Tras la ola de calor norteamericana, España se enfrenta a temperaturas récord más cortas

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La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) no podía este viernes, aún, asegurar si el fin de semana de temperaturas extremas se convertiría en una ola de calor en España propiamente dicha. Pero la lengua de aire caliente inyectado desde África tiñe el mapa del tiempo de rojo violáceo y temperaturas alrededor de los 45ºC en el valle del Guadalquivir y más de 40ºC en el del Ebro.

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Según la Agencia Española, para que hablemos de ola de calor se tienen que dar tres condiciones: Que el calor sea muy intenso. Que se dé en una amplia extensión de territorio. Que tenga una duración mínima de tres días. Las olas de calor son el tipo de episodios que más tiran al alza de las temperaturas medias anuales de España, que han subido 1,3ºC en 60 años.

“España es particularmente sensible al cambio climático”, señala desde Estados Unidos el físico y meteorólogo Mario Picazo (eltiempo.es). Las noches calurosas y las olas de calor marcan el paso en una península ibérica que volvió a batir récords en 2020. Sin embargo, en un fenómeno generalizado, sobre todo en el hemisferio norte.

España no llegará a la ola de calor de Norteamérica, donde se ha llegado a la temperatura más alta de la Tierra en California: 54,4ºC

“En algunas zonas del oeste de Estados Unidos desde California pasando por Oregón, Washington e incluso zonas de Nevada, Utah y Colorado el calor ha sido extremo y se ha registrado alguna temperatura diurna y nocturna récord. También se ha registrado un fenómeno similar días después en zonas de Escandinavia y Rusia”, recuerda el físico sobre los antecedentes de esta ola de calor que afecta a España. Los termómetros en El Valle de la Muerte (California) marcaron el 8 de julio el récord de temperatura de la Tierra desde 1913: 54,4ºC.

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Por ejemplo, en el norte de Noruega, Suecia o Finlandia, la conocida región de Laponia ha visto el mercurio subir hasta los cerca de 35ºC. Tanto las de América como las del norte de Europa, “son temperaturas 15, 20 o incluso 25 grados superiores a las que se tendrían que registrar en estas fechas, aunque ya sea verano”.

Por encima de ola de calor de España de 47,3ºC en Montoro

Hasta ahora, la temperatura más alta registrada en España era de 47,3 ºC en Montoro (Córdoba). Ocurrió en la ola de calor de julio de 2017. La actual, llamada ‘bestia africana’, se mueve entre los 45ºC y los 50ºC en zonas de Castilla-La Mancha y Andalucía o Murcia.

“Temperaturas extremas, que incluso para el valle del Guadalquivir, de por sí muy cálidas, se alcanzan muy pocas veces”, advierte Rubén del Campo. De las más AEMET pide a la población que tome las precauciones para no sufrir un golpe de calor a consecuencia de esta ola de calor en España.

Protección Civil aconseja extremar las precauciones para prevenir el riesgo de incendios y en general, protegerse del sol limitando las horas de exposición y la actividad física prolongada en las horas centrales del día. Recomienda además beber abundante agua o líquidos, tomar comidas ligeras y regulares, utilizar ropa de colores claros y protegerse la cabeza.

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Emergencia climática en la recurrencia

Esta ola de calor en España es la consecuencia de los típicos patrones atmosféricos en los meses cálidos: tiempo anticiclónico, baja térmica en el sur peninsular, aire de procedencia africana y la fuerte insolación diurna, ha avanzado Bea Hervella, también portavoz de la AEMET.

Será un episodio “breve pero intenso”, y aunque no se pueda clasificar como ola de calor, sí que se darán los valores más altos de temperatura en lo que llevamos de verano. No es comparable la de España en su génesis a la ola de calor de Norteamérica, según detalla desde allí Mario Picazo.

“Aunque los anticiclones son cada vez más intensos, duraderos y abarcan mayor territorio, en España los ingredientes de la situación de calor que llega son otros. No tienen nada que ver con la cúpula de aire cálido que ha recorrido Norte América y el norte de Europa”, explica.

En el continente americano se formó una cúpula de calor estancado que sí repercutió en el norte de Europa, no en nuestras latitudes. “Ese tipo de perturbaciones que a priori no llaman tanto la atención, pueden desencadenar una ondulación en la corriente en chorro. Cuando ocurre, alteran los vientos intensos que se mueven en capas más altas de la atmósfera, también conocidos como ondas de Rossby”, apunta el meteorólogo.

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En este caso, esa especie de ola de aire en forma de vientos, se rompió de la misma forma que rompe una ola del mar. Tras la ruptura, formó un intenso y estacionario anticiclón sobre el noroeste de Estados Unidos y suroeste de Canadá. Toda la región se vio atrapada bajo una gran cúpula de aire que se ha ido recalentando día tras día. La ola de calor en España tiene más que ver con ese aire seco del norte de África y el potente anticiclón de las Azores. Una situación no tan inhabitual, pero más recurrente.