El rock era su trabajo hasta que estalló la pandemia de coronavirus, que estalló para todas las orquestas y todas las fiestas de verano. La orquesta Claxxon recorría la carretera y los escenarios de la geografía gallega y española con 11 personas a bordo de la banda. Ahora solo quedan cinco.
El gerente del grupo Claxxon, Manu Ménez, recuerda cómo “de golpe y porrazo” el COVID-19 les quitó el “modo de vida”. Algunos miembros han tenido que dejar la orquesta para pasarse a la producción musical, para hacer tatuajes o trabajar en un almacén de muebles.
“Unos se buscan la vida, otros dan clases… Ahora en el grupo solo quedamos cinco: los tres socios fundadores, un chico que entró en 2019 y el pianista”, cuenta Méndez tras doce años al frente de la orquesta.
Son muchas las veces que, en el último año, este músico se ha visto tentado a bajarse definitivamente de los escenarios: “Siempre te ronda eso por la cabeza, pero tenemos muchísima inversión hecha. Qué hacemos con todo, con el escenario móvil, los equipos de sonido y de luces, todo eso está listo para funcionar.” Y ellos, que llevan casi dos años sin tocar frente al público pero que continúan pagando los créditos de casi un millón de euros en la inversión del equipo, también están listos para volver.
Con las nuevas incorporaciones a la banda, que compaginan la orquesta con otros trabajos, empiezan a ensayar de nuevo con la vista puesta en agosto. Tienen seis actuaciones ese mes. Seis actuaciones que se quedan en nada al compararlo con las 120 al año que realizaban antes del virus.
“No podemos saber cuáles son las previsiones. Como les dije a mis chavales: ‘podemos hacer diez actuaciones, dos o ninguna’”. Que el verano tenga banda sonora no depende, esta vez, de los y las músicas, sino de la pandemia.
El mapa de las fiestas de verano para las orquestas está desierto
En la temporada de verano, una orquesta media realiza entre 70 y 100 actuaciones. “Este año será todo un éxito la orquesta que haga 15 fechas de aquí a octubre”, explica a Newtral.es Diego Grande, presidente de la Asociación de Músicos y Profesionales del Espectáculo de Galicia (AMPROEGA). Esperar una cifra más allá de esa lo consideran una “utopía”.
Un horizonte que se dibuja igual de distópico en el mapa de las fiestas gallegas, aunque este sea año santo, Xacobeo. La previsión es que el sábado 24 de julio salgan a tocar solo dos bandas, mientras que en el mismo fin de semana del año 2019 -verano previo a la pandemia- lo hicieron más de medio centenar, según la web de referencia ‘Orquestas de Galicia’.


En junio la Xunta de Galicia realizó cinco pruebas piloto de estos conciertos aplicando algunas de las medidas que se tendrán que seguir este verano. Dependiendo del tamaño del recinto, que tendrá que estar acotado, podrán entrar hasta 10.000 asistentes o un 50% del aforo. Siempre al aire libre con el público sentado, con mascarilla de seguridad y una distancia de seguridad de -mínimo- metro y medio entre cada uno de los asistentes.
Todo ello, si la Incidencia Acumulada (IA) de cada municipio es baja. En el momento en que se realizaron las pruebas piloto la IA a 14 días era de menos de 50 casos por cada 100.000 habitantes. En menos de un mes esa cifra ha ascendido 147 puntos, hasta llegar a los casi 190 contagios por cada 100.000 habitantes.
Las asociaciones son conscientes de que muchas comisiones de fiestas, gestionadas por los vecinos y vecinas, no tienen la suficiente capacidad para organizar eventos con tanta logística. Además, la cambiante situación epidemiológica está provocando que de los pocos contratos que se hacen, se cancelen muchos.
Una de las principales orquestas del país, la París de Noia, nunca había visto un escenario igual en sus más de 60 años de historia. De media hacían unas 180 actuaciones al año pero este mes de julio, con “un poco de suerte”, harán 2. “Teníamos programadas 6 actuaciones para julio, y ya cayeron 4.”, cuenta a Newtral.es José Antonio Blas Piñón, director gerente y vocalista de la formación.
Orquestas, verano y fiestas: Música en ERTE
“Ahora mismo estamos noqueados, llevamos un año y medio parados”, asegura Blas Piñón, gerente de una de las pocas formaciones que ha podido mantener a sus trabajadores en ERTE. Siguen pendientes día a día de las decisiones de las autoridades sanitarias para afrontar la situación epidemiológica, porque reactivarse no solo es empezar a tocar, sino volver a dar de alta cuatro trailers, un autobús, varios vehículos o programar las rutas o los seguros.

Conscientes de que el nuevo formato de concierto pandémico no casa del todo con el público de verbena, entonan su nuevo mantra, una palabra: reinventarse, porque no les queda otra.
“Como orquesta interactuamos mucho con el público y eso tenemos que dejarlo a un lado, estamos preparando un repertorio más visual”, explica Blas Piñón, “estamos tirando más al espectáculo para que se le haga más ameno al público, que tiene que estar dos horas sentado”.
Acróbatas, coreografía, luces… Para salvar la temporada, los que pueden permitírselo, hacen acrobacias sobre el escenario y malabares con el presupuesto. Los ensayos se reducen al mínimo para no afrontar los gastos de dar de alta a los trabajadores y pagar salarios.
Fuga de talentos
Una orquesta la componen sus músicos, pero también técnicos de sonido o transportistas. Con la marea de restricciones derivada de la ola de contagios, muchos de los trabajadores se mudaron a otros sectores y ahora no quieren volver.
Como informa Grande, de AMPROEGA, “casi nadie pudo acceder a un ERTE porque este es un sector muy desregularizado. El 99% de los trabajadores se quedó sin nada”, asegura, “por eso hay tanta fuga de trabajadores y tenemos tantos problemas para contratar”.
La Xunta de Galicia ha ofrecido ayudas de 500 euros mensuales para los trabajadores de orquesta que no hayan podido ni trabajar ni acogerse a un ERTE durante el periodo de marzo a octubre de 2020.
Ayudas públicas que además de llegar tarde y cubrir poco periodo de tiempo, son insuficientes, tal y como denuncia Grande: “Han incluido ciertos requisitos excluyentes, como que en ese periodo no tuvieras más de 7 días cotizados. Sino automáticamente te quedas fuera”.
La dependencia del sector de la orquesta de las fiestas de verano
En noviembre de 2019 el parlamento de Galicia aprobó la proposición de ley para que las orquestas y verbenas fueran consideradas Patrimonio Cultural Inmaterial de Galicia. Cuatro meses después estalló la pandemia de COVID-19.
Según la propuesta, las orquestas desempeñan una tarea de divulgación y promoción de las fiestas populares gallegas y generan miles de puestos de trabajo directos. Las asociaciones reivindican su trabajo como motor económico de la región, donde hay fábricas dedicadas en exclusiva a la producción de equipos de sonido o a la construcción de escenarios móviles.
Un sector de noche, luces y temas populares del cual se conoce poco más que el envoltorio: “Nadie se para a pensar en lo que conlleva para un pueblo, le da trabajo a mucha gente. Carpas, empresas de iluminación, pirotecnias, cantinas ambulantes y empresas locales. Cualquier otra empresa que durante un año y medio no genere nada se convierte en una ruina. Nos están dejando totalmente de lado”, dice Grande.
Manuel Fariña, presidente de la Asociación Galega de Orquestas, reivindica también su capacidad de crear momentos imborrables en la gente, aunque muchas veces no se vea más allá de la fiesta vulgar: “De alguna forma se puede pensarse que este trabajo no es serio y sí es serio, un escenario móvil puede costar lo mismo que un piso y yo he criado a mis hijos y he comprado mi casa con esta profesión, el trabajo más bonito del mundo.”
Cultura de pueblo
Los músicos gallegos cuentan que ni siquiera en la Guerra Civil o en la posguerra las orquestas dejaron de sonar. Sin embargo ahora, temen que la pandemia de coronavirus haga desaparecer a muchas de ellas, diluidas en una población que se está resignando a “vivir tristes”.
“No se perderán los Sanfermines, ni las grandes fiestas de siempre. Pero la pequeña fiesta, la de la España vaciada, esa sí puede llegar a perderse. Ese es nuestro temor porque es lo que engrandece el sector”, augura Fariña.
Johann Sebastian Bach, Wolfgang Amadeus Mozart, Nina Simone o Ray Charles hacen arte. Eso casi nadie lo pone en duda. Pero ¿y las orquestas? La Asociación Galega de Orquestas las reivindica como una pata más del universo de la cultura.
“La cultura de un pueblo son sus fiestas y sus tradiciones. La cultura de un pueblo reside en el pueblo y en sus canciones, pero tenemos a un ministro de palco de teatro”, advierte Fariña, en referencia a la falta de iniciativa política para salvar a las orquestas.
La París de Noia reconoce que todo este tiempo fuera de los escenarios no han hecho “mucho ruido” para que se les escuche. En los meses del confinamiento sí que cantaron, en balcones y en redes, pero no para reivindicar sino “para mantener a la gente viva”. Pero “ahora estamos muy cansados”, afirman. Su lema, su canción durante este año y medio de COVID-19 ha sido ‘Resistiré’, “pero, sinceramente, ahora ya no lo sé”, concluye Blas Piñón.
Fuentes:
- Asociación de Músicos y Profesionales del Espectáculo de Galicia (AMPROEGA)
- Orquestas de Galicia
- Departamento de prensa de la Xunta de Galicia
- Actualizaciones de la situación epidemiológica del Ministerio de Sanidad
- Reunión de la comisión 4ª, Educación y Cultura (26/11/2019). Parlamento de Galicia
- Asociación Galega de Orquestas
- Grupo Claxxon
- París de Noia
Le doy toda la razón a Felix toda la culpa la tienen los Ayuntamientos, que no hacen nada ni piensan en los músicos ,en Cataluña algunos Ayuntamientos si se implican y yo he visto varios conciertos en una plaza y recinto cerradas sus calles de acceso y solamente dejan una entrada con dos vigilantes viendo que la gente cumple las normas mascarilla y gel a la entrada y la policia local controlando que se use la mascarilla ..y demás normas eso si, con sillas para sentarse (no es obligatorio) y la gente se lo pasa bien El Pueblo tiene su fiesta y las orquestas trabajan, aunque sea un 40% o 50 !! venga músicos a luchar!! para que esos Ayuntamientos se muevan ...son ellos los que deciden .lo que decía Félix aquí si habría un control no con lo( Botellones) Animo y no paremos hasta que se den cuenta la ruina que están causando ..un abrazo a todos los músicos .
Los principales culpables de que este sea el único sector que no trabaja son la mayoría de ayuntamientos que bajo el falso pretexto de la salud pública se niegan a organizar sus fiestas y ponen más mil pegas a las comisiones que quieren organizarlas, de sobra saben que la "no fiesta" botellones incontrolados, fiestas en pisos.. Etc son mucho más peligrosas que una fiesta bien organizada pero aún así se lavan las manos y dejan en la ruina a todo un sector y a los negocios locales que indirectamente se beneficiarían (supermercados, peluquerías, pastelerías, tiendas de ropa, carnicerías, hoteles, bares ... Etc)