En los últimos meses, políticos de distinto signo han hablado de la situación de los jóvenes en entrevistas, sesiones de control al Gobierno y mítines. Uno de los datos que más se ha mencionado tiene que ver con el paro juvenil en España, el más alto de la Unión Europea, con una distancia de hasta veinte puntos con respecto a Alemania o Países Bajos.
Los datos: España lidera el paro juvenil en la Unión Europea desde hace años
España cerró 2023 con una tasa de paro juvenil del 28,36%, según el INE. Esto significa que hay unos 481.500 jóvenes de entre 16 y 24 años que están en disposición de trabajar, es decir, forman parte de la población activa, pero no consiguen un empleo. Trasladado a la Unión Europea, nuestro país lideró el desempleo en enero de 2024 (el dato más reciente), por delante de Suecia, Portugal, Grecia e Italia, según Eurostat.
De hecho, España ocupó el primer y el segundo puesto el 90% del tiempo desde 1986, cuando se incorporó al club comunitario, como explicamos aquí. En el otro lado de la tabla están países como Alemania, con un 5,7% de paro juvenil; Malta, con un 7,8%; República Checa, con un 8,1% o Países Bajos, con un 8,2%, según las estadísticas comunitarias a enero de este año.
Un apunte. Esto no solo ocurre con los jóvenes. España también tiene un porcentaje de paro general particularmente alto. Con un 11,6% en enero de 2024, el último dato disponible en Eurostat, es el país con la mayor tasa de toda la Unión Europea y representa casi el doble de la media de los Estados miembros.
Las causas del paro juvenil en España: la transición hacia el mercado laboral y la sobrecualificación
¿Por qué pasa esto? Hay varias causas. Una tiene que ver con cómo se ha planteado el camino desde los centros escolares al trabajo. “Cuando nos comparamos con los países del norte y del centro de Europa vemos que la tasa de paro juvenil es menor, pero es un problema compartido con los países del entorno mediterráneo (Grecia, Italia…). Tiene que ver con la transición del sistema educativo al mercado laboral; nosotros lo hemos hecho peor y, aún ahora, la mayoría de los jóvenes que se incorporan no suelen tener experiencias laborales previas”, apunta Florentino Felgueroso, investigador de Fedea (la Fundación de Estudios de Economía Aplicada), a Newtral.es.
Algunos países lo han resuelto con un sistema para entrelazar formación y empleo. “En Alemania, República Checa, Eslovaquia, Suiza o Austria tienen un sistema dual en el que se compaginan los estudios y el trabajo. En Holanda, por ejemplo, la mayoría de los empleados del comercio o de la hostelería son jóvenes, muchos de los empleos en estos sectores están reservados para ellos. Nosotros llevamos años con este modelo dual, pero hemos ido despacio y la cobertura aún es baja”, añade el especialista.
Con todo, ese tránsito también se ve condicionado por la diferencia que hay, en muchos casos, entre los estudios que han cursado los jóvenes y el puesto de trabajo al que al final acceden. “Tenemos un mercado altamente sobrecualificado, el sistema productivo hace que todas esas personas con formaciones universitarias terminen trabajando en sectores para los que no se necesita esa cualificación”, como explica a Newtral.es Juan Antonio Báez, vicepresidente del Consejo de la Juventud de España.
Las lagunas del sistema educativo y la falta de políticas
En el ámbito educativo, al paro juvenil también afecta la tasa de abandono escolar temprano que hay en España, la segunda más alta de la Unión Europea, según datos del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes. Ese 13,9% de jóvenes que no terminan la ESO o no siguen estudiando después es un indicador que profundiza, a su vez, “la desigualdad y la pobreza”, porque “quienes proceden de hogares con ingresos más reducidos tienen una tasa siete veces superior respecto a aquellos alumnos/as de hogares con ingresos más altos”, como refleja la Radiografía del (des)empleo juvenil en España de la Fundación Fad Juventud.
Además, Báez apunta a “la falta de políticas activas de empleo para los jóvenes” por parte de las instituciones: “La mayor apuesta que se ha hecho ha sido la Garantía Juvenil [el servicio del SEPE para encontrar trabajo], pero no sirve porque son formaciones que, generalmente, no están adaptadas al mercado laboral o no han cumplido el objetivo de garantizar el empleo estable”.
Las condiciones laborales de los jóvenes que sí consiguen trabajo y los problemas para emanciparse
En paralelo al problema del paro juvenil que hay en España, uno de los obstáculos con el que se encuentran los jóvenes que sí llegan a conseguir trabajo es el de la precariedad de las condiciones que les ofrecen. Los salarios bajos (es de los colectivos que más perciben el Salario Mínimo Interprofesional) o la temporalidad de los contratos siguen siendo algunas de las principales problemáticas que perciben, según el informe de la Fundación Fad Juventud.
- En el documento advierten de que “trabajar y no poder satisfacer las necesidades básicas es una realidad existente” y no evita que haya jóvenes que estén en riesgo de pobreza o de exclusión social (uno de cada cinco con trabajo están en esta situación, como apunta el Observatorio de la Emancipación). Es habitual que queden relegados a los “trabajos temporales, con poca protección y garantías” y a la “alternancia entre periodos de empleo y desempleo” (página 31).
Es algo ya estructural y que se da por sentado, como explica Báez: “De manera histórica, se ha entendido que el empleo juvenil tiene baja remuneración y condiciones peores y, por el hecho de ser jóvenes, se han normalizado estas situaciones que todo el mundo sabe que son precarias e injustas”.
¿En qué deriva esto? Entre otras cosas, esa precariedad laboral hace que los jóvenes tarden más en emanciparse que en otros países del centro o el norte de Europa porque no están en condiciones de hacerlo. En España, se independizan, de media, a los 30 años (solo el 16,3% de los jóvenes de entre 16 y 29 años se ha ido de casa, según el Observatorio). Otro condicionante sigue siendo, también, el excesivo precio de la vivienda.
Aunque no es el único. A diferencia del sur europeo, en otras regiones está más extendida la idea de irse de casa más pronto, según Felgueroso: “Hay un componente común con países como Italia o Grecia, por ejemplo, donde hay una cultura de la familia y menos movilidad. En el norte y el centro de Europa tienen un concepto distinto y, en general, piensan en independizarse antes”, considera el investigador de Fedea.
Las consecuencias del paro juvenil en España
Todo esto genera problemas a corto, medio y largo plazo. “El paro y la precariedad que se sufre siendo joven tiene lo que se conoce como un efecto cicatriz sobre las personas a lo largo de su vida; si ya tuvieron problemas para encontrar trabajo de jóvenes es probable que también los tengan siendo adultos”, explica Felgueroso.
Como apuntan desde la Fad, estos “efectos persistentes y negativos” se traducen, después, en una falta de “oportunidades vitales, tanto en el desarrollo profesional como en el bienestar económico y social”, pero también repercuten “en su salud física y mental” (página 31 del informe).
Esto también tiene un nombre. “Es la maldición de la eterna juventud, que va a hacer que en el futuro tengamos a personas con 35 o 40 años con problemas de emancipación e independencia para tomar determinadas decisiones porque seguirán arrastrando estas condiciones de precariedad que se han normalizado”, apunta Báez.
- Juan Antonio Báez, vicepresidente del Consejo de la Juventud de España
- Florentino Felgueroso, investigador de Fedea
- Tasa de desempleo por grupos de edad y país (Eurostat)
- Edad media de emancipación por país (Eurostat)
- Tasa de paro por grupos de edad (Encuesta de Población Activa del INE)
- Estadísticas de abandono escolar temprano del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes
- ‘Radiografía del (des)empleo juvenil en España’ de la Fundación Fad Juventud
- Informe estatal del Observatorio de la Emancipación (primer semestre de 2023)
- ‘Transiciones juveniles en desventaja al mercado laboral en América Latina y España’ (Ayuda en Acción)