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Cómo planea Biden aplacar la inflación en Estados Unidos

Imagen de una gasolinera que muestra la inflación en estados unidos
Gasolinera en EEUU marca los altos precios debido a la inflación. (Shutterstock)
Tiempo de lectura: 6 min

«Los precios [han sufrido] la mayor subida anual en 30 años. […] La gasolina ha aumentado un 49,6% con respecto al año anterior y los altos costes de la energía están presionando al alza los precios de prácticamente cualquier otro bien». Las frases no corresponden a los primeros meses del 2022, sino a un artículo de The Washington Post del pasado octubre, cuando Estados Unidos ya lidiaba con índices de inflación históricos que la administración de Joe Biden creía pasajeros.

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Sin embargo, la inflación no solo se mantuvo constante, sino que siguió disparada hasta bien entrado el 2022. Solo ahora los precios tienen visos de aminorar sus repuntes, cuando la Reserva Federal ha tomado decisiones trascendentales y un halo de incertidumbre se ha colado en los mercados.

¿Pero cómo ha llegado a Estados Unidos a esta situación? En octubre, los tambores de la guerra en Ucrania ni siquiera sonaban. Por tanto, los precios de la energía o los cereales estaban lejos de empezar a sufrir los vaivenes que se han desatado desde febrero.

Como cualquier tema macroeconómico, la respuesta a la inflación en Estados Unidos es más compleja de lo que los políticos querrían. Especialmente, en un año de elecciones en el que los demócratas de Biden, si se cumplen los pronósticos, van encaminados a una derrota mayúscula en las legislativas de noviembre. Y sí, la inflación tiene mucho que ver en esa probable hecatombe.

En las últimas semanas, Biden ha dicho que reducir la inflación es su máxima prioridad. La oposición republicana lo acusa de haber esperado demasiado para reordenar sus objetivos. Y los expertos temen que cualquier iniciativa para frenar el aumento de precios desencadene una recesión económica en Estados Unidos. Te explicamos cuáles son las recetas de Biden para hacer frente a la inflación.

Una pandemia impredecible

La inflación histórica que empezó a definirse a finales de 2021 en Estados Unidos solo se entiende con la pandemia de por medio. Ya en otoño podían resumirse las constricciones en cuatro puntos:

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  • Boom de la demanda con motivo de la ausencia de restricciones por la covid, cambios en las dinámicas de gasto de los consumidores y un aumento del dinero disponible para las familias. Sobre todo, gracias a los estímulos económicos aprobados durante los gobiernos de Joe Biden y Donald Trump.
  • Crisis en la cadena de suministro por la incapacidad del sistema de adaptarse a ese aumento en la demanda. Entre los principales quebraderos de cabeza: puertos comerciales colapsados, escasez de transportistas y cierres y confinamientos en países extranjeros.
  • Crisis energética con subidas destacadas del precio del petróleo y del gas natural después de un verano del 2021 muy caluroso en el que tampoco se almacenó tanto como podría requerir el invierno.
  • Mercado laboral exigente que provocó que las empresas empezaran a pagar más a sus empleados y transfieran después esos gastos a los consumidores.

Al menos tres de esos cuatro factores de inflación se agravaron en los meses posteriores, en general por cuestiones geopolíticas ajenas a Estados Unidos —aunque no a las decisiones de Biden—.

  • La política covid-cero de China ha puesto más obstáculos a la cadena de suministro. Los confinamientos estrictos de ciudades y puertos han ralentizado las líneas de suministro durante semanas.
  • La guerra en Ucrania envió una serie de shocks a las economías energética y alimentaria globales. Primero, por la incertidumbre generada por la inestabilidad del conflicto y el bloqueo a las exportaciones ucranianas. Y segundo, por las sanciones impuestas a Rusia y un mercado energético cada vez más global.

Inflación en Estados Unidos: el foco, en Biden

Pese a que las causas de la inflación son complejas, la narrativa política no lo es tanto. Y estando Biden en la Casa Blanca, los votantes también creen que la culpa del aumento de precios recae en el presidente de Estados Unidos.

  • Un 40% de estadounidenses cree que las políticas de Biden tienen «mucha responsabilidad» en el estado de la inflación actual, según encuesta de Morning Consult de este mayo. Solo un 25% cree lo mismo de la guerra en Ucrania.
  • Un 37% de estadounidenses cree que Biden tiene «mucho control» sobre la inflación, según la misma encuesta. Ni la Reserva Federal, ni las cámaras del Capitolio, ni las grandes corporaciones reciben un porcentaje tan alto en esa instancia.
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Los republicanos están aprovechando esa dinámica, embistiendo a la administración de Biden por las cifras históricas de inflación. La última, conocida a primeros de mayo, alcanzó cotas no vistas desde hace cuatro décadas. El foco de las críticas se centra en dos apartados:

  • La aprobación del paquete de estímulo de 1,9 billones de dólares American Rescue Plan en marzo de 2021. Incluía cheques de efectivo para la población, prestaciones potenciadas al desempleo y créditos fiscales para familias con niños. Lo criticaron porque inyectaba demasiado dinero en una economía en crecimiento y tras dos paquetes ya aprobados durante la era pandémica bajo Trump.
  • La tardanza en responder al aumento de precios. La administración de Biden mantuvo durante meses que la inflación en Estados Unidos era solo temporal y los republicanos le achacan al presidente haberse confiado, algo que ahora están pagando los ciudadanos.

¿Y ahora qué, Joe?

Biden lleva semanas intentando demostrar que la inflación es su prioridad. La semana pasada, publicó una tribuna en The Wall Street Journal titulada ‘Mi plan para luchar contra la inflación’. Destacó tres puntos:

  • Dar independencia a la Reserva Federal para que tomen medidas contra la inflación en Estados Unidos. El presidente del banco central ya anunció hace semanas las primeras subidas de los tipos de interés y su directiva promete otras más para los próximos meses.
  • Aprobar medidas legislativas para controlar los precios de la energía, mejorar la infraestructura de la cadena de suministro o hacer más asequible el acceso a viviendas. Ahora mismo, esas iniciativas tienen pocas posibilidades de ser aprobadas en el Senado.
  • Reducir el déficit federal. Es decir, la diferencia entre lo que gasta el gobierno y lo que recibe de recabar impuestos. Pero economistas y expertos no creen que la referencia de Biden sea tan simple y positiva para reducir la inflación en el corto plazo.

A lo largo de la próxima semana, un nuevo informe de empleo y los nuevos datos de inflación en Estados Unidos revelarán si las primeras medidas de la Reserva Federal para reducir la inflación empiezan a tener éxito. En lo que respecta a Biden, la realidad es que su futuro está en manos del Capitolio.

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