Del cuello de Peter Thomson (Fiyi, 1948) cuelga un collar artesanal de conchas marinas. El que fuera secretario general de la Asamblea de Naciones Unidas lo lleva como “símbolo de gratitud”, cuenta, después de que la comunidad de las Islas Marshall se lo colocara esta semana en medio del bullicio diplomático de la Cumbre de los Océanos de Niza. Thomson ha sido su máximo responsable en calidad de Enviado Especial de Naciones Unidas para los Océanos. El hombre de los mares de la ONU, quien se empeñó hace más de una década en que esa mitad de planeta, la oceánica, no se convirtiera en el nuevo salvaje oeste.
En la azotea de su improvisado despacho en Puerto Lympia de Niza, recibe a Newtral.es al término de la Cumbre. Thomson no esconde la decepción que sobrevuela a todo lo referido a la protección oceánica. ”El principal fracaso es que la salud del océano sigue deteriorándose en todo el mundo, y eso es miserable. Cualquier indicador que tomes —acidificación, desoxigenación, calentamiento del océano, muerte de los corales, aumento del nivel del mar, sobreexplotación, contaminación por plásticos— demuestra que los seres humanos estamos comportándonos vilmente con este planeta. Esa es la mala noticia”.
¿Las buenas noticias? “Mira este collar que llevo. Los habitantes de las Islas Marshall han protegido 48.000 km² —donde anidan tortugas—. ¡Es el tamaño de Suiza! ¡Una república en Micronesia, que depende de la pesca para sus ingresos, ha hecho eso!”, ejemplifica. Si ellos pueden, los países grandes, también.
Los pequeños “se enfrentan la misma resistencia de sus pescadores. ¿Por qué no son más valientes y les dicen: ‘lo sentimos, tenemos que proteger el futuro de nuestros nietos’? Porque además, está científicamente demostrado que la pesca es la primera beneficiaria de un área marina protegida. Hace falta voluntad política”.
Sin la mayoría suficiente para ratificar el Tratado de los Océanos
El esperado número de 60 ratificaciones para la entrada en vigor del Tratado de Alta Mar (o Tratado de los Océanos) no se ha alcanzado. Francia, anfitriona del evento junto a Costa Rica, contaba con lograr ese objetivo en casa. No ha sido posible. Aun así, Thomson mantiene la calma y el optimismo. “Es sólo una cuestión de calendarios parlamentarios y de citas electorales”. Es una mala fecha para aprobar el tema a nivel nacional. Con todo, 50 estados lo han hecho, una veintena a lo largo de estos días, en Niza.
Seis claves del resultado de la III Cumbre de los Océanos
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- Aun sin haberse llegado a la ratificación del Tratado, en Niza se habla de que aquí se ha dado el último empujón. Pocos dudan de que va a haber un compromiso para que un tercio del océano se proteja formalmente antes de acabar la década.
- Se la lanzado el Desafío Azul de las CND. Impulsada por Francia y Brasil, se insta a que el océano esté en el centro de las soluciones ante la emergencia climática.
- Se han sumado hasta 37 países para demandar una moratoria y prohibición total de la minería en aguas profundas.
- Otros 37, liderados por Panamá y Canadá, presentaron la Coalición por un Océano Silencioso para combatir la contaminación acústica submarina.
- La Comisión Europea anunció una inversión de 1.000 millones de euros para apoyar la conservación de los océanos, la ciencia y la pesca sostenible. La brecha de financiación sigue siendo enorme, pese a todo. Y fiada, muchas veces, a la voluntad filantrópica.
- Polinesia Francesa se comprometió a crear la mayor área marina protegida del mundo. España anunció cinco nuevas áreas marinas protegidas.
“Estoy convencido –y lo digo como Peter Thomson, no como ONU– de que el tratado entrará en vigor este año”. Esto supondrá la protección de un 30% de las aguas (de alta mar, que son de nadie y de todos, y de las nacionales) para 2030. Y también dotará al océano de un estatus ante Naciones Unidas como el del clima: tendrá sus propias COP (Conferencias De Partes, donde los países se comprometen a acciones concretas vinculantes bajo objetivos comunes).
“Estoy convencido de que el Tratado de los Océanos (proteger el 30% de los mares antes de 2030) se aprobará antes de acabar 2025
”
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“Soy testigo de que cada vez que nos reunimos en una Conferencia de los Océanos de la ONU, damos un paso más en acción oceánica”. Y repasa: “Cuando empezamos esta lucha hubo mucha oposición, especialmente por parte de los superpoderes. Pero nosotros insistimos. Cuando digo nosotros, me refiero a los pequeños estados insulares en desarrollo. Pero la realidad es que la gran mayoría del planeta es océano y toda la humanidad depende de él”.
¿Quién lidera la lucha por los océanos, cuando un país tan oceánico como poderoso como EE.UU. está fuera? “Antes solía decir que los países insulares llevábamos la delantera. Pero ahora América Latina está muy activa. Mira a Chile, Costa Rica, Panamá… y la lista sigue. Están haciendo cosas fantásticas en protección marina y en impulsar el tratado. Estoy muy contento con América Latina en este ámbito”.
En tres años habrá otra gran conferencia. Corea del Sur y Chile ya han ofrecido coorganizarla. “Será clave porque porque el Objetivo para el Desarrollo Sostenible de los Océanos concluye en 2030. Allí decidiremos cómo será su objetivo sucesor”. Y también si ha habido éxito aplicándolo o lo de estos años ha sido una marea de palabrería.
Este especial cuenta con el apoyo de la UNOC 2025 Fellowship organizada por la Earth Journalism Network de Internews.