El ritual se repite cada 31 de diciembre, día de Nochevieja, en la inmensa mayoría de casas de España: tras una copiosa cena en familia, llega el momento de comer 12 uvas al compás de 12 campanadas, una tradición para despedir el año viejo y dar la bienvenida al nuevo cuyo origen se suele situar en 1909. Sin embargo, ¿es cierto que esta costumbre nació entonces?
En la web de Turismo del Ayuntamiento de Madrid se explica que, más allá de las familias que comen las uvas en sus casas, miles de personas se desplazan cada año hasta la céntrica Puerta del Sol para tomar esta fruta escuchando en directo las campanadas del reloj de la Real Casa de Correos. Con la remodelación del enclave, ahora caben en la plaza unas 15.000 personas.
“Existen varias teorías sobre el origen de la tradición de comer 12 uvas, pero la más arraigada entre los españoles es la que sitúa el inicio de esta costumbre en 1909”, señala la web del consistorio. Aquel año, los viticultores levantinos tuvieron un gran excedente de esa fruta y decidieron repartirla de forma gratuita entre los ciudadanos, asegurando que les traería buena suerte comerlas en Nochevieja, según el ayuntamiento.
Sin embargo, hay registros históricos que sitúan el origen de la tradición de 12 comer uvas en Nochevieja –una por cada mes del año– unos cuantos años antes.
El origen de comer las “uvas bienhechoras” en Nochevieja se remonta a finales del siglo XIX
Gracias a los registros históricos disponibles podemos saber que la tradición se remonta por lo menos a finales del siglo XIX. El 1 de enero de 1894, un día después de Nochevieja, el diario español El Imparcial publicó una crónica titulada Uvas bienhechoras en la que ya hablaba de una costumbre “importada de Francia” que en España había adquirido una “carta de naturaleza”, como se puede consultar en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España.
Algunos detalles del artículo de El Imparcial no son del todo legibles debido a la calidad del archivo. Sin embargo, otro periódico de la época, El Siglo Futuro, se hizo eco al día siguiente de dicha crónica y citó buena parte de su contenido de forma literal, como este fragmento:
“Hasta hace pocos años eran muy contadas las personas que comían uvas el 31 de Diciembre al sonar la primera campanada de las doce de la noche. Hoy se ha generalizado esta práctica salvadora, y en cuanto las manecillas del reló señalan las doce, comienza el consumo de uvas más ó menos lozanas. Es cosa indiscutible, según algunos autores. Las uvas, comidas con fe la última noche del año viejo, proporcionan la felicidad durante el año nuevo. ‘Cómelas la casada para ver si consigue modificar el carácter del eposo irascible; la soltera para inflamar el corazón del galán indiferente y desdeñoso; la viuda para llegar á las segundas nupcias, y la fea, en cualquier estado, para conseguir el mejoramiento de las facciones que le ha legado naturaleza. Hay enfermo que confía más en las uvas que en todos los específicos del mundo”.
Desde el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegido Uva De Mesa Embolsada Vinalopó explican que “en los últimos años del siglo XIX era una costumbre muy extendida en Madrid que las familias acomodadas, influidas por las costumbres francesas de la época, tomaran un lunch de Nochevieja en el que se servían uvas y champagne”.
En un artículo publicado en 2019 en la revista ArtyHum, especializada en Artes y Humanidades, se explica que lo que hacían los franceses era ingerir las uvas y beber el vino espumoso “como parte de la cena y sin ninguna connotación vinculada a la suerte que podía reportar su ingesta de manera paralela a las campanadas”.
“La historia de cómo aquello se convirtió en lo que es hoy en día también presenta distintas versiones”, señala el artículo de la citada revista, que apunta a que una de ellas tuvo que ver con la prohibición del Ayuntamiento de Madrid de celebrar fiestas en las calles de la villa y corte debido a los disturbios que se producían en la Noche de Reyes. Esta restricción “hizo que unos chulapos se reunieran en el único lugar en el que podían, es decir, la Puerta del Sol, para dar la bienvenida al nuevo año escuchando las campanadas y comiendo uvas. La causa por la que decidieron tomar esta fruta es objeto de distintas teorías, que abarcan desde el hecho de que fueran muy baratas a que aquellos hombres querían burlarse” de la costumbre burguesa, señala la publicación de ArtyHum.
- Web de Turismo del Ayuntamiento de Madrid
- Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España
- Consejo Regulador de la DOP Uva De Mesa Embolsada Vinalopó
- ArtyHum Nº 67, diciembre de 2019: ‘Algunas tradiciones navideñas españolas’