En palabras de Alejandro Grimson en su libro ¿Qué es el peronismo?, el peronismo es un movimiento, es un partido, es un sentimiento. Es de derecha y es de izquierda. Es contradictorio y, para algunos, incomprensible. Y tiene tantos seguidores como detractores. “Es la identidad política popular más persistente de Argentina”, escribe el antropólogo. El peronismo nació en 1945 ligado a la figura del general Juan Domingo Perón quién fue presidente de Argentina en tres ocasiones: dos presidencias entre 1946 y 1955 y una tercera desde 1973 hasta su muerte en 1974.
Han pasado 80 años desde su formación y el peronismo —al igual que su contraparte, el antiperonismo— sigue vivo. El candidato peronista Sergio Massa del partido Unión por la Patria ha ganado la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Argentina, por lo que podría convertirse en el nuevo presidente peronista del país. Como recuerda Grimson en su libro, el peronismo solo ha perdido tres elecciones presidenciales (en 1983, 1999 y 2015) y ha estado muchos años proscrito, entre 1955 y 1973.
De esta forma, el peronismo en Argentina es un movimiento heterogéneo surcado por diferentes corrientes confrontadas según quién haya sido su líder en cada momento.
El nacimiento del peronismo en la Plaza de Mayo, Buenos Aires, Argentina
El momento fundacional del peronismo se remonta al 17 de octubre de 1945 —conmemorado cada año como el día de la Lealtad Peronista—, cuando una multitud de trabajadores irrumpió en la vida política argentina y cambió el curso de los acontecimientos.
Argentina vivía sumida en lo que se conoció como la Década Infame, un periodo (1930-1943) marcado por la irrupción del autoritarismo, que desalojó del poder a Hipólito Yrigoyen elegido democráticamente en 1928. El 4 de junio de 1943, un grupo de militares dio un golpe de Estado para derrocar al gobierno e instaurar una dictadura militar.
Al frente de la nueva secretaría de Trabajo y Previsión del gobierno militar se colocó al entonces coronel Juan Domingo Perón, quien se ganó el apoyo de los sindicatos con medidas que mejoraron la vida de los trabajadores: impulsó las vacaciones pagadas, las indemnizaciones por despidos sin causa, las 48 horas semanales de trabajo o los convenios colectivos, entre otras.
Sin embargo, estas medidas sociales provocaron el rechazo de los sectores conservadores políticos, militares y económicos del país que pidieron su renuncia y su detención en 1945. Como respuesta, una marcha formada por sindicatos y obreros consiguió que el Gobierno liberara a Perón y le permitiera hablar ante la multitud en la icónica Plaza de Mayo de Buenos Aires.
“Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción. Pero desde hoy, sentiré un verdadero orgullo de argentino porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Nación”, proclamó Perón desde el balcón de la Casa Rosada el 17 de octubre de 1945. El peronismo había nacido.
El peronismo con Perón: “Justicia social, independencia económica y soberanía política”
En las elecciones de febrero de 1946 el peronismo se consagró triunfador en todo el país; no sólo accedió a la Presidencia de la Nación y obtuvo una abrumadora mayoría en la Cámara de Diputados, sino que logró imponer sus fórmulas en los gobiernos de casi todas las provincias, como recuerda el trabajo de María del Mar Solís. Ya en el cargo, Perón fundó el Partido Justicialista, la todavía formación institucional del peronismo.
Como indica a Newtral.es el politólogo de la Universidad Oberta de Cataluña, Ernesto Pascual, Perón instaló en 1946 la primera democracia populista de Latinoamérica bajo tres banderas: “Justicia social, independencia económica y soberanía política”. Perón extendió su mandato hasta 1952 a través de una reforma de la Constitución para permitir su reelección.
Justicia social. Impulsó reformas que beneficiaron a los trabajadores y a la población de menos recursos: acceso gratuito a la universidad, regularización de los precios de la vivienda, entre otras medidas.
Independencia económica. En un contexto de prosperidad económica posterior a la Segunda Guerra Mundial, el modelo económico de Perón se basó en el intervencionismo, la industrialización y en medidas para incrementar el consumo interno. “Autosuficiencia, recursos propios y huir de los monopolios extranjeros, sobre todo de Estados Unidos”, indica Pascual.
Soberanía política. Interpretado por el peronismo como un rechazo a las injerencias externas y en ocupar una “tercera posición” como símbolo de autonomía frente a las políticas de poder en el sistema de la Guerra Fría.
- Relación con los nazis. Numerosos historiadores han defendido que el Gobierno de Perón facilitó el traslado de nazis desde Alemania hasta Argentina después de la Segunda Guerra Mundial.
Además, en este primer período peronista tuvo gran relevancia la segunda mujer del presidente, Eva Perón, quién impulsó medidas sociales y dio el empujón definitivo para aprobar el sufragio femenino. La muerte de Evita en 1952, la “abanderada de los humildes”, una situación económica no tan boyante y la acción del “antiperonismo” fue el principio del fin de Perón, quien en 1955 fue derrocado por un golpe militar que le llevó al exilio —la España de Franco fue uno de los países donde recaló Perón—y dictó una orden para ilegalizar el peronismo que duró casi dos décadas.
Perón retornó al poder tras las elecciones democráticas de 1973 —tras varias dictaduras alternadas con períodos democráticos— y gobernó Argentina hasta su muerte al año siguiente. Le tomó el relevo su tercera mujer y vicepresidenta, María Estela Martínez de Perón, que se convirtió en la primera mujer presidenta de Argentina.
Durante la ausencia de Perón, el peronismo se escindió en diferentes ramas que continuaron desarrollándose hasta la actualidad: un movimiento heterogéneo, “un enigma controvertido”, como lo define Grimson en su libro.
El peronismo sin Perón en forma de dos corrientes antagónicas: el menemismo y el kirchnerismo
“Todo movimiento populista tiene una base de liderazgo, por cada líder que ha tenido el movimiento peronista se ha creado una corriente distinta”, explica Pascual. Así, entre las más relevantes destacan dos que además son antagónicas: el menemismo y el kirchnerismo.
- El neoliberalismo de Carlos Menem (1989-1995). Como indica Grimson en su libro, el neoliberalismo de Menem se explica por una serie de circunstancias históricas: la caída del Muro de Berlín, la hiperinflación en 1989-1990, entre otras condiciones excepcionales. También en América Latina hubo un proceso global de apropiación por parte del neoliberalismo de los partidos tradicionalmente populares. El menemismo ha defendido la privatización, la alineación y complicidad con Estados Unidos (abandonando, por tanto, la tradicional “tercera posición” del peronismo ) y la desregulación de la economía.
- El estatismo de los Kirchner. Es la corriente peronista que impulsaron los presidentes Néstor Kirchner (2003-2007) y su mujer, Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). En contraposición con las políticas de Menem, sus principales líneas políticas han sido recuperar el papel del Estado a través de un mayor intervencionismo, la redistribución de la riqueza, la defensa de los derechos humanos (nulidad de los indultos a represores de la última dictadura militar, y la indemnización a las víctimas de la tortura y represión) y la integración latinoamericana.
- Politólogo de la Universidad Oberta de Cataluña, Ernesto Pascual
- Libro de Alejandro Grimson, ¿Qué es el peronismo?,
- Web Casa Rosada
- Anuario del Instituto de Historia Argentina
- Boletín Oficial de la República Argentina
- Discurso de Perón en 1945
- Trabajo de investigación de María del Mar Solís
- Trabajo de investigación de Carlos Ciappina
- Asociación de docentes de la Universidad de Buenos Aires
- Jornadas de Investigación de la Universidad Nacional del Sur
- Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana
- Trabajo de investigación de Beatriz Figallo
- Trabajo de Franco Castiglioni
- Carlos Moreira y Sebastián Barbosa