¿Y si se diera el peor escenario climático? “No es sólo calor, puede ser el colapso de la humanidad”

Sequía, emergencia del clima, alimentación en el peor escenario | Ludbrook, Epa, Efe
Sequía, emergencia climática y alimentación | Ludbrook, Epa, Efe
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Una ola devora el paseo marítimo de Benidorm. La subida del nivel del mar salpica incluso a las plantas medias de algunos de los rascacielos de la ciudad de los veraneos por excelencia. Un apocalipsis de ficción que formó parte de una famosa campaña de Greenpeace sobre los riesgos de la emergencia climática de España. Esa recreación es puramente artística pero, ¿y si no fuera tan irreal? ¿Podría tener esas consecuencias tan ‘apocalípticas’ llegar al peor escenario climático que dibujan los modelos? Un estudio cree que es posible, pero no como en las campañas ‘apocalípticas’ de concienciación.

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La ciencia del clima se mueve por escenarios posibles de futuro. El más extremo es el llamado RCP8,5. Es el más pesimista pero también el más improbable. Asume que seguiremos quemando combustibles fósiles al ritmo actual o incluso mayor, sin políticas de mitigacion ni tecnologías de absorción de CO2. Aunque a veces se presenta como ‘lo que nos espera’, es más bien un marcó teórico, un modelo de proyección, no de predicción. Un límite de cálculo por lo alto. Pero este nuevo trabajo cree que quizás deberíamos darle una vuelta. ¿Y si es más realista, sabiendo lo que sabemos, y tiene impactos sociopolíticos infraestimados? ¿Y si no hace falta tanta temperatura para que la humanidad —como la conocemos— empiece a trastocarse?

Esa es la pregunta que se ha planteado un equipo internacional de climatólogos, liderados por Luke Kemp (Universidad de Cambridge), en estudio publicado en PNAS. Este investigador del Centro para el Estudio del Riesgo Existencial prefiere verlo de otro modo: no es que haya (sólo) más fenómenos extremos, es que la humanidad se juega su propia existencia o extinción. O, mejor dicho, su propia aniquilación. Ha habido cambios climáticos antes. Pero nunca tan rápidos e impulsados por una especie que habita la Tierra.

Los peores escenarios en el informe del IPCC proyectan temperaturas para el siglo XXII que no se daban desde el Eoceno temprano (los humanos no habíamos llegado). Esto revertiría ‘de golpe’ 50 millones de años de climas más fríos en dos siglos.

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Pero “los caminos hacia el desastre no se limitan a los impactos directos de las altas temperaturas, como los fenómenos meteorológicos extremos”, precisa en su trabajo. Apunta a crisis financieras, conflictos bélicos y los nuevos brotes de enfermedades como efectos secundarios del calentamiento global, si se mueve en el terreno del peor escenario climático. Es lo que han bautizado como ‘el final de la partida’ (iniciativa Climate Endgame) para la humanidad.

El final de la partida para la humanidad, ante el peor escenario climático

Todo esto suena aterrador, pero no es una descripción de lo que sí o sí va a pasar. De hecho, el equipo de Kemp hace un llamamiento a la ciencia y a la acción justamente porque cree que se puede evitar. Las sucesivas cumbres del clima (COP) tienen en el horizonte que la Tierra no se caliente por encima de +2ºC o +1,5ºC de media respecto al inicio de la era industrial.

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Hemos consumido más de la mitad de ese ‘crédito’ (aproximadamente, +1,1ºC de media). El problema es que las emisiones de gases de efecto invernadero de los humanos (CO2 y metano, sobre todo) no han parado de crecer. Es decir, resulta poco realista que no alcancemos el umbral de los +1,5ºC antes de fin de siglo incluso recortando algo esas emisiones. ¿Deberíamos empezar a considerar que no vamos a llegar a tiempo y adaptarnos?

“Ha habido pocos cambios cuantitativos en las estimaciones de los impactos globales de un calentamiento del +3ºC o superior”, advierte Luke Kemp. “Nuestra agenda de investigación con Climate Endgame quiere dirigir la exploración de los peores escenarios climáticos antropogénicos”, señala el climatólogo, quien recalca que las consecuencias de un calentamiento de +3°C o superior han sido hasta ahora infraestimadas o poco exploradas.

Si alcanzamos las ‘cero emisiones’ netas en 2050, sí llegamos a tiempo

El informe del panel de expertos del clima de la ONU de 2021-22 ya había advertido de las desigualdades y conflictos que puede provocar la emergencia climática, además del impacto directo a nivel individual. Un grado y medio de temperatura más en el planeta equivaldría a unos 5ºC de más en el cuerpo humano, es decir, pasar de nuestros habituales 36,5ºC a más de 41ºC, lo que se acerca a una temperatura potencialmente mortal. Un planeta en fiebre extrema cuyas células somos los humanos.

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La temperatura global se estabilizará cuando las emisiones de CO2 y metano (CH4) alcancen el cero neto (lo que absorban mares, plantas o máquinas debe compensar lo que emitimos los humanos). Para no sobrepasar los +1,5°C o 2ºC, tendríamos que estar en cero neto a principios de la década de 2050. Otros estudios son algo más pesimistas, pero no hablan de superar los +3ºC si se toman medidas.

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La parte 3 del informe del IPCC señala a la necesidad de una reducción sustancial en el uso de combustibles fósiles, tendente a cero para el último cuarto de siglo. Pero también una transición hacia la electricidad en varios sectores, empezando con el transporte. Esa electrificación no implica sólo enchufar dispositivos y vehículos, sino usar nuevos combustibles generadores de electricidad, como el hidrógeno, mucho menos implantado que la batería enchufable. En última instancia, apelan a la necesidad de un decrecimiento en varios sectores.

Contra el pesimismo: estamos a tiempo de evitar lo peor

“Resumimos la evidencia existente sobre la probabilidad de un cambio climático extremo, describimos por qué es vital explorar los casos en el peor escenario climático y sugerimos razones para la preocupación catastrófica”, señala en la presentación. Pero, ¿no es un acto de pesimismo que podría llevarnos a la inacción porque… total, estamos ante un destino fatal?

No es una llamada al terror, sino a la acción. Creen que estamos a tiempo de evitar el peor escenario climático, pero hay que “medirlo” y “conocerlo con rigor”

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Están convencidos de que no. Que hay margen, como suele expresar la comunidad científica experta en este tema cuando a veces se presentan modelos climáticos de futuros catastróficos. No obstante, “ponerse en el peor escenario climático nos permite actuar” y no ocultar que hay modelos que nos llevan “a una pérdida del 10% de la población mundial hasta la eventual extinción humana”, señalan en el resumen del informe.

En la carrera de la salvación, hay países y poblaciones mejor preparadas que otras. Un posible futuro es el de las ‘guerras cálidas’. Superpotencias luchan por el espacio de carbono cada vez más reducido y entran en competencia por las tecnologías más avanzadas de enfriamiento. Todo esto suena a película de ciencia ficción, a medio camino entre el ciberpunk y la distopía. ¿Es cosa de un equipo científico con una mirada muy peculiar del siglo XXII o comparten opinión sus colegas de otros países? Esto es lo que piensan tres investigadores climáticos de España en el SMC:

Los datos ya estaban ahí, se afina la mirada y se llama a la acción

Dominic Royé, climatólogo y profesor en la Universidad de Santiago de Compostela, cree que “el artículo es de muy alta calidad. Hay que decir que los autores usan datos previamente publicados en otros estudios”. El hecho de que la emergencia climática pueda terminar siendo una catástrofe parcial o total “es respaldado por la observación y las proyecciones climáticas”. Ahí están los informes del panel del clima de la ONU del IPCC.

 

1,5ºC puede parecer poco, pero el impacto a nivel local es muy diferente. La región mediterránea, de las peor paradas.

Lluís Brotons, investigador del CSIC en el CREAF piensa que el análisis de los efectos de la emergencia climática se ha desarrollado de manera más clara “y sus implicaciones, a menudo, han desbordado el ámbito científico”. Coincide con Kemp en que “los escenarios de futuro se están centrado en cómo conseguir mantener el planeta en un margen de seguridad climático (1,5 ºC)” y no en el peor escenario climático.

A su juicio, Kemp “pone el dedo en la llaga del realismo y del sentido de precaución y nos plantea la necesidad de evaluar las implicaciones de este tipo de escenarios de una manera mucho más seria de lo que hemos hecho hasta ahora”.

Por su parte, el economista Davide Consoli (INGENIO, CSIC-UPV) cree que es un acierto ir más allá de las consecuencias directas de un incremento de temperatura. Teniendo en cuenta la incertidumbre de futuro a la que nos enfrentamos, “este trabajo representa un avance respecto a los análisis existentes. Amplía el horizonte proponiendo un enfoque más crítico, y también más detallado, sobre las implicaciones socioeconómicas debidas al cambio climático”. 

¿Y ahora, qué? ¿Cómo prepararnos para el peor escenario climático?

Royé hace una reflexión: “No somos consciente de que existen cambios en procesos del sistema climático que serán irreversibles. Sólo basta echar un vistazo a los llamados planetary boundaries para ver en qué medida ya hemos superado muchos límites en diferentes dimensiones del sistema Tierra”. Se vuelve caótico. Los posibles puntos de inflexión (tipping points) pueden efectivamente llevar a efectos en cascada con consecuencias catastróficas. 

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Se está haciendo un llamamiento a la exploración desde el punto científico de un posible cambio climático catastrófico. Pero Kemp y sus colegas son claros: No implica que eso es lo que vaya a ocurrir. No obstante, Royé recuerda su reciente estudio de atribución de muertes por calor. El 35% se pueden achacar a la emergencia climática. “Ya podríamos hablar de una catástrofe, por lo menos parcialmente, muy lenta a diferencia de otros riesgos naturales, pero ya está con nosotros. ¿Podrá ir a peor? Efectivamente”.  

De todas formas, todavía quedan muchas incógnitas sobre los límites del sistema climático. No obstante, eso “no resta importancia a explorar el peor escenario posible. Es mejor estar preparado que arriesgarse a daños irreparables y consecuencia imprevistas”. 

Los autores dicen que la precaución es comprensible, pero ese principio de precaucción no coincide con los riesgos y daños potenciales que plantea el calentamiento global. En resumen, está en nuestra mano que no ocurra. Con suerte, no ocurrirá, pero no está de más (o es imperativo) prepararse para el peor escenario climático. O al menos, verlo como algo que no es una mera ‘campaña exagerada’ de un grupo ecologista.

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