Los países que más vacunan parecen registrar menos mutaciones del coronavirus

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Foto: EFE | Una mujer recibe la primera dosis de la vacuna Covaxin en un hospital de Srinagar
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Poner la vacuna rápido, bien y al mayor número de personas posible. Esa es la idea que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sostenido desde el comienzo de las desiguales campañas de vacunación con dos objetivos: salvar vidas y evitar nuevas mutaciones del coronavirus.

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Lo primero se está consiguiendo en los lugares que más población vulnerable han vacunado, como el caso de España. Lo segundo no estaba tan claro. Como recordaba a Newtral.es en diciembre la epidemióloga del CBMSO-CSIC Margarita del Val, “la vacuna pone al virus ante una situación muy dura, pero no necesariamente hará que surjan más variantes respecto a cómo lo hacen muchas infecciones”.

Dicho de otro modo, aunque el virus no está vivo ni tiene voluntad, se puede metafóricamente decir que “trata siempre de escapar cuando se le persigue y se le presiona”, explica el virólogo José Antonio López-Guerrero, JAL. Y la vacuna mete presión, pero se escapa a través de los contagios. Y eso es lo que parecen hallar dos científicos de la Universidad de Maryland, que han indagado en las cifras de mutaciones halladas en el coronavirus en países que vacunan mucho y países que vacunan poco.

Sus conclusiones provisionales, que no han sido aún revisadas sistemáticamente por otros colegas, no encuentran un vínculo entre vacunar mucho y derivar en más mutaciones. Y mucho menos, mutaciones de escape, es decir, aquellas que restan efectividad de las vacunas. Es una primera aproximación, pero ya da indicios de que “es peor no vacunar y dejar que el virus siga mutando libremente”, explica JAL.

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Delta con más mutaciones en India que en Reino Unido por la vacuna

Ting-Yu Yeh y Gregory Contreras fundaron una empresa de bioingeniería de pesticidas no químicos y cannábicos que, desde 2020, se ha centrado en hacer seguimiento a la evolución natural del SARS-CoV-2. Ahora han puesto el foco en mutaciones en la variante Delta en 16 países, entre los que se encuentra España.

“Todas las mutaciones del SARS-CoV-2 son el resultado de dos mecanismos principales: sustitución espontánea o borrado deleción de nucleótidos (las letras que componen su genoma en forma de ARN) y la recombinación de su ARN. Sin embargo, no está claro exactamente cómo las intervenciones humanas (vacunas, confinamientos, etc.) afectan las mutaciones virales“, explican.

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Al cruzar datos de vacunación y mutaciones, vieron que en Reino Unido la variante Delta emergió con una rápida expansión sin demasiados cambios, como con Alfa. “El número medio de diferencias entre secuencias fue significativamente menor en Reino Unido que en otros sitios donde [Delta] emergió después del 24 de abril de 2021”, aseguran los investigadores, que toman esa fecha como referencia o punto de corte que marca un antes y un después de la expansión de la variante a nivel mundial.

En Australia, con poca vacunación y baja incidencia, la frecuencia de mutaciones en Delta fue mayor a la de Reino Unido, con más contagios pero más inmunización.

La idea es que donde llegó más tarde, empezó a propagarse con más mutaciones que en Reino Unido, segundo país donde se produjo una explosión de casos pero donde la tasa de vacunación era relativamente alta en primavera.

En Australia, con bajas tasas de vacunación, pero también baja incidencia, la frecuencia con que se observaron mutaciones fue mayor a la británica o española. A enorme distancia está Japón, donde las mutaciones se dispararon a niveles propios de la explosión de Delta en India, con apenas un 20% de su población completamente vacunada.

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Vacuna a nivel mundial para evitar mutaciones

Este trabajo tiene las obvias limitaciones de depender de datos de secuenciación genética de diversos países y capacidades diferentes. También de centrarse en un periodo concreto y con una variante que, aunque puede escaparse de la neutralización de los anticuerpos que generan vacunas e infecciones previas, en general no presenta ese problema en la mayoría de personas.

Por otro lado, el virus puede seguir circulando asintomáticamente entre personas vacunadas y seguir mutando como entre no vacunados. Pero las probabilidades de contagio se reducen hacia la mitad con la vacuna puesta. Y por tanto, menos oportunidades para la mutación.

“Nuestras observaciones mostraron que los países con tasas de vacunación más altas generaban menos mutaciones en comparación con países con poca vacunación. Esto sugiere que hay menos posibilidad de que el virus genere mutaciones más virulentas en países con un alto nivel de vacunación”

Debe tenerse en cuenta que el virus se vuelve más contagioso a medida que se analiza a través de la población vacunada, eventualmente, para convertirse en la cepa dominante para infectar a una población entera. “Esto es lo que estamos viendo en la variante Delta en Estados Unidos, Reino Unido y otros países”, aseguran los autores. Pero, según López-Guerrero, lo más plausible es que siga evolucionando hacia un “virus más contagioso pero con una clínica más leve”.

Y para ello “seguramente la vacuna ayude para bien. Hay un efecto de coevolución (va mutando de manera natural, pero mediada por las intervenciones que hacemos los humanos con nuestro comportamiento, vacunas o tratamientos) que hemos visto con otros patógenos, como la gripe de 1918”, explica el virólogo.

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Un efecto negativo de las resistencias a vacunarse “podría ser un gran aumento de mutaciones virulentas y la imposibilidad de alcanzar inmunidad colectiva a nivel nacional o mundial”. Pero no sólo: “Recomendamos que la vacunación universal, así como la mitigación. Se siguen empleando estrategias y vigilancia genómica para prevenir una mayor transmisión viral” advierten Yeh y Contreras.

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