Parlamentos menguantes: menos gasto en salarios a cambio de una menor representatividad

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Entre el domingo y el lunes, Italia celebró un referéndum para reducir el número de parlamentarios. Casi el 70% de los ciudadanos votó a favor de esta medida que, según publicaba Il Corriere della Sera, supondrá un ahorro de 100 millones de euros. 

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Al hilo del caso italiano, nos preguntamos: ¿están los Parlamentos europeos sobredimensionados? ¿Tiene sentido recortar el gasto político en la representación parlamentaria? En Transparentia repasamos los datos.

España, segndo país con menos diputados en relación a la población

Puesto que un parlamento busca ser representativo de su población, el tamaño de las cámaras varía enormemente entre los países de la Unión Europea, cuya población va desde el medio millón de malteses hasta los 83 millones de alemanes; desde los 56 parlamentarios de Chipre (6,4 por cada 100.000 habitantes) a los actuales 945 de Italia en sus dos cámaras (1,6 por cada 100.000).

«Lo difícil es establecer el umbral», explica Nacho Jurado, politólogo y profesor de la Universidad Carlos III. «En países más pequeños, donde la diversidad es menor, puedes permitirte parlamentos más pequeños manteniendo la misma representación relativa». 

Puesto que es necesario un mínimo de miembros para que una cámara funcione —un congreso con diez diputados difícilmente podría tener comisiones necesarias como las de educación, presupuestos o defensa—, los países con más parlamentarios por cada 100.000 habitantes son los menos poblados: Malta, Luxemburgo, Estonia y Chipre. Ninguno de ellos supera el millón y medio de habitantes, pero sus parlamentos tienen entre 56 y 101 miembros, 

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Todos los países de la UE con más de 10 millones de habitantes —a excepción de Grecia, Suecia y Portugal— tienen sistemas bicamerales. Y, por lo general, más parlamentarios. El número aumenta con la población, pero el ratio disminuye. Hasta ahora, Italia era el miembro de la Unión Europea con el Parlamento más extenso, 640 diputados y 315 senadores (a los que pueden sumarse hasta cinco vitalicios, designados por el presidente). Le seguía de cerca Francia, con 925 parlamentarios (577 en la cámara baja y 348 en la alta); eso es, 1,4 por cada 100.000 habitantes. 

España es actualmente el segundo país con menor ratio de parlamentarios, sólo por detrás de Alemania. Tras el referéndum, Italia, que estaba en sexto lugar —por detrás de Francia y Polonia— pasará a ocupar el segundo lugar, por delante de España.

Los diputados españoles, los que menos cobran 

Italia es el país de la UE donde los salarios de los diputados son más altos. Según un estudio elaborado por Euronews en 2016, el sueldo básico de los diputados italianos es casi seis veces superior al salario medio nacional. España es el país con sistema bicameral donde menos cobran los diputados.

[Los sueldos de 269 de los 350 diputados aumentan tras formarse las comisiones]

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En un contexto como el italiano, con un parlamento amplio y caro, reducir el número de escaños en la Cámara de Diputados y en el Senado —algo que no ocurrirá hasta el final de la legislatura, en 2023— puede tener un efecto más o menos significativo en los costes políticos del país. Pero Jurado recuerda que el sueldo de diputados y senadores es una parte pequeña del gasto total de la representación; y que lleva aparejados otros gastos: «El caso italiano es excepcional porque está sobredimensionado, pero reducir el número de parlamentarios no significa necesariamente reducir costes».

Gran parte del gasto está en asesores y otros equipos dentro de la burocracia del Parlamento. Por eso, reducir el número de políticos es asumible en parlamentos como el italiano, pero por debajo de un umbral perder representantes significa que los que quedan tienen un abanico de obligaciones más amplio y necesitan un equipo mayor. «Pierdes políticos, pero si tienes que hacer oficinas de soporte al diputado más grandes, probablemente el gasto no se reduzca tanto», señala el politólogo.

«La cifra puede ser muy espectacular —añade Jurado en relación a los 100 millones de euros anuales que Italia prevé ahorrar con la reforma—, pero en el conjunto de gastos de un Estado, es pequeña». El dinero, no obstante, no es el único motivo para estar a favor de la reducción del número de parlamentarios. «En parlamentos sobredimensionados como el de Italia es difícil tener control. La rendición de cuentas podría ser un argumento más potente que el económico».

La trampa de la representación

Al margen de su efecto en las arcas públicas italianas, el referéndum recién celebrado es llamativo por el contexto en el que se planteó. Inicialmente, la reducción del número de senadores formaba parte de un paquete de medidas más amplio en la reforma constitucional planteada en 2016 por el entonces primer ministro, Matteo Renzi.

El plan de Renzi fracasó, pero el Movimiento 5 Estrellas rescató la propuesta separándola del paquete extensivo dentro del cual se había planteado inicialmente y ampliando la reducción a ambas cámaras parlamentarias. «Lo que ocurre es que puede tener sentido como parte de una reforma global, pero por sí misma es poco prioritaria», razona Jurado.

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«La trampa de todo esto es que en teoría se plantea el argumento de reducir el número de representantes porque ‘no nos representan’, pero cuanto más lo reduces, más riesgo tienes de que realmente no te representen», explica Jurado. 

El caso de Castilla-La Mancha es representativo de esta cuestión. En 2014, el parlamento autonómico redujo sus miembros de 49 a 33. Ahora hay partidos que se quedan fuera. Es un ejemplo local de la disyuntiva entre reducir costes y garantizar representatividad y diversidad parlamentaria.

«Es el coste que uno quiere asumir de perder coste de representación. Si piensas que el Parlamento tiene que ser un espejo de la sociedad, necesitas un mínimo para garantizar esa representación», razona Jurado.

Frente al potencial ahorro, el profesor de la Universidad Carlos III destaca un coste: el de dar argumentos a la desafección política. «Si hay un sentimiento de poca representación, al reducir el número de representantes abonas ese sentimiento. Si hay un problema de desafección, lo que hace falta son reformas que consigan una mejor representación».

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  • REDUCIR NO ES LA SOLUCIÓN, ES UNA MEDIDA POPULISTA, EL VERDADERO PROBLEMA ES LA CORRUPCIÓN Y EL POCO CONTROL DE LOS POLÍTICOS, Y EXIGIR QUE CUMPLAN CON SUS RESPONSABILIDADES.