La ONU autoriza una misión de seguridad en Haití: causas y posibles consecuencias

ONU intervención Haití
Foto: Joseph Odelyn | Shutterstock
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El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el pasado 2 de octubre, con 13 votos a favor y dos abstenciones (China y Rusia), la autorización de una misión de seguridad en Haití. Se tratará de una “misión multinacional de seguridad”, no desarrollada bajo bandera de la ONU ni mediante el despliegue de “cascos azules”, con el objetivo de prestar apoyo a las fuerzas policiales haitianas ante la situación de violencia que atraviesa el país. 

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Contexto. Este año se han registrado en Haití más de 3.000 homicidios y más de 1.500 secuestros. Alrededor de 200.000 personas se han visto obligadas a huir de sus hogares, mientras aumentan la violencia sexual y los abusos contra mujeres y niñas a manos de bandas armadas, según la ONU

La iniciativa de la ONU para la misión en Haití responde a la petición de ayuda internacional que el Gobierno lanzó el año pasado, como informó Europa Press, y ha sido bien recibida en el país. El ministro de Exteriores, Jean Victor Généus, la ha calificado como “un rayo de esperanza para el pueblo haitiano, que ha sufrido demasiado tiempo las consecuencias de esta crisis”.

Tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, pocos meses antes de las elecciones presidenciales, «el deterioro de las instituciones y el auge del crimen violento han convertido a Haití en un Estado fallido”, como explica a Newtral.es Rogelio Núñez, investigador asociado del Real Instituto Elcano.

Las bandas armadas han asumido muchas de las funciones del gobierno y las elecciones de 2021 siguen aún pendientes de celebrarse. Uno de los principales objetivos de la misión de la ONU en Haití es precisamente garantizar la seguridad y transparencia de un nuevo proceso democrático, primer paso para recuperar la estabilidad institucional, apunta el experto. 

La intervención no se trata de una operación militar bajo la bandera de la ONU 

Es necesario aclarar que la operación, aunque haya sido autorizada por el Consejo de Seguridad, no va a desarrollarse bajo la bandera de la ONU, sino que será liderada por Kenia, que se ha ofrecido a enviar un millar de policías que se sumarán a varios centenares aportados por países del Caribe. Algunos puntos acordados en la resolución son:

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  • La misión durará 12 meses, aunque a los nueve será revisada.
  • Autoriza a los Estados miembros que participan en la misión multinacional de apoyo a la seguridad en Haití a que «adopten todas las medidas necesarias para cumplir su mandato, respetando estrictamente todo el Derecho internacional”.
  • Pide a la misión multinacional de apoyo a la seguridad que «tenga plenamente en cuenta la protección de la infancia y de otros grupos vulnerables”. 

Por tanto, si bien se trata de una intervención, no cabe hablar estrictamente de una operación militar ni participarán en ella los “cascos azules”. La última intervención de la ONU en el país fue la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), que se desarrolló de 2004 a 2017 y se saldó con denuncias de múltiples abusos y violaciones de derechos cometidos por las fuerzas expedicionarias, que la ONU se comprometió a investigar y reparar.

El ofrecimiento de Kenia para liderar la misión internacional a pesar de su lejanía geográfica se explica por cuestiones de “afinidad racial”, según declara Núñez, además del deseo del país africano de aumentar su proyección internacional. El presidente de Kenia, William Ruto, declaró ante la Asamblea General que los haitianos “sufren el amargo legado de la esclavitud, el colonialismo, el sabotaje y el abandono”, y añadió que hacer frente a la situación en ese país era la “prueba definitiva de la solidaridad internacional y la acción colectiva”.

Una “solución a medias” que no va a arreglar el problema de fondo 

Como explica Rogelio Núñez, ni las instituciones del Estado ni el primer ministro de Haití, Ariel Henry, que asumió el poder tras el asesinato de su predecesor, tienen capacidad de control sobre el país, y la estructura gubernamental no solo no funciona, sino que no existe. El experto indica que la misión de la ONU en Haití puede contribuir a mejorar la situación a corto plazo, pero la tacha de “solución a medias”. 

Aunque la intervención de la ONU consiguiera instalar en Haití un gobierno con legitimidad democrática, a este le faltarían las herramientas y la estructura de Estado necesaria para revertir la situación actual. La influencia de las bandas criminales ha pasado de limitarse a Puerto Príncipe, la capital, para extenderse al resto del territorio, explica Núñez. 

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Según indica el experto, Haití ya se ha convertido en una plataforma de operaciones del crimen organizado y un importante foco de presión migratoria sobre el resto del continente americano, y va camino de representar un peligro para la estabilidad de la región. Para Núñez, si la situación en Haití continúa empeorando, la ONU tendrá que replantearse una intervención militar al uso.

Fuentes
  • Organización de las Naciones Unidas
  • UN News – ONU
  • Rogelio Núñez, investigador asociado del Real Instituto Elcano
  • Europa Press

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