Secuenciar un virus es conocer su código, que determina qué es y cómo se comporta. Una de las falsedades más extendidas por muchos negacionistas es que el SARS-CoV-2, el virus que provoca la COVID-19, no ha sido secuenciado, lo que les da pie a afirmar que no existe. Para apoyar este argumento, circula ahora una noticia falsa sobre un “PDF” de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que ─dice el bulo─ reconoce que no hay secuencia genómica del virus, pero es falso.
El PDF al que hace referencia el bulo son unas orientaciones provisionales publicadas por la OMS el 8 de enero de 2021 con el título Secuenciación del genoma del SARS-CoV-2 con fines de salud pública. Este documento es real, pero en ningún momento reconoce que el virus no se haya secuenciado; más bien, la OMS recomienda que se siga haciendo secuencia genómica del SARS-CoV-2 y se mejore la información sobre su genoma que se comparte en bases de datos científicas.
El virus que provoca la COVID-19 no sólo se secuenció al principio de la pandemia, sino que la secuenciación de genomas del SARS-CoV-2 se hace constantemente y es necesaria para el desarrollo de pruebas diagnósticas y vacunas, como explica a Newtral.es la bióloga molecular Isabel Cuesta, responsable de la Unidad de Bioinformática del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Sólo por esta institución pasan 400 secuenciaciones del virus cada dos días.
Incluso el propio documento que cita el contenido que estamos verificando asegura que “la publicación de la secuencia genética completa del SARS-CoV-2 a principios de enero de 2020 facilitó la caracterización del nuevo virus e hizo posible que en poco tiempo se desarrollaran pruebas diagnósticas, tratamientos y vacunas”, algo incompatible con lo que defiende el bulo.
¿De qué habla la OMS? La diferencia entre la secuencia biológica del SARS-CoV-2 y bioinformática
El bulo señala que lo que existe es una “secuencia virtual realizada por ordenador» como supuesta prueba de que el virus no ha sido secuenciado. La secuencia virtual forma parte del proceso bioinformático, pero está al margen de la secuencia biológica del genoma.
Como explica el Instituto de Salud Carlos III, “el uso de la informática, de los lenguajes de programación y de las grandes infraestructuras computacionales son los pilares que usa la bioinformática para recopilar, manejar, almacenar y analizar los datos biológicos”.
Es decir, lo que se informatiza son los datos resultantes de los análisis biológicos. Todo esto permite “investigar, desarrollar y aplicar herramientas informáticas y computacionales para permitir y mejorar el manejo de datos biológicos”.
¿Qué es la secuencia del SARS-CoV-2 y cómo se hace?
No hay más que leer el documento que cita el texto con información falsa para percatarse de que la OMS en ningún momento dice que el virus no se haya secuenciado. Ahora bien, ¿qué es secuenciar un virus? Como explica Isabel Cuesta, cuya unidad es la encargada del manejo de datos biológicos resultantes de la secuenciación del genoma del coronavirus, “la secuenciación consiste en leer las bases del genoma, que es como un alfabeto”.
“Nosotros utilizamos el código con el que hablamos, con el que escribimos, y lo combinamos de distintas maneras para generar palabras. El código genético tiene cuatro letras, o cinco dependiendo de si es ADN o ARN, y esas letras se combinan de la misma manera que en lo que llamamos palabras, pero en el código genético son genes. Esos genes tienen funciones que las ejercen las proteínas”, explica esta científica por teléfono.
“Con las secuenciaciones, lo que hacemos es leer el código y ver la combinación de esas letras; en función de cómo cambien esas letras, afectará a las funciones del virus. Por eso se hace más transmisible, por ejemplo”, añade Cuesta. De hecho, gracias a las secuenciaciones, los expertos consiguen determinar las nuevas variantes, ya que estos cambios se aprecian en el genoma.
Como explica esta experta, la comunidad científica pudo determinar el virus del SARS-CoV-2 tras una primera secuencia realizada por científicos chinos, algo que también recoge el PDF de la OMS. “A partir de la secuencia del genoma y de la muestra de Wuhan pudimos desarrollar la metodología para diagnosticarlo e identificarlo con lo que conocemos como PCR. Sin la secuencia del genoma, nunca habríamos tenido PCR”, indica.
Hay más de cuatro millones de secuenciaciones publicadas
Como la secuencia del genoma es lo que permite conocer al virus, es fundamental que todas las secuenciaciones se pongan en común para la comunidad científica y conocer sus variantes y mutaciones.
En este sentido, las secuenciaciones se publican en bases de datos científicas como Gisaid, una iniciativa que funciona como un depósito de datos genómicos. Nació para el virus de la gripe, pero se ha aprovechado para la pandemia de la COVID-19. “Aquí es donde los virólogos consultan y suben sus secuencias. Sirve para ver cómo están circulando esas variantes con las secuencias ya ensambladas, por así decirlo”, señala Cuesta.
A 18 de octubre de 2021, esta base de datos científica ─no es la única y hay otras dos de referencia─ cuenta con alrededor de 4,5 millones de secuencias del genoma del virus. En el mes de abril, apenas había un millón de secuenciaciones registradas en esta plataforma científica, como dio cuenta el diario El País; ahora son más de cuatro millones. Todas ellas son realizadas por laboratorios acreditados y enviadas por los organismos pertinentes.
Estas secuenciaciones se realizan en los laboratorios de genómica. Sus resultados se analizan y se elabora una representación gráfica de la información genómica en “árboles filogenéticos” a partir de los genomas, y que permiten interpretar la evolución de las mutaciones del virus.
En bases de datos como Gisaid se puede comprobar la secuencia genética del virus, es decir, las letras representativas de los nucleótidos que les permite su replicación y desarrollo.
Aunque la web está alojada por el Ministerio de Agricultura y Alimentación de Alemania, cuenta con el apoyo de los CDC de Estados Unidos, el Gobierno de Singapur o de la propia OMS. De todos los investigadores registrados en la plataforma, 376 son de España, según una publicación en la Revista Española de Salud Pública del 26 de febrero.
“Si no secuenciáramos el virus, no conoceríamos las variantes. Ahora lo hacemos de una manera mucho más rápida y en mayor cantidad. Decir que no se ha secuenciado el virus es como decir que nuestro trabajo no existe, porque es a eso a lo que nos dedicamos”, concluye Isabel Cuesta desde el Instituto de Salud Carlos III.
Resumen
En conclusión, es falso que un documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirme que el SARS-CoV-2 no ha sido secuenciado. Se trata de una serie de recomendaciones para que los países inviertan en la secuenciación genómica y aporten información sobre variantes a las bases de datos científicas como Gesaid. Además, no sólo se ha secuenciado el SARS-CoV-2, sino que son millones las secuencias genómicas que se han realizado.
El hecho de utilizar un programa informático no quiere decir que el virus no haya sido secuenciado. Como explicamos, lo que se informatiza son los datos resultantes de los análisis biológicos.