Lo que empezó en Murcia y explotó en Valladolid: un año de inestabilidad entre PP y Cs

PP Cs Castilla y León
Junta de Castilla y León.
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El 10 de marzo de 2021 PSOE y Ciudadanos anunciaban un acuerdo que dejó descolocado a medio país: impulsarían una moción de censura contra el presidente de Murcia, Fernando López Miras, y contra el alcalde de su capital, José Ballesta. Ambos dirigentes eran del PP y ambos gobernaban en coalición con los naranjas, que defendieron su postura amparándose en la regeneración democrática. Consideraban que el escándalo de la vacunación protagonizado por altos cargos del PP murciano era intolerable y, justificó Inés Arrimadas, CS no quería “ser cómplices del vacunagate”.

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Finalmente, en la Asamblea regional, el voto de tres diputados tránsfugas de CS al PP provocó que la operación hiciera aguas. Pero Ciudadanos se quedó tocado y hundido. Y los populares, capitaneados por Isabel Díaz Ayuso, se auparon a una ola electoral en nombre de la estabilidad que ahora intenta coger Alfonso Fernández Mañueco. 

La moción de censura de la que CS salvó al PP en Castilla y León

La moción de censura de Murcia generó un efecto dominó en Castilla y León, donde el PSOE presentó una moción de censura contra Fernández Mañueco, aunque esta vez en solitario. 

El triunfo pasaba por que diputados de CS (Ciudadanos) se saltaran la disciplina de voto y optaran por apoyarla en contra del PP y del criterio de su partido, como reiteró durante su discurso el líder socialista: “Yo les tenía más fe de la que ustedes se han tenido, tenía más fe en su utilidad, en su compromiso con Castilla y León, en su credibilidad, en el valor de la palabra que le dieron a los ciudadanos”, concluía Luis Tudanca. 

“Señor Tudanca, déjenos morir en paz”, le respondió Francsico Igea, quien vio como solamente una diputada de su grupo parlamentario optaba por vincularse al grupo mixto y abstenerse en la votación. El cambio fue insuficiente y la moción de censura fue rechazada. 

La política sanitaria del Gobierno, ¿la gota que colmó el vaso? 

Aunque Ciudadanos sostuvo a Fernández Mañueco en marzo, lo cierto es que la coalición no funcionaba a la perfección. Es más, se podría decir que pendía de un hilo, como se demostró al poco de empezar el curso político en septiembre de 2021. En el Gobierno castellanoleonés, la consejería de Sanidad dependía de los naranjas, quienes tenían en la reforma de la atención primaria una de sus principales medidas. 

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Sin embargo, el PP apoyó una proposición no de ley del PSOE -sin repercusiones legislativas- que se mostraba en contra de este plan. Según explicó Igea, se enteró de esta postura cuando Mañueco la anunció en el pleno, pero al menos de puertas para afuera no lo consideraba motivo suficiente como para romper con su socio de Gobierno: «¿Es un error? Sí. ¿Me molesta? sí. ¿Va a generar inestabilidad y convocar elecciones? No».

Preguntado por esta última cuestión, Fernández Mañueco se mostró menos tajante días después: «Mi compromiso es agotar el mandato siempre que haya estabilidad política y parlamentaria». Los socios no se contradecían, pero defendían versiones con distintos matices. Todo dentro del mismo Gobierno.

La “deslealtad” de CS que el PP aludió para convocar elecciones

Tres meses después, las diferencias salieron a la luz, en un contexto en el que el Gobierno de la Junta no tenía aseguradas las cuentas de 2022. El 20 de diciembre Fernández Mañueco convocó un adelanto electoral aludiendo al mismo motivo que en su día expuso Isabel Díaz Ayuso en Madrid: “La falta de lealtad de los socios de Ciudadanos”. El dirigente del PP acusó a los naranjas de pactar los Presupuestos del próximo año a sus espaldas, lo que -defendía- no le dejaba otra opción que convocar las urnas: era “moción de censura o elecciones”, aseguró.

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La decisión pilló por sorpresa al que hasta entonces era su vicepresidente. Franciso Igea aseguró que “no tenía ni idea” de la pretensión de Mañueco de convocar elecciones y, mucho menos, de cesar a los consejeros de Ciudadanos, como hizo ese día: “En público y privado ha dicho que él no convocaría elecciones. A mí me ha dado su palabra personalmente”. 

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Desde entonces, el candidato de Ciudadanos acusa a Mañueco de poner a Castilla y León “al servicio de los intereses” de Casado y de no ser un hombre de “fiar”. Motivo que, en su opinión, hace inverosímil repetir una coalición con él: “¿Pactar con Mañueco? Lo único que tenemos claro es que no le daremos las llaves del piso al atracador”, afirmó en una entrevista en El Mundo.

Andalucía, la única excepción a este tsunami

Antes de la moción de censura de Murcia, PP y CS se mostraban orgullosos de las coaliciones de Gobierno que compartían en Andalucía, Murcia, Castilla y León y Madrid. Cuatro ejecutivos de los que ya solo queda uno.

El pacto entre socialistas y naranjas generó un efecto dominó en el resto de autonomías: en Madrid, Ayuso convocó elecciones temiendo una moción de censura; y en Castilla y León, supuso el principio del fin del Gobierno bicolor en la Junta. 

La excepción fue Andalucía, donde desde el primer momento tanto Juanma Moreno (PP) como Juan Marín (Cs) apostaron por la continuidad del Ejecutivo. En su caso, fue el rechazo a las cuentas de 2022 -las últimas de la legislatura- lo que situó a la autonomía en una ambiente preelectoral. 

Sin embargo, lo que ocurra en Castilla y León el próximo 13 de febrero incidirá de forma directa en los comicios andaluces, como reconoció el propio Moreno en un mitin del PP: “Por Dios, sacad un buen resultado y que tengamos una mayoría suficiente, que lleguemos a las elecciones andaluzas con una mayoría suficiente”.

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