores especialistas sigan sin tener investigación en la que basarse? «En 2019 se publicó un artículo que reflexionaba sobre la metodología de estudio», observa Morencos. «Investigar sobre el cuerpo de la mujer era menos interesante porque era menos importante. Y además la ciencia se está volviendo capitalista, publicar tiene un precio. El resultado es que hay controversia».
«No podemos reducir al género, pero sí tenerlo en cuenta»
Aunque el ciclo menstrual es la diferencia más evidente con los hombres, los especialistas tratan de ampliar el abanico. «Es importante observar las rodillas, porque hay peores estadísticas de rotura de ligamento cruzado en ellas. Está el valgo, las hormonas, la biomecánica… Hay que dar respuesta a nuevos contextos para ser mejores», relata Morencos. «No podemos reducir las cosas al género, porque Lydia Valentín levanta más kilos que Sergio Ramos, pero sí debemos tener en cuenta las diferencias».
Cuando Estados Unidos ganó el Mundial 2019 de fútbol, la preparación física fue objeto de debate. Por primera vez, habían planificado un gran torneo un año antes en función de sus características propias. «Evidentemente no ganamos por eso, pero sí influye que hagamos todo lo posible porque recuperen rápido, entrenen bien y descansen bien, especialmente en torneos como Mundial o Juegos donde el periodo entre partidos es corto», detalla Maybury.
Para la preparadora estadounidense es relevante la conciencia de cada deportista, cómo sitúa en su mente el análisis de su propio cuerpo. «Tenemos una idea aproximada de cómo las hormonas funcionan en cada una de las fases del ciclo menstrual, pero no sirve de nada si no haces análisis de sangre, que es lo que te da información específica de una persona. Hay muchas fluctuaciones, y debemos encontrar respuestas respecto a sueño, síntomas físicos y cómo influyen las hormonas en la adaptación. En fases iniciales, necesitamos feedback».
El ciclo menstrual, el gran campo de batalla
Junto a la fuerza, el conocimiento del ciclo menstrual y la interacción con otros factores ocupan gran parte del trabajo de los preparadores que ya han tomado conciencia. Perfeccionar el plan de trabajo pasa por la individualización. «Pero cada una responde de una manera”, advierte Guillermo Sánchez Martínez, preparador de Carolina Marín en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid. En el deporte individual, todo se simplifica.
El preparador de la campeona olímpica de bádminton en 2016 y tres veces campeona del Mundial, recalca la necesidad de una relación diaria y directa con ella para conocer en qué estado se encuentra. «Lejos de ser algo que preocuparnos, es un gran chivato, nos da información sobre si el estrés que estamos provocando en ella es excesivo y es importante cuantificarlo. A partir de ahí, reaccionar con terapias y alimentación para reducir procesos inflamatorios y no recurrir a fármacos».
Las ventanas de información proporcionan capacidad para prepararse en cada fase. «Caro tiene una gran capacidad muscular que facilita la carga de trabajo, y sabemos que la fase folicular es el mejor momento para asimilar fuerza. Cuando aparece el síndrome premenstrual, tenemos que inhibir parámetros que nos causan hinchazón y dolor. Si conoces cuándo se produce, puedes prestar atención a cualquier detalle, desde lo que comes hasta la serotonina. No hay algo categórico, así que tienes que buscar tu lógica interna».

A escasos meses de los Juegos Olímpicos de Tokio, las dudas sobre la planificación a largo plazo reaparecen, pero Sánchez Martínez advierte de que no es momento de innovar. «Nuestra decisión es no cortar nunca el ciclo porque es un proceso biológico potente. Tomamos conciencia, eliminamos el tabú, aumentamos la base de datos y trabajamos en un proceso de información constante. Si dos meses antes vemos que tiene problemas, entonces valoramos interrumpir el ciclo como algo excepcional donde ella siempre decide».
Morencos tampoco es partidaria de innovar. «Hay estrategias de respuesta siempre, si te afecta al sueño, si sangras y necesitas hierro, suplementación, fatiga, pesadez de piernas… Hoy en día hay terapia en cualquier momento». La recogida de información puede tardar meses o años. «Mientras la ciencia avanza y da respuestas más conclusivas, vamos a intentar cruzar datos, asociar lesiones y fatigas. Pero el día a día está marcado por ser mujer. Tienen cargas y hay que priorizar. Si tengo una jugadora con fatiga, no toca ciclo menstrual».
Cómo romper el tabú
Ellie Maybury lleva cinco años en Estados Unidos, donde forma parte de una estructura profesional donde la futbolista es consciente de que cualquier detalle afecta a su rendimiento. La cultura anglosajona y la apuesta por ellas en el deporte facilita este trabajo, pero entiende que en otros países la percepción sea diferente. «Tenemos que dejar de estigmatizar y ver el ciclo menstrual como algo negativo o que te debilita. Es solo un proceso físico natural que ayuda a la deportista».
«Sin salud no hay rendimiento», añade Morencos, como frase que toda deportista debe tener presente. «El ciclo menstrual nos hace absolutamente potentes, cuidado con mirarlo como un estigma. Es increíble de lo que es capaz nuestro cuerpo, así que dejemos de hablar de cómo nos afectan las cosas y centrémonos en cómo nos potencia porque tenemos unos estrógenos tremendos». Para ello, destaca, se necesita educación. «A veces les preguntas y no saben responder. Hay que aprovechar lo que supone ser mujer, y entrenar a conciencia».
A partir de la toma de conciencia, se inicia una fase de recogida de información. «Igual que tienen un control de lesiones o un registro de los kilos que mueven en sentadilla, tienen esta variable. Hay que estar al loro, porque si hay una alteración no sabemos si puede derivar en lesión, pero puede que estés comprando papeletas. Se necesita una monitorización constante: si van al ginecólogo, qué síntomas tienen… Es un trabajo a largo plazo, educativo».
La dificultad está en la sociedad, advierte Morencos, quien señala además la presencia de deportistas de otros países. Se trata, a veces, de una cuestión cultural. «La deportista es una mujer en la sociedad, y se lleva todos los estigmas a su ámbito. Estamos todavía hablando de normalización. No puede ser que una deportista acuda a un ginecólogo y le digan que es normal no tener la regla porque el alto rendimiento provoca cambios. ¡Hay que hacer más preguntas! No nos podemos quedar ahí».
«Que Megan Rapinoe y Rose Lavelle hablen abiertamente de esto ayuda a educar a las atletas que dentro de diez años serán protagonistas», celebra Maybury. «En Estados Unidos todas escuchan lo que sea mejor para ellas y para su profesión, y están abiertas a hablar de cualquier cosa que les beneficie».
«La tecnología ayuda a encontrar respuestas»
La tecnología comienza a dar respuesta a algunas necesidades y ante el encarecimiento de los análisis de sangre, se buscan herramientas de medición fiables y fáciles de implementar. Pero no es el único aspecto que ahora se tiene en cuenta. «Los hombres llevan años utilizando GPS y herramientas para monitorizar, y eso te da muchísima información que en nuestro caso es muy reciente», explica Maybury.
- Saliva como alternativa al análisis de sangre: «Empieza a ser un medidor bueno, hay aparatos que permiten conocer el nivel de hormonas» (Morencos).
- Termorregulación. «Hay camisetas para bajar la temperatura corporal cuando aumenta durante la menstruación. Preferimos utilizar baños de calor para provocar que sea el propio sistema el que se adapte al entorno, pero si no hay tiempo, las usamos» (Sánchez Martínez).
- Zapatillas: «Ahora hay marcas haciendo zapatillas de fútbol para ellas, con ciencia detrás, porque siguen siendo de hombre. Te la pintan de rosa, te hacen el pie pequeño… pero no hay biomecánica detrás» (Morencos).
- Fuerza. «Para mí es la investigación más importante, porque todavía trabajamos bajo parámetros masculinos» (Maybury).
- Sujetadores deportivos. «En Inglaterra hay un grupo de investigación que estudia el pecho por la inflamación y lo que supone haciendo ejercicio, y a partir de ahí mira el diseño de los tops. Influye en el rendimiento» (Morencos).
«La ciencia necesita tiempo, y estamos en el mundo de la inmediatez. Pero si la ciencia no respalda ciertas cosas, igual no es el momento de ir al tejado, sino a la base, no tener prisa, aplicar las cosas más sencillas», concluye Morencos.
Andrea Seijo, fisioterapeuta del Deportivo Abanca, lleva trece años intentando encontrar respuestas fiables a algunas de estas cuestiones. «Es un tema fisiológicamente y metabólicamente muy complejo, pero no es el único que está poco investigado. Hay factores biomecánicos y neuromusculares que son propios del género y donde todavía hay mucha controversia, alteraciones a nivel intrínseco que son muy interesantes para prevención».
La rodilla, la gran incógnita
Cuando Carolina Marín se lesionó de gravedad en 2019, con una rotura del ligamento cruzado de la rodilla derecha, estaba en el día 14 de ciclo menstrual. Su preparador no quiere hacer una asociación contundente por la falta de investigación, pero lo toma como factor. «En ese día es cuando parece que hay más riesgo. Aunque realmente no sabes cómo interactúa con cansancio, aumento de nivel de estrógenos o laxitud de grupos musculares. Es como tener las caderas más anchas, otra papeleta para una lesión de rodilla».
Entrelazar factores o ver cómo entran en conflicto es complejo. «Controlas variables para acotar márgenes, pero el resultado siempre es una incógnita. Lo que sí sabemos es que Caro tiene una capacidad adaptativa brutal a nivel físico y mental que nos permite experimentar con ella dentro de límites de seguridad. No hay un algoritmo maravilloso. Puedes tener atados varios factores y hará que mejores, pero habría que monitorizar a Carolina durante veinticuatro horas y siete días de la semana. A nivel ético es un problema».
La falta de respuestas en este tipo de lesiones han llevado a un grupo de especialistas a unificar sus esfuerzos en el fútbol. A través de una recaudación solidaria lanzada por el medio especializado Futboleras, al menos 20 equipos de primera y segunda división pretenden conseguir una muestra suficiente para establecer relaciones entre el momento del ciclo menstrual y la prevención de lesiones.
Seijo, una de las participantes, busca motivos por los que las mujeres sufren más este tipo de lesiones. «La evidencia clínica señala una incidencia lesional en el tejido articular y ligamentoso en tobillo y rodillas muy elevado. La mayor parte de los estudios hablan de esa incidencia, pero no encuentran motivos. Lo que a mí me hace reflexionar es ver que a partir de la adolescencia el pico de incidencia es mayor, y por tanto hay un factor hormonal».
Junto a ella investigarán, entre otros, Pepe Fajardo, readaptador Fundación Albacete. «El objetivo es tener una herramienta para ver si la fase en la que se encuentra una jugadora influye realmente en el riesgo de lesión, y si por nuestra parte podemos hacer algo para disminuirlo, pero sobre todo unificar factores». Entre ellos, la propia estructura física. «Pueden influir desde el ángulo de la cadera hasta el déficit de activación del isquiotibial que influye en la sujeción de la rodilla».
Mujeres en el deporte
En esta sección nos hemos propuesto dar voz a mujeres deportistas y generar referentes a través de su actividad. Fútbol, balonmano, rugby, surf…
¿Qué medidas se pueden tomar para un deporte igualitario? ¿Qué historias personales hay detrás de su éxito? ¿Cómo convertir este ámbito en una herramienta de inclusión y diversidad?
Lo hablamos en este grupo de Facebook.
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Hace lustros que el deporte femenino español es tan internacional, o más, que el masculino. Olé por la Deportista MUJER, la admiro aún más.