Olivia Mandle Navarro (Barcelona, 17 de abril de 2007) se define como “activista medioambiental y luchadora por los derechos de los animales marinos” en su página web. Esta adolescente catalana, que compagina el instituto con el activismo, entregó el pasado 20 de abril más de 150.000 firmas para pedir prohibir el cautiverio de delfines en España.
“Ser activista lo llevo dentro desde pequeñita”, empieza explicando Olivia Mandle a Newtral.es. “Disfruto mucho con mi familia yendo a dar un paseo por el bosque o por la orilla del mar. Eso para mí es paz”, prosigue.
El punto de inflexión que vivió Olivia Mandle y que hizo que finalmente diera el paso para ser activista, apoyada por sus padres, se produjo en el año 2020. En ese momento empezó en la plataforma Change.org una campaña denominada #noesPaísparaDelfines, que pedía el cierre programado de los delfinarios en España.
Según la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA), España es el país con el mayor número de delfinarios y cetáceos en cautividad de la UE, con 11 delfinarios.
La cifra de animales es fluctuante, debido a la alta mortalidad, pero se calcula que hay aproximadamente 98 delfines, tres belugas y seis orcas mantenidas en cautividad, según los últimos datos.
“Los delfines y cetáceos son animales superinteligentes, supersensibles y que nos pueden enseñar muchísimo, por eso me gustaría estudiarlos, pero en libertad”, asegura Olivia. “Creo que me pueden enseñar muchísimas cosas, no solo de sus comportamientos, sino también lecciones de vida, porque al final son seres vivos, también tienen sentimientos y tampoco son tan diferentes a nosotros”, insiste.
“Hay gente joven que todavía lleva un antifaz y no ve la realidad”
Olivia Mandle asegura que durante este tiempo como activista ha conocido a mucha gente joven que, en mayor o menor medida, “intenta poner su granito de arena haciendo pequeñas acciones”. “Porque al final todos podemos ser activistas desde nuestro metro cuadrado, con nuestras propias decisiones: apagar la luz al salir de tu habitación, decir que no a las bolsas de plástico en el supermercado, etc.”, dice.
Sin embargo, también es verdad que, según Mandle, “hay mucha gente joven hoy en día que todavía lleva un antifaz que le cubre los ojos y que no quiere ver la realidad, que está dentro de su propia burbuja, pero que al final la acabará viendo”.
“Pero es que la voz de un individuo puede marcar muchísimo una diferencia. Yo soy superpositiva y siempre creo que los jóvenes somos los que tenemos que cambiar las cosas”, termina la activista.
Olivia Mandle compagina los estudios con el perfil de activista
Para Olivia Mandle, sus días son a veces un juego de malabares entre su perfil activista y estudiantil. “Sé que tengo que estudiar, que es mi futuro, porque quiero ser bióloga marina, y si quiero llegar a eso tengo que estudiar, obviamente. Además, hago ballet, que es uno de mis hobbies desde que tengo tres años, y bueno, compaginarlo todo es como hacer un poco de malabares. Al final me he de organizar muy bien el tiempo para poder hacer todo lo que quiero”, asegura.
Sin embargo, sus padres están muy pendientes de ella. De hecho, fueron los que le animaron a Olivia Mandle a adentrarse en el camino para ser activista medioambiental. “Ellos fueron los que me dijeron: ‘Sigue adelante porque lo que estás haciendo está muy bien’”, asevera la joven.
“Siempre me apoyaron en todo, en las buenas y en las malas, y me ayudaron a seguir el camino correcto”, dice. “Además, también voy a un colegio que está muy concienciado. Mis compañeros, siempre que voy a algún sitio a hacer una ponencia o lo que sea, me dicen: ‘Oye qué tal ha ido, cuéntanos’. Estoy supercómoda y supercontenta”, termina.
- Olivia Mandle
- Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA)
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