Todo lo que quizá no sabes sobre la píldora anticonceptiva pero te habría gustado que te dijesen

pildora anticonceptiva
Píldora anticonceptiva | Shutterstock
Tiempo de lectura: 13 min

Saray Casas empezó a tomar la píldora anticonceptiva con 15 años. Se la recetó el médico de cabecera para el acné, algo que la “acomplejaba”. “En mi caso no tuve muchos efectos secundarios, así que seguí tomándola como anticonceptivo a los 18, cuando empecé a tener relaciones sexuales”, cuenta a Newtral.es. Su ginecólogo, asegura Saray, apenas le explicó nada. Y ella no volvió a pisar una consulta hasta diez años después. 

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“Con 29 me noté un bulto duro en el pecho y fui a la ginecóloga, esta vez en Madrid, que es donde vivo desde los 24”. Le diagnosticaron cáncer de mama. “La médica me hizo una entrevista bastante exhaustiva. Me dijo que dejara la píldora. No porque eso hubiese provocado el cáncer en sí, pero sí que podría haber aumentado las probabilidades de desarrollarlo. Mi madre había tenido también cáncer de mama y yo, además, era fumadora. Hasta que conocí a esta ginecóloga, nunca nadie me había dicho que la píldora, en mi caso, podría incrementar el riesgo de sufrirlo”. 

Saray, que ahora tiene 33 años y está en remisión, considera que no la informaron bien. “Si me hubiesen explicado las cosas, yo habría tomado decisiones de forma más consciente. Error mío también por no haber ido al especialista en diez años, imagino que ahí me habrían llevado un control y me habrían dicho que tenía que hacer periodos de descanso. Supongo que muchas mujeres damos poca importancia a nuestra salud porque nuestros problemas son de segunda”, reflexiona. 

El uso de la píldora y los distintos tipos de cáncer

Hay cierta controversia respecto a la relación entre cáncer y el uso de la píldora anticonceptiva, tal y como expone el Instituto Nacional del Cáncer (EEUU), señalando que con los estudios realizados hasta el momento “no pueden establecer definitivamente que una exposición —en este caso, los anticonceptivos orales— cause (o impida) el cáncer”. 

Así, según la revisión sistemática elaborada por el Instituto Nacional del Cáncer, pese a no haber resultados concluyentes, sí hay evidencia de que el uso de la píldora se relaciona con mayor riesgo de cáncer de mama y de cáncer de cuello de útero, pero con menor riesgo de cáncer de endometrio, de ovario y colorrectal. 

Carme Valls Llobet, endocrina especializada en perspectiva de género, señala en su ensayo más reciente, Mujeres invisibles para la medicina (Capitán Swing, 2020), que “las relaciones entre los anticonceptivos orales y el cáncer de mama todavía continúan en el terreno de la controversia”.

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Pero apunta también que “algunos estudios han demostrado que las mujeres que empiezan a tomar anticonceptivos hormonales en edades muy tempranas y los continúan tomando durante un largo periodo de tiempo (más de ocho años) tienen un riesgo mayor de cáncer de mama”. Por eso concluye que “para mantener la seguridad, las mujeres que presenten riesgo de cáncer de mama deben evitar los anticonceptivos hormonales por vía oral”. 

En conversación con Newtral.es, Valls Llobet señala que “la píldora es segura”, pero que, como todo medicamento, conlleva riesgos. La endocrina critica que precisamente por tratarse de un fármaco relacionado con la salud sexual y reproductiva femenina, estos riesgos “no se comunican bien ni tampoco están en el centro de las investigaciones”: “La salud pública ha de promover estudios libres de los intereses económicos de la industria”, añade. 

Elena García de Castro, ginecóloga en el Hospital Universitario Severo Ochoa (Madrid), explica a Newtral.es qe es conveniente “diferenciar entre los muy distintos tipos de tratamientos hormonales”: “Están los combinados, que tienen estrógenos y progestágenos, y los que solo contienen progestágenos. En función de lo que contenga cada tratamiento, de la cantidad y de las circunstancias de la persona, se debe recomendar uno u otro”.

García de Castro señala también que la píldora se usa como “tratamiento para otras cuestiones que no son la anticonceptiva”: “Creo que a veces se demoniza porque se ha usado en situaciones en las que quizá había falta de información. Si la paciente entiende por qué toma la píldora, habrá más adherencia y confianza en el tratamiento”. 

La píldora como tratamiento para el acné o reglas irregulares

Gabriela Abelenda, de 33 años, recuerda que comenzó a tomar la píldora con 13 años, tras acudir a su médico de cabecera por un problema de acné. “Me recetó Diane, que es una pastilla que contiene ciproterona y etinilestradiol y que hoy en día ya ni se comercializa en muchos países de Europa, para regular algún problema hormonal porque yo tenía mucho vello y acné y sin tener un diagnóstico claro de ovario poliquístico ni muchísimo menos”, explica a Newtral.es.

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“Me sentó bastante mal: me mejoró el acné pero gané mucho peso, empecé a retener muchísimos líquidos y esto me produjo bastantes problemas de autopercepción. Sobre todo empeoraron mucho unas migrañas que yo tenía desde hacía tiempo”, añade. 

Por eso, dejó de tomarla. Años más tarde acudió a la consulta por “la cuestión anticonceptiva”: “Me explicaron que la única píldora financiada era Diane, que era la que a mí me había generado problemas. Si quería tomar la minipil, que solo contiene progesterona, me la tenía que costear yo, y eran como 20 euros frente a los 2 euros que costaba la Diane. La minipil era la que tomaban todas mis amigas, pero yo no me la podía permitir”.

Abelenda es hoy médica internista en un hospital de Barcelona y apunta que le hubiese gustado que le explicasen los efectos secundarios: “Ni siquiera recuerdo que se me hubiese preguntado si en mi familia había antecedentes de cáncer de mama o de trombosis, que me parece imprescindible a la hora de recetar la píldora”.

Reconoce, como médica, que a veces “es complicado informar bien a los y las pacientes de los riesgos de los medicamentos sin crear alarma y desde la incertidumbre”: “Creo que es más fácil si hay una relación de confianza, y si puedes acceder a tu médico o médica de cabecera siempre que lo necesites. Pero la vorágine en la sanidad hace que esto quede en un segundo plano”, añade.

La endocrina Carme Valls Llobet apunta que el uso de la píldora se ha popularizado para tratar “cualquier pequeño trastorno en la regularidad del ciclo menstrual o en la intensidad de la menstruación”: “Se les dice que con la píldora se les va a regular el ciclo: es decir, tener una cantidad de sangre no muy excesiva y cada 28 días exactos. No, perdona, usted no está regulando nada, lo que se produce es una hemorragia por deprivación. Es decir, no es un sangrado menstrual como tal”. 

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Valls Llobet no es contraria a la hormonación, sino que critica que recetar la píldora “haga que se deje de estudiar un posible problema”: “Hay reglas irregulares en las que quizá no hay que regular nada. Plantear la píldora como solución por sistema hace que se dejen de estudiar las causas de esa irregularidad o de otras cuestiones como el acné”. 

Por eso, esta médica, en su libro Mujeres invisibles para la medicina, señala que “abolir la ovulación no supone necesariamente ganar calidad de vida, ya que muchas mujeres aprecian disminución de la libido, aunque sí supuso para muchas la posibilidad de planificar sus embarazos”. 

La píldora anticonceptiva y el riesgo de trombosis

Cristina García, de 26 años, explica a Newtral.es que se enteró “por casualidad” de que la píldora “está contraindicada con algunos antibióticos y de que el sangrado a mitad de mes puede ser síntoma de que ya no es efectiva”. “Me lo dijo la doctora tan normal y de casualidad, casi me muero. Pensé: ‘Genial, podría haberme quedado embarazada, gracias por decirme esto antes’”. 

Alba Espinosa, de 36 años, también se enteró por casualidad de que fumar está contraindicado con tomar la píldora: “Me lo dijo un día una amiga médica de novio. Habíamos quedado unos cuantos para comer, salí a fumar y cuando volví a entrar al restaurante me sonó la alarma del móvil y dije: ‘Ay, la píldora’. Y fue cuando me contó que fumar y tomar la píldora aumentaba el riesgo de sufrir trombosis, que lo consultase con mi ginecóloga cuanto antes”, cuenta en conversación con Newtral.es.

Precisamente las trombosis han sido asociadas a la vacuna AstraZeneca contra la COVID-19, especialmente en mujeres menores de 50 años, algo que hizo que finalmente muchos países, España entre ellos, decidieran suspender su administración en personas menores de 60 años. “Muchos expertos decían que el riesgo de trombosis ya existe asociado a otros fármacos muy comunes, como la píldora. Lo decían con ánimo tranquilizador, pero la pregunta que se harían muchas mujeres es por qué desconocían esto”, apunta la endocrina Carme Valls Llobet.

Como explicaba a Newtral.es Miguel Ángel Herráiz Martínez, jefe del servicio de Ginecología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, “los estrógenos del medicamento son el componente que puede aumentar el riesgo de sufrir trombos”. 

“Por eso, antes de recetar cualquier tipo de píldora, los profesionales sanitarios tienen muy en cuenta el historial clínico de los pacientes. A quienes presentan mayor riesgo de sufrir trombos no se les manda la píldora con estrógenos”, detallaba Herráiz Martínez. 

Desde la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) también informan de que “a la hora de decidir con el médico el anticonceptivo más adecuado, se debe tener en cuenta algunos factores que contribuyen a la posible aparición de un tromboembolismo, como fumar, sobrepeso, mayor edad, sufrir migrañas, antecedentes familiares de tromboembolismo venoso o un parto reciente”.

“En general, lo conveniente es aconsejar dejar de fumar”, explica a Newtral.es Irmina Saldaña, médica de Atención Primaria y miembro del Grupo de Trabajo de Atención a la Mujer de la Sociedad Madrileña de Medicina de Familia y Comunitaria (SOMAMFYC). “Pero, efectivamente, si la mujer fuma, hay más probabilidad de tromboembolismo, sobre todo a partir de los 35 años y especialmente con anticonceptivos combinados”.

Por eso, Saldaña, que defiende la seguridad de la píldora, reconoce que “es imprescindible una buena entrevista clínica previa, preguntando por antecedentes genéticos, hábitos tóxicos y migrañas, y también tomando la tensión arterial”: “Así se puede ver cuál es el tratamiento más adecuado. Y luego, claro, hay que hacer un seguimiento”, añade.

“Toda la medicación tiene ventajas e inconvenientes. Claramente hay que dar toda la información posible y no mandarlo a la ligera, sino viendo si se cumplen unos criterios o si serían útiles otros tratamientos. Normalmente, el beneficio supera a los riesgos, pero habrá casos en los que no. Por eso la entrevista previa es muy importante”, determina esta médica. 

El papel de la píldora anticonceptiva en las lesiones uterinas por VPH

A sus 31 años, Clara Jiménez acaba de someterse a una conización, es decir, una operación para eliminar una lesión precancerosa en el cuello del útero causada por el virus del papiloma humano (VPH). Su ginecóloga le advirtió dos cosas: “Una, que dejara de fumar. La otra, que igual tenía que dejar la píldora, que lo valoraríamos si se mantenía una infección persistente”, cuenta a Newtral.es.

Sin embargo, a Ana Moreno, de 28 años, no le dijeron nada sobre la píldora y la lesión por VPH que había tenido en el cuello del útero: “Desconocía que pudiese haber relación. Cuando vuelve a la consulta, le preguntaré a mi médica”, dice a Newtral.es. Rebeca Fernández, tras operarla de una lesión precancerosa severa preguntó si debía dejar la píldora. “Me dijeron que no. Tres años después me pregunta la ginecóloga: ‘¿Pero cómo la sigues tomando?’”, recuerda. 

De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer, “los anticonceptivos orales podrían aumentar el riesgo de cáncer de cuello uterino (cáncer cervical) al cambiar la susceptibilidad de las células del cuello uterino a una infección persistente por los tipos de VPH de riesgo alto (la causa prácticamente de todos los cánceres cervicales)”. 

Y según la AEMPS, en las fichas técnicas de varias píldoras anticonceptivas (como Drosiane, Darleena y Diane) se apunta que “algunos estudios epidemiológicos han indicado que el uso de AOCs [anticonceptivos orales] a largo plazo puede contribuir más a este aumento de riesgo, pero sigue existiendo controversia acerca del grado en que este hallazgo es atribuible a otros factores de confusión”, como, por ejemplo, “las exploraciones cervicales y el comportamiento sexual, incluyendo el uso de anticonceptivos de barrera”. 

Fuentes consultadas

  • Instituto Nacional de Cáncer (EEUU)
  • Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios
  • Mujeres invisibles para la medicina, de Carme Valls Llobet (Capitán Swing, 2019)
  • Carme Valls Llobets, endocrina especializada en perspectiva de género
  • Gabriela Abelenda, médica internista en un hospital de Barcelona
  • Elena García de Castro, ginecóloga en el Hospital Universitario Severo Ochoa (Madrid)
  • Irmina Saldaña, médica de Atención Primaria y miembro del Grupo de Trabajo de Atención a la Mujer de la Sociedad Madrileña de Medicina de Familia y Comunitaria (SOMAMFYC)
  • Miguel Ángel Herráiz Martínez, jefe del servicio de Ginecología del Hospital Clínico San Carlos (Madrid)
  • Testimonios de pacientes: Saray Castro, Cristina García, Gabriela Abelenda, Alba Espinosa, Clara Jiménez, Ana Moreno y Rebeca Fernández

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