Es falso que los condecorados por la Orden de Carlos III cobren una pensión vitalicia: se suprimió en 1847

La medalla de Carlos III que le han regalado al coletas y a Ábalos son 3.000 euros vitalicios al mes
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El exvicepresidente Pablo Iglesias (Unidas Podemos) y otros exministros como Luis de Guindos (PP), Alfonso Alonso (PP), José Luis Ábalos (PSOE), Màxim Huerta (PSOE) o José Ignacio Wert (PP) recibieron el pasado 28 de diciembre la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, que concede el rey Felipe VI previo acuerdo del Consejo de Ministros.

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Se trata de un título que ahora se otorga a la práctica totalidad de los exministros y que existe desde 1771, cuando se creó la Orden Española de Carlos III bajo el lema Virtuti et merito, que significa “virtud y mérito” en latín.

A raíz de la reciente condecoración a Iglesias y otros exmiembros del Gobierno, algunos mensajes se han viralizado en redes sociales afirmando que “la medalla de Carlos III que le han regalado al coletas y a Ábalos son 3.000 euros vitalicios al mes”, pero es falso.

La Gran Cruz tiene carácter honorífico y no cuenta con ninguna retribución, aunque antiguamente algunas condecoraciones de la Orden de Carlos III iban acompañadas de una pensión vitalicia de alrededor de 4.000 reales al año, pero se suprimieron en 1847. Por tanto, no es cierto que Pablo Iglesias, José Luis Ábalos y el resto de condecorados vayan a percibir una pensión vitalicia. Lo explicamos.

¿Pensión vitalicia para los condecorados por la Orden de Carlos III?

Pese a que hoy en día es falso que los miembros de la Real y Distinguida Orden de Carlos III perciban dinero por el hecho de serlo, sí hubo una época en la que algunos de los caballeros de esta orden recibían una compensación. Se trata de los “caballeros pensionados”.

“Se acabó en 1847, cuando se suprimieron las pensiones. No obstante, era una gratificación a modo de complemento al sueldo de altos funcionarios”, explica en declaraciones a Newtral.es el vizconde de Ayala, Alfonso de Ceballos-Escalera, actual comendador de la orden y considerado uno de los mayores expertos en su historia.

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Estas pensiones sí eran vitalicias y consistían en unos 4.000 reales al año. “En esa época era dinero, pero nadie podía vivir únicamente de esa pensión”, señala el autor del libro oficial La Real y Distinguida Orden Española de Carlos III y miembro de tercer grado en la orden, además de experto en heráldica y oficial de la Armada.

En los inicios de esta orden caballeresca sólo había caballeros pensionados y personas a las que se otorgaba la Gran Cruz por decisión del rey, honor que, en la mayoría de los casos, se reservaba para Grandes de España, arzobispos o cardenales. Estos no recibían pensión, mientras que los caballeros pensionados, generalmente funcionarios, sí se beneficiaban.

Isabel II acabó con las pensiones vitalicias de los miembros de la orden

Esto cambió en 1847, cuando, en pleno reinado de Isabel II, el ministro de Estado Joaquín Francisco Pacheco promovió una reforma en profundidad de las Órdenes Reales civiles. El cuarto punto de la reforma rezaba lo siguiente: “Suprimir la pensión que aquellas disfrutaban”. Desde entonces, ningún miembro de la Real y Distinguida Orden de Carlos III volvió a cobrar por su membresía una pensión vitalicia.

Como explica el vizconde de Ayala, actualmente existen cinco grados en la orden: Collar, Gran Cruz, Encomienda de Número, Encomienda y Cruz. Cada uno de ellos tiene su parafernalia y se reserva para un perfil determinado.

La Gran Cruz se reserva para altas autoridades, generalmente exministros

En el caso de la Gran Cruz, el reglamento de la orden aprobado en 2002 ─y que se puede consultar en el Boletín Oficial del Estado─ establece que se otorga a personas que hayan prestado “relevantes servicios al Estado”, pero se reserva a personas que “fueran o hubieran sido” presidentes de las Cortes Generales, del Tribunal Constitucional, del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, así como ministros y otras altas autoridades del Estado.

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La Gran Cruz, según explica el experto consultado y miembro de la orden, “es el rango más elevado al que puede aspirar un español”, aunque existe un grado superior: el Collar. Este grado es exclusivo para la Familia Real y jefes de Estado o Gobierno, aunque su concesión es extraña. A Adolfo Suárez, por ejemplo, se le concedió a título póstumo.

Todos estos títulos de la Real y Distinguida Orden de Carlos III “son una cosa puramente honorífica” y “ha dejado de ser una orden para convertirse en una condecoración”, indica el vizconde de Ayala. No obstante, mantiene una estructura orgánica en la que el gran canciller es el presidente del Gobierno, el ministro contador es el secretario general del Ministerio de Presidencia y como maestro de ceremonias actúa el jefe de Protocolo del Estado, mientras que el rey figura como Gran Maestre de la orden.

[Consulta los 340 condecorados con la Gran Cruz de la Orden de Carlos III desde 1979]

“Los diplomas de la orden de Carlos III los firma el rey de su puño y letra, no como en otros títulos en los que la firma va estampillada”, añade Alfonso de Ceballos-Escalera.

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Como curiosidad, recuerda el aristócrata, lejos de ser remunerados, en los inicios de la orden hubo un tiempo en que los miembros debían pagar un tributo de 50 doblones de oro para sufragar el funcionamiento de la institución, como las ceremonias o los sueldos del personal contratado.

Desde 1979, un total de 340 personas han sido condecoradas con la Gran Cruz de la Orden de Carlos III. Puedes consultar aquí quiénes han sido los agraciados, entre ellos no sólo políticos españoles, sino otros personajes destacados como el canciller Kurt Georg Kiesinger o el artista Salvador Dalí.

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