El retorno del invierno nuclear, Oppenheimer y distopías cumplidas, con Juan Fueyo

Pódcast 'Tampoco es el fin del mundo' sobre el invierno nuclear y Oppenheimer con Juan Fueyo | M.V.
Pódcast sobre el invierno nuclear y Oppenheimer con Juan Fueyo | M.V.
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En 1945, la sede de Eastman Kodak en Rochester (EE.U.)  empezó a acumular demasiadas visitas y llamadas de clientes quejándose. Sus placas o películas de rayos X salían estropeadas, manchadas, veladas. No era sólo un lote. Eran todos los embalados en un par de proveedores. Lo extraño es que no había problemas con los paquetes anteriores al 16 de julio de 1945. Un físico de la Eastman Kodak estaba a punto de descubrir, sin querer, el proyecto Trinity de Robert Oppenheimer.

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Este físico estadounidense, revisitado por Christopher Nolan en su película ‘Oppenheimerfue un moderno Prometeo, como el doctor Frankenstein de Mary Shelley. Fue el director científico del secreto Proyecto Manhattan, destinado a conseguir desarrollar una bomba atómica antes que los nazis.

Desde su laboratorio de Los Álamos debía conseguir la fisión del átomo. O sea, dividirlo produciendo una ingente cantidad de energía. Sobre el papel era posible. Se sabía desde que Lise Meitner lo había descubierto –quedándose, por cierto, sin el Nobel–. También sobre el papel, se dieron cuenta de que además, se produciría una reacción en cadena. Se liberarían partículas que, a su vez, serían capaces de romper otros núcleos de átomos. Esto podía ser el fin del mundo. Pero tampoco fue.

El ensayo, realizado en Nuevo México, el que terminó velando las placas de rayos X de Kodak, se denominó Trinity por voluntad de Oppenheimer, seguramente en honor a un poema de John Donne que has escuchado al comienzo. Tres semanas después, EE.UU. lanzó las bombas de Hiroshima y Nagasaki, segando de golpe la vida de más de 120.000 personas.

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Tras aquello, Oppenheimer dedicó gran parte de su esfuerzo a defender la no proliferación de armas atómicas y oponiéndose a una versión aún más destructiva de la bomba atómica. La bomba H. La bomba de hidrógeno. La bomba termonuclear. Pero ya era tarde.

Oppenheimer, el ‘hombre que pudo destruir el mundo’

En 2022, Joe Biden desenterró el término Armagedón nuaclear, que data de 1962 y la crisis de los misiles de Cuba. Es cuando se popularizaron las llamadas ‘cartas del Armagedón’ entre Kruschev, Kennedy y Castro, porque ya entonces la comunidad científica había advertido que cualquier enfrentamiento nuclear llevaría al exterminio de, si no toda, sí de una buena parte de la humanidad. Entre otros, el propio Oppenheimer.

A 1962 se llegó con un arsenal destructivo 10 veces más potente que el usado durante la Segunda Guerra Mundial. Lo que quizás no sabían es que esa escalada podía acabar con buena parte de la vida en la Tierra de forma lenta y agónica, entre el hambre y la oscuridad. Hay una teoría que apunta a que la Guerra Fría fue, literal y meteorológicamente fría por la cantidad de ensayos nucleares que se realizaron.

En los ochenta, científicos encabezados por Carl Sagan y Richard Turco prepararon el llamado ‘Informe TTAPS’ y divulgaron la idea del invierno nuclear. La tesis es sencilla y aterradora: Cayendo la radiación del Sol un 1% la temperatura de la Tierra podría bajar hasta 7 grados, según modelos de las tormentas de Marte. Nos iríamos a una glaciación incompatible con la civilización del siglo XX. Eso, por no hablar de la radiactividad.

El invierno volcánico del que nació ‘Frankenstein’

Desde el siglo XIX se sabía que algo así podía ocurrir. En 1816 no hubo verano, por la explosión del volcán Tambora (Indonesia). Emitió tal cantidad de hollín que se opacó la atmósfera, debilitando la acción del Sol. La temperatura cayó y las cosechas se echaron a perder, provocando unas 90.000 muertes indirectas derivadas de la hambruna. Ese verano sin verano hizo que Mary Shelley y sus amigos se encerrasen en una mansión de Ginebra. Aburridos por el ‘mal tiempo’, se lanzaron a escribir historias de terror y ciencia-ficción. Y ahí nació Frankenstein o el moderno Prometeo.

Hablamos en ‘Tampoco es el fin del mundo’ con el doctor Juan Fueyo de ese otro Prometeo, El hombre que pudo destruir el mundo (Ediciones B, 2022) y de las distopías presentes ligadas a virus, clima y amenaza atómica. En este pódcast, además, contamos con Víctor Resco de Dios (Universitat de Lleida), Stephen Self (Universidad del Estado de Arizona) e Isabel García Cortés (CIEMAT) y la voz de Lorena Baeza.

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