José Luis Crespo busca con cuidado una pequeña vena en el cuello de una tortuga joven, tendida sobre la camilla del quirófano de la Fundación Oceanogràfic València. Le inyecta una dosis sedante de propofol para realizarle una rápida endoscopia. La microcámara de vídeo se adentra por sus vísceras, que delatan su sexo: “Aquí se aprecia un ovario”. Cero sorpresas, “por pura estadística”. La mayoría de tortugas que rescatan en este centro son hembras.
Es una muestra de algo que está ocurriendo a nivel global. Cada vez nacen más tortugas hembras. El fenómeno empezó a llamar la atención en el cambio de la biología marina hace algo más de una década, sobre todo en aguas del Índico, Pacífico y mares australes. Hay áreas de nidificación donde prácticamente no nace un solo macho. ¿La continuidad de la especie peligra?
Crespo, responsable veterinario del Oceanogràfic, cree que son varias las amenazas que hay sobre las tortugas marinas (no tienen nada que ver con las de tierra, algunas domésticas y cuyas especies exóticas han quedado prohibidas). “La presión humana es la principal amenaza”, destaca Crespo. Y eso engloba desde el mar de plásticos en que en ocasiones bucean a las capturas por pesqueros, pasando por la emergencia climática, que ha feminizado a la especie.
Daniel García, director de operaciones zoológicas, explica que el sexo de las tortugas no se determina cromosómicamente, sino en el desarrollo embrionario en el huevo. “Son muy sensibles a la temperatura, apenas un grado o grado y medio de más o de menos puede decantar que la nidada sea masculina o femenina; en ocasiones, la sombra de una palmera basta”. O bastaba. Porque no hay sombra que refresque el calentamiento global.
La emergencia climática hace que nazcan más tortugas hembras… menos en Valencia
Este fenómeno por el que la temperatura sobre el huevo determina si la cría será macho o hembra no es exclusivo de las tortugas. Pero está siendo muy patente en especies como la Caretta caretta, típica del Mediterráneo, pero no tanto de nuestras costas. Desde hace una década, esto ha cambiado, y cada vez es más común ver a tortugas desovar en playas españolas. Lo cual es singular, ya que “es una animal muy filopátrico, vuelve a poner los huevos donde nació”.
La cuestión es que las costas donde nacieron, quizás, se hayan vuelto demasiado calientes para sus costumbres “y llegan aquí en busca de una temperatura algo menor”, pese a que tengamos la sensación de que las aguas del Levante español, por ejemplo, sean un verdadero caldo en los últimos años. Esto hace que en la costa valenciana de los huevos aún nazcan machos.
Antes, que una tortuga naciese en una playa española era algo insólito. La primera nidada con éxito documentada se produjo en Vera (Almería) en 2001. En el verano de 2014 se localizaron más de un centenar de huevos en la playa de San Juan (Alicante). Y en Baleares, en 2019 una tortuga Caretta puso huevos por primera vez en el archipiélago, en la Platja d’en Bossa de Ibiza. En 2020, en la playa de Los Boliches de Fuengirola (Málaga), otra hembra puso 72 huevos.
Durante esta temporada se han encontrado hasta diez nidos en las costas de la Comunitat Valenciana, con más de 600 huevos. Esto ha batido todos los récords, con todo un reto para la crianza: más de 500 tortugas marinas que sacar adelante. Los investigadores del Oceanogràfic sostienen la hipótesis de que este ‘amor’ reciente por España tiene que ver con las temperaturas, del mismo modo que la temperatura puede cambiar el comportamiento y presencia de medusas en nuestras costas.
Para ahondar en este fenómeno, un equipo se traslada cada verano al archipiélago de Cabo Verde para el estudio de las tortugas marinas durante la temporada de nidificación, al ser una de las zonas más importantes de anidación de la especie en el planeta.
¿Qué hacer si te encuentras con una tortuga o sus nidos de huevos?
Como ya no es tan inhabitual descubrir un huevo de tortuga marina, a un ejemplar desovando o a sus crías, Crespo y García lanzan una serie de peticiones a la población. “Nuestras playas no son su entorno ideal”, recuerda García. “La gente, un perro, la contaminación, las aves… pueden ser una amenaza”. Por eso es fundamental la colaboración ciudadana.
Si te encuentras con una tortuga o su nido en la playa, no toques, no hagas ruido y llama al 112.
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Si te encuentras un nido o a una tortuga, señalan los científicos, es importante no tocar al animal, no asustarlo con ruidos y, antes de ponerte a postear una foto, llamar al 112. Se pondrá en marcha un dispositivo que, en el caso de la costa valenciana, movilizará al equipo de rescate de la Fundación Oceanogràfic, a técnicos de la Universitat de València (UV) y a la Policía Local. En el caso balear, técnicos del COFIB y el Palma Aquarium.
El equipo veterinario puede, entonces, rescatar al animal o crías, hacer un chequeo, ponerle un dispositivo de rastreo por satélite y tratar de entender qué ha llevado a la tortuga hembra a poner sus huevos en nuestra costa, sus futuras rutas, amenazas y posible vuelta.

Los huevos que no se pueden dejar en una playa protegida (hay una en el entorno de la Albufera) se trasladan a incubadoras, donde, una vez eclosionen, las crías formarán parte del proyecto Head-starting, en el caso del Oceanogràfic, cuyo objetivo es aumentar la supervivencia de los animales durante los primeros meses de vida. Nacen pensando apenas una docena de gramos. Cuando tienen un tercio de kilo y el tamaño suficiente como para que humanos y depredadores no sean una amenaza, se sueltan en el mar.
Es el caso de las cuatro únicas supervivientes de un nido que puso una tortuga en Guardamar del Segura (Alicante) en 2022. De los 131 huevos de la puesta, sólo eclosionaron cuatro. Los ejemplares han sido soltados este lunes tras pasar por ese programa de crecimiento en la Fundación. ¿Por qué sólo han nacido cuatro de 131? “Este es otro misterio”.
- José Luis Crespo, responsable veterinario del Oceanogràfic
- Daniel García, director de operaciones zoológicas
- El País: ‘Nacen decenas de crías de tortuga boba en una playa de Almería’