Fact Fiction

‘Painkiller’ o cómo una farmacéutica creó millones de adictos a un opiáceo en Estados Unidos

Painkiller
Fotograma de 'Painkiller' | IMDB
Tiempo de lectura: 8 min

“Esta serie está basada en hechos reales, aunque algunos personajes, hechos y diálogos se han modificado con fines dramáticos. Lo que no se ha modificado es que a mi hijo con 15 años le recetaron OxyContin. Sufrió años y años de adicción y, a los 32 años, falleció solo y bajo el frío en el aparcamiento de una gasolinera. Le echamos de menos”.  Con esta declaración comienza Painkiller, traducida como Medicina Letal en español, la nueva miniserie de Netflix que explora el origen de la epidemia de opiáceos en Estados Unidos y, en especial, el papel del fármaco OxyContin y la compañía que lo distribuye, Purdue Pharma. 

Publicidad

La oxicodona, OxyContin en su nombre comercial, es un opioide de prescripción médica pensado para el dolor intenso y prolongado 

Aunque el protagonista de la actual epidemia de opiáceos estadounidense es el fentanilo, no siempre ha sido así. En la década de los 90, la farmacéutica Purdue Pharma, especializada en analgésicos potentes y propiedad de la familia Sackler, buscaba un nuevo medicamento que lanzar al mercado, puesto que su único producto, la morfina en comprimidos de liberación prolongada, tenía un nicho muy concreto de pacientes oncológicos en cuidados paliativos. Esta es la historia que narra Painkiller

Purdue decidió apostar por la oxicodona, un opioide entre 1,5 y 2 veces más potente que la morfina. Pese a su potencia, la Administración de Comida y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) la aprobó en 1995 bajo la creencia de que su fórmula de liberación prolongada prevendría su abuso por parte de los pacientes. La farmacéutica acompañó la salida al mercado del OxyContin con una agresiva campaña de marketing para ampliar el nicho de pacientes: desde el cáncer hacia otro tipo de dolores crónicos.

La maniobra publicitaria se centró en los médicos, que eran quienes debían recetar el medicamento, así como en los sectores académicos de la medicina. Según el Diario Americano de Salud Pública, de 1996 a 2001 Purdue organizó más de 40 conferencias nacionales sobre el “control del dolor”, a las que asistieron más de 5.000 profesionales sanitarios con todos los gastos pagados. La compañía también puso en marcha un sistema de bonus para incentivar a su red de representantes a aumentar las ventas de OxyContin, como cuenta el medio The Conversation y se muestra en Painkiller.  

Las recetas de OxyContin para el dolor no oncológico se multiplicaron por más de nueve  de 1997 a 2002

La campaña de Purdue dio resultado, y como consecuencia las recetas para el dolor no relacionado con el cáncer pasaron de 670.000 en 1997 a 6,2 millones en 2002, lo que representa un incremento del 825% en tan solo cinco años. Por su parte, las ventas crecieron desde 48 millones de dólares en 1996, su primer año en el mercado, hasta superar los mil millones de dólares en el 2000. 

Como explica a Newtral.es María Teresa Grande, profesora de Farmacología y Toxicología en la Universidad Francisco de Vitoria, los opiáceos comenzaron entonces a utilizarse para el dolor moderado además de para el grave (existen tres niveles: leve, moderado y grave), lo que, según la experta, “no debe ser su función, puesto que tenemos analgésicos más indicados para esa clase de dolor que no generan adicción”. 

Publicidad
  • Según indica Grande, la FDA “cayó en el error de minimizar los riesgos de la oxicodona” al evaluar el OxyContin. 

En una parte de Painkiller, sale a la luz la realidad sobre uno de los principales pilares con los que justifican el uso de este medicamento: una breve carta que un médico envió en 1980 a la revista especializada New England Journal of Medicine. Años después, en 2017, esta misma publicación analizó el efecto de la misiva y cómo jugó un papel clave al cambiar la imagen de los opioides y presentarlos como una opción segura para el tratamiento del dolor. La carta, de solo un párrafo, concluía que el porcentaje de pacientes que desarrollan adicción a estos fármacos era muy bajo, pero se basaba en evidencia limitada a un entorno hospitalario controlado. 

  • Según el estudio de 2017, la carta ha sido citada en 439 artículos científicos para defender la seguridad de los derivados del opio en el tratamiento del dolor, lo que, según los investigadores, “ha contribuido a la crisis de los opioides en Norteamérica”. 

OxyContin: de fármaco a droga

Según el Centro de Control y Prevención de la Enfermedad (CDC por sus siglas en inglés), de 1999 a 2021 han muerto 645.000 personas por sobredosis de opiáceos en Estados Unidos. El organismo distingue tres olas diferenciadas en la llamada “epidemia de los opiáceos”. La última y actual, iniciada en 2013, tiene como protagonistas a los opioides sintéticos, principalmente el fentanilo. Pero la primera, la que dio origen a las demás y muestra Painkiller, comenzó en los años 90 con el aumento de los opioides de receta, fundamentalmente el OxyContin de Purdue Pharma. 

Como explica la doctora Grande, la adicción a este tipo de fármaco dista de ser una adicción lúdica. El potencial adictivo, tanto físico como mental, de los derivados del opio, es muy alto, y el problema social que ha generado en Estados Unidos es muy difícil de erradicar. Según el Instituto Nacional de Salud del país, tres millones de estadounidenses sufren o han sufrido de adicción a los opiáceos. Para la experta, la solución ya no pasa por controlar su uso médico, sino por la implantación de programas masivos de desintoxicación, una misión complicada en un país sin sistema público de salud. 

Publicidad

Consecuencias legales para Purdue Pharma y la familia Sackler 

La empresa farmacéutica responsable de la fabricación y distribución del OxyContin, Purdue Pharma,  se declaró culpable en 2020 de tres delitos federales: uno de conspiración para incumplir la Ley de Alimentos, Fármacos y Cosméticos y otros dos referentes a la Ley Federal contra los sobornos en el ámbito sanitario. 

Según la fiscalía general, “la empresa mintió a las autoridades sobre las medidas tomadas para prevenir el abuso e incrementó de forma fraudulenta la cantidad de productos que se les permitía vender”. Purdue también pagó sobornos a médicos para animarles a recetar sus productos, “poniendo los beneficios por encima de la gente y rompiendo el vínculo sagrado entre doctor y paciente”. 

Como muestran los créditos finales de Painkiller, en 2021, Purdue Pharma se disolvió y aceptó pagar 4.500 millones de dólares por su papel en la crisis de los opiáceos, resolviendo así los numerosos procesos legales, como informó el New York Times. Un año después, la fiscalía forzó una renegociación y la cifra aumentó hasta los 5.500 millones. Sin embargo, estos acuerdos recibieron numerosas críticas por “proteger a los Sackler”, como señala el diario estadounidense. 

El caso será revisado el próximo diciembre después de que la Corte Suprema, a instancia del gobierno de Joe Biden, coincide con las críticas al considerar que el acuerdo ofrecía a la familia Sackler “protección jurídica” frente a más de 40.000 demandas sin resolver, según recogió el New York Times.

La situación de los opiáceos en España 

Como explica a Newtral.es María Teresa Grande, la situación en Europa y en España es muy distinta a la de Estados Unidos, que es en la que se centra Painkiller. La independencia de la Agencia Europea del Medicamento frente a las compañías farmacéuticas es mayor que en EEUU, y los productos derivados del opio están fuertemente regulados y no pueden ser recetados por un médico de cabecera. 

Publicidad

Por tanto, la experta considera que, observando el precedente del país americano, “hemos hecho las cosas bien y estamos relativamente a salvo de sufrir una situación similar”. Eso sí, también destaca que, de existir un problema comparable en España, sería con las benzodiacepinas. Como informamos en Newtral.es, España lidera el consumo mundial de estos fármacos, cuyo fácil acceso y potencial adictivo, aunque es mucho menor que el de los opiáceos, puede causar problemas similares, como el aumento del mercado negro ante la fuerte demanda de personas con adicción. 

Fuentes
  • National Library of Health
  • Food and Drug Administration
  • American Journal of Health
  • New England Journal of Medicine
  • Declaraciones a Newtral.es de María Teresa Grande, profesora de Farmacología y Toxicología en la UFV
  • The New York Times
  • The Conversation
  • Department of Justice
  • Centers for Disease Control and Prevention