30 de enero de 2020. La Organización Mundial de la Salud decreta la emergencia de salud internacional (PHEIC) ante la epidemia de un nuevo coronavirus; 41 días después, su director general, el doctor Tedros Adhanom, asegura que “la nueva enfermedad por el coronavirus 2019 (COVID-19) puede caracterizarse como una pandemia”.
La emergencia de salud se da por concluida desde este 5 de mayo de 2023. La pandemia, no. Lo primero está recogido en el reglamento sanitario internacional. Lo segundo, no. Y los responsables de la OMS han recalcado hoy que la pandemia continúa. “Mientras hablamos, miles de personas en todo el mundo luchan por sus vidas en las UCI. Millones más continúan viviendo con los efectos debilitantes por la covid persistente. Este virus llegó para quedarse”. Y sin embargo, la gravedad de sus primeros años ha quedado esfumada por “las vacunas o la inmunidad natural”, tras millones de contagios y reinfecciones entre los supervivientes.
El decreto de emergencia de salud es una herramienta que la OMS usa para agilizar decisiones en ciertas circunstancias. De este modo, se invita a los Estados a tomar medidas (no son obligados) y permite la movilización más rápida de recursos, como la autorización de medicamentos por la vía urgente, especialmente en países desfavorecidos.
“La situación ha mejorado considerablemente, con menos mortalidad y más inmunidad”, ha recalcado el doctor Didier Houssin, presidente del comité de emergencia de salud durante la pandemia. “Es hora de cambiar de herramienta. Esta consistía en generar movilización y reacción, pero no se debe de abusar de ella, porque no se adapta a eventos que se convierten en crónicos, como la covid”.
Requisitos para mantener (o no) una emergencia de salud con o sin pandemia
Han sido estos años convulsos en materia de salud pública. A la emergencia decretada por la pandemia de covid se ha sumado otra más sin que se rebasase el umbral pandémico: el brote de viruela del mono. Antes, entre 2009 y 2019, ha habido cinco declaraciones PHEIC; sólo una fue de pandemia, la de gripe H1N1 de 2009. En total, siete declaraciones desde que se aprobó el reglamento. Las recomendaciones son temporales y requieren revisiones trimestrales.
Esto, al margen de las alertas epidemiológicas, como las de fiebre amarilla, dengue o polio en según qué lugares del mundo.
Clare Wenham, profesora asociada de Política Sanitaria Mundial de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, cree que la idea de la PHEIC es ser una herramienta política que “galvanice la actividad para mitigar la propagación del patógeno. Sin embargo, lo importante es que, en realidad, no disponemos de ninguna base sólida de pruebas sobre el impacto que tiene o no tiene la determinación de la PHEIC”.
Como recoge en el SMC de España, los criterios para declarar o mantener una emergencia de salud pública internacional (con o sin pandemia) son:
- Que sea algo inusual o inesperado (“ya no lo es”).
- Potencial de propagación transfronteriza (“sí, pero ¿importa eso si está en todos los países y es endémica?”).
- Requiere de una respuesta internacional coordinada. “Esta parte es más delicada, ya que podría decirse que nunca la ha tenido, o no muy buena, con la vuelta desenfrenada al nacionalismo. Se podría argumentar que se sigue necesitando esto, o lo contrario, que los gobiernos se las arreglaron por su cuenta, con la limitación del éxito que ha tenido cada país al hacerlo, algo impulsado, por supuesto, por factores estructurales”.
¿Se han decretado antes fines de emergencia de salud sin que acabase una pandemia o epidemia?
Durante los brotes de ébola, el final se decretó con el cese de los casos. El final de la emergencia de salud por el zika, sin embargo, llegó cuando se pensó que era necesaria una planificación a más largo plazo y el apoyo del sistema sanitario, recuerda Wenham.
Esta semana la OMS ha publicado algunos planes de gestión a futuro, “lo que muestra cómo están pensando en ello”, dice la profesora.
También en el SMC de España, el epidemiólogo Salvador Peiró (FISABIO) cree que el fin de la emergencia de salud por la pandemia no implica que la COVID-19 esté definitivamente superada, “sino que los mecanismos de abordaje son otros, similares a los que se realizan con otras enfermedades respiratorias transmisibles como la gripe o la bronquiolitis”. Es decir, algo que ocurría en España de facto y de iure desde el 20 de abril del año pasado, con la retirada –salvo excepciones– de la mascarilla universal en interiores.
“Poner fin a la PHEIC es más que razonable y, desde el punto de vista de la transmisión, se podría haber hecho hace tiempo”. Pero la declaración de emergencia de salud por pandemia tiene otros efectos. “Por ejemplo, sobre la distribución de vacunas aprobadas por la OMS, basándose en la declaración de emergencia”. Eso ha podido retrasar esta decisión, junto con la última gran explosión de casos a nivel mundial, la de China, ligada a su reapertura.
¿Hasta cuándo consideramos esto una pandemia?
Simbólicamente, podría considerarse parejo el fin de la emergencia de salud pública internacional y el fin de la pandemia. Técnicamente y semánticamente, no. Después de todo, una pandemia se refiere a una epidemia que se extiende por varios países, continentes o todo el mundo, y que afecta a un gran número de personas. Pero también lo hacen la gripe, los catarros o las conjuntivitis constantemente, y no las consideramos ‘pandémicas’, en tanto su impacto es más o menos previsible, controlable o contenido.
A diferencia de la gripe (algunas de cuyas cepas han sido terriblemente pandémicas), el SARS-CoV-2 no está mostrando de momento un comportamiento estacional. De hecho, se está observando un repunte de casos y hospitalizaciones desde la Semana Santa, en paralelo a un descenso y fin de la segunda oleada de gripe de esta temporada.
La incidencia acumulada a 14 días por cada 100.000 habitantes se sitúa en los 93,96 puntos, casi 20 puntos por encima de la anterior cifra. La incidencia acumulada a siete días es de 41,85 casos por cada 100.000 habitantes, casi 9 puntos menos que la semana anterior. Dentro del grupo de población vulnerable, el de mayores de 80 es el que tiene una incidencia más alta. Actualmente hay 2.510 pacientes ingresados por covid, de los cuales 109 están en camas de UCI, en ligero ascenso.
- OMS, Emergencias de salud
- OMS, Reglamento Sanitario Internacional
- Ministerio de Sanidad, Informe de 5 de mayo de 2023 sobre situación covid
- Clare Wenham (EECPL)
- Salvador Peiró (FISABIO)