Mitos y datos sobre la participación en elecciones: si sube no siempre beneficia a la izquierda y el impacto de la lluvia es reducido

La participación en las elecciones municipales del 28M se situó en el 63,9% - Efe
La participación en las elecciones municipales del 28M se situó en el 63,9% - Efe
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La celebración de elecciones en España suele llevar aparejada la difusión de una serie de tópicos o lugares comunes que se repiten en cada cita electoral. En Newtral.es hemos analizado la veracidad de tres afirmaciones sobre la participación en elecciones y el comportamiento de los electores.

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La alta participación beneficia a los partidos de izquierda”

Uno de los principales mitos en torno a las elecciones es que una mayor movilización de los votantes se traduce en mejores resultados electorales para las formaciones de izquierda. El estudio (Change in) turnout and (change in) the left share of the vote, elaborado por Stephen D. Fisher, profesor de Sociología Política de la Universidad de Oxford, considera que esta idea es “en gran medida mítica”.

La investigación, que analiza los resultados de los partidos de izquierda a nivel internacional en la segunda mitad del siglo pasado, concluye que si bien “existe una correlación positiva entre la participación y la cuota de la izquierda en las elecciones nacionales en todos los países”, según esta autor es probable que sea resultado de la evolución independiente de ambas variables y “no una conexión causal”.

Pese a ello, en el caso de España, el histórico de datos de resultados electorales del Ministerio del Interior muestra que la participación superó el 70% en seis de las ocho elecciones generales en las que el partido más votado fue el Partido Socialista (PSOE). De hecho, los socialistas obtuvieron su mejor resultado en unas elecciones generales en octubre de 1982, cuando el 79,97% de los electores ejercieron el derecho al voto, el máximo registrado hasta el momento.

Por el contrario, la participación solo se situó por encima del 70% en una de las cinco elecciones generales en las que el Partido Popular (PP) fue la formación más votada –en 1996, cuando el porcentaje de votantes llegó al 77,4%–.

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Asimismo, el histórico de resultados de elecciones municipales revela que la participación fue inferior al 65% en cuatro de los seis triunfos del PP –1999, 2007, 2015 y 2023–. Aun así, la formación conservadora también se impuso en las elecciones municipales de 1995, en las que se batió el récord de votantes en este tipo de comicios (69,87%).

En esta línea, el trabajo Participación y resultados electorales en España, de Ignacio Lago y José Ramón Montero, defiende, en base a los datos de las elecciones generales celebradas entre 1977 y 2008, que el aumento de la participación suele beneficiar a los partidos que se encuentran en la oposición, y especialmente al PSOE en detrimento de los partidos de derecha.

"El electorado de los partidos de izquierda suele estar compuesto por más personas jóvenes, trabajadoras y étnicamente diversas, que sabemos que suelen votar menos", explica Alberto López, investigador postdoctoral en la Universidad Libre de Amsterdam y director de Predi, un mercado de predicción electoral desarrollado por la Universidad de Zúrich.

"Por ello, podemos suponer que si baja la participación en unas elecciones, la izquierda es la principal perjudicada. Aun así, cada elección es muy diferente. Influye el ciclo electoral, las sensaciones que tengan los votantes sobre el Gobierno o la imagen del candidato de la oposición", asegura.

"La participación no siempre beneficia a la izquierda", afirma Daniel V. Guisado, politólogo especializado en el análisis de datos. "En ocasiones la movilización es asimétrica y su aumento también. Puede ser que el rechazo al gobierno de izquierda movilice a la derecha y esto haga que sea perjudicial para los partidos de gobierno actual. Pongo por ejemplo la Comunidad de Madrid en 2021: se disparó la participación y benefició enormemente a Ayuso", recuerda.

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De hecho, los barómetros preelectorales del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de las últimas cuatro elecciones generales descartan que la abstención sea netamente de izquierdas. En una escala de autoubicación ideológica del 1 (izquierda) al 10 (derecha), los mayores porcentajes de encuestados que afirman que no irán a votar se sitúan en el centro y centroizquierda.

"La lluvia provoca que la participación en las elecciones disminuya"

La jornada electoral del pasado 28 de mayo estuvo marcada por las precipitaciones, que llegaron a superar los 50 litros por metro cuadrado en las estaciones meteorológicas de Cieza (Murcia) o de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Las elecciones municipales registraron una participación del 63,9% de los electores, 1,3 puntos porcentuales menor a la de 2019 (65,19%), pese a que los avances de participación reflejaban una subida en la proporción de votantes. Una de las incógnitas de la jornada electoral fue el impacto que tuvo la situación climatológica en el ejercicio del derecho a voto.

El estudio Meteorología y resultados electorales en las elecciones locales españolas, elaborado por Joaquín Artés, catedrático de Economía de la Universidad Complutense de Madrid, defiende que el nivel de participación en las elecciones municipales celebradas entre 1987 y 2011 en las localidades en las que llovió "fue aproximadamente medio punto porcentual menor que en municipios similares que en los que no llovió el día de las elecciones".

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"La meteorología adversa es un coste para el votante que se traduce en un menor nivel de participación", asegura la investigación. Este fenómeno afecta de forma distinta a los votantes de distintos partidos políticos. "Se ha comprobado que el PP resultaría beneficiado por las malas condiciones meteorológicas mientras que los partidos de izquierdas resultarían perjudicados", concluye el trabajo académico.

En Estados Unidos, el trabajo académico The Republicans Should Pray for Rain: Weather, Turnout, and Voting in U.S. Presidential Elections estimó que la lluvia provoca una bajada en la participación en las elecciones presidenciales de un punto porcentual y la nieve, de 0,5 puntos, siendo el Partido Republicano el principal beneficiado por este descenso.

Por el contrario, la investigación Does rain help the Republicans? Theory and evidence on turnout and the vote descartó que el descenso de participación por el mal tiempo tuviera un impacto diferenciado en el voto por partidos.

"Los fenómenos climáticos como una ola de calor o una tormenta pueden afectar a la participación, pero su impacto es pequeño", admite Alberto López. Aun así, "no hay un efecto estructural por el cual el votante de izquierdas o derechas se vea más o menos afectado por la lluvia, sino que va a depender de cómo esté distribuido el fenómeno meteorológico y de lo fieles y motivados que estén sus votantes".

"Los jóvenes van menos a votar que los mayores"

En primer lugar, los datos de la Oficina del Censo Electoral evidencian que los jóvenes no son el grupo de electores más numeroso. 

En las elecciones municipales y autonómicas del pasado 28 de mayo, el número de electores españoles residentes en España y en el extranjero de entre 18 y 24 años era de 3,13 millones de personas, es decir, el 8,7% del censo electoral. Así, los grupos de electores más numerosos eran los que tenían entre 45 y 49 años (10%), 50 y 54 años (9,6%) y 55 a 59 años (9,3%).

Además de que los jóvenes son menos en número, los datos disponibles apuntan a que también participan menos en las elecciones que otros grupos de edad. La encuesta flash preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) para las elecciones del 28 de mayo sitúa a los jóvenes como el segundo grupo de edad que se encontraba menos seguro de que acudiría a votar -tras las personas de 25 a 34 años-, mientras que los mayores de 75 años eran los más movilizados.

El barómetro postelectoral del CIS de las elecciones generales de noviembre de 2019 apunta en la misma dirección. Alrededor del 17% de los encuestados de entre 18 y 24 años y de 25 a 34 años afirmaban haberse abstenido en los comicios, mientras que entre los mayores de 55 años esta proporción se situaba en el entorno del 9%.

"Los jóvenes votan menos porque por lo general tienen menos tiempo y recursos, y todavía no han llegado a la edad en la que votar resulta materialmente relevante. Esto se une a que en España hay un fallo de representación: hay muy pocos políticos jóvenes y las políticas de los partidos suelen estar muy orientadas a personas más mayores", explica Alberto López.

Daniel V. Guisado afirma que los jóvenes "no solo votan menos y son menos; además son más intermitentes", de manera que "en algunas elecciones salen en masa a votar y en otras se quedan en casa".

"La llegada de los nuevos partidos -Podemos y Ciudadanos- sacó a muchos electores de la abstención porque empezaron a hablar más de los jóvenes, pero con su caída no sería de extrañar que volviera a aumentar la brecha generacional", apunta López. Pese a ello, el investigador postdoctoral considera que "los jóvenes que participan son muy activos en política no institucional, online o manifestaciones".

Fuentes

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