Estados Unidos lleva batiendo récords de temperatura desde el final de la primavera. Desde allí, el físico atmosférico y meteorólogo Mario Picazo (eltiempo.es) lo vive en primera persona y no se muestra del todo sorprendido por la ola de calor que está devastando algunas regiones de Canadá y de condados de los EE.UU. occidentales: “Se han registrado temperaturas máximas récord en Arizona, California, Nuevo México, Montana, Wyoming y Utah. Phoenix, considerada una de las urbes más cálidas del país, alcanzó una temperatura diurna récord de 48oC a la sombra”, explica Picazo.
Pero han sido más llamativos los casi 50ºC en la Columbia Británica canadientes. El 1 de julio Thompson, una población en la zona ártica, sumaba 34ºC. En Manitoba (región de osos polares) el termómetro llegó a marcar el jueves los 30ºC.
Casi 50ºC en la Columbia Británica y 30ºC en Manitoba, región de osos polares, la ola de calor de Canadá es insólita.
En Estados Unidos, que arrastra una larga sequía, 41,7ºC en la ciudad de Seattle, 44,4º en Portland. Detrás de estas anomalías en parte de Norteamérica parece haber “una combinación de factores. Los principales parecen ser un robusto y persistente anticiclón que se ha juntado con la peor sequía de la historia moderna en la región”, sostiene el físico.
La Organización Meteorológica Mundial considera que la ola de calor que viven Canadá y el norte de EE.UU. es “propia de países de Oriente Medio” y vincula estos fenómenos recurrentes a la emergencia climática. Por el camino, ha dejado más de 100 muertos y récords de temperaturas insólitos para esta región tradicionalmente fría del planeta.
¿Es tan inhabitual tener olas de calor en Canadá y el norte de EE.UU.?
La ola de calor, que se desplaza hacia el noreste, dejó el lunes en el interior de Columbia Británica temperaturas de hasta 47,9 grados centígrados. Pero el martes se pulverizaron todos los récords en un milenio al aproximarse a los 50ºC. En concreto, la ciudad de Lytton llegó a los 49,6ºC a la sombra. Antes del inicio de la ola de calor, la máxima temperatura alcanzada en Canadá había sido de 45ºC, en 1937.
Pensemos que Lytton es un enclave entre montañas y bosques de coníferas, con unas temperaturas y precipitaciones medias no muy distintas a las de una ciudad del interior del norte de España, con máximas en junio que no superan lo 28ºC de media. Lytton está en una latitud muy próxima a la de Bruselas.
Words cannot describe this historic event, says @ECCCWeatherBC
— World Meteorological Organization (@WMO) June 30, 2021
British Columbia set more than 40 all-time records
?️Lytton broke #Canada‘s temperature record for the THIRD straight day on 29 June with 49.5°C.
HIGHER than Las Vegas all-time record high of 47.2°C.#Climatechange pic.twitter.com/rbTiikCNEY
“Estamos batiendo récords que no tiene sentido tan al principio de la temporada. Hemos tenido muchos días seguidos así y cada día nos despertamos con temperaturas más altas”, explica el meteorólogo Armel Castellan, experto en preparación ante la emergencia climática.
¿Qué fenómeno ha provocado la ola de calor en Canadá y EE.UU.?
Tras la ola de calor en Canadá y EE.UU. está un estrangulamiento de la llamada corriente en chorro polar. Un circuito de aire frío que recorre el hemisferio norte a una altitud de unos 9 km, de oeste a este. A veces se ondula de más, haciendo que el aire polar circule hacia latitudes más al sur para hacer un meandro y volver hacia el norte. Algunas personas expertas en climatología y física creen que estos giros, que se están haciendo más pronunciados, derivan de la emergencia climática.
En el caso concreto de la ola de calor de Canadá y EE.UU., el meandro producido en ese ‘río de aire’ en altura es tan curvo, que se ha terminado por estrangular, por producir un embolsamiento de aire caliente en forma de letra omega. Es lo que llaman una ‘cúpula térmica’.
¿Es esta ola de calor producto de la emergencia climática?
Estos fenómenos en parte “se pueden vincular a la sequía que está secando el entorno. Normalmente, parte del calor del Sol evapora la humedad del suelo, pero como el suelo está ya tan seco, toda esa energía se emplea directamente en calentar el aire”. Y llegan las olas de calor. “Hay un buen número de estudios recientes que atribuyen esta devastadora sequía al cambio climático que ha fabricado la humanidad desde hace medio siglo”, precisa Picazo.
Más controvertido es atribuir este estrangulamiento de la corriente en chorro concreto al deshielo ártico, como sugieren otros trabajos. El investigador en dinámica atmosférica y cambio climático de la UCM Juan Jesús González Alemán precisaa: “En los últimos cuatro años han salido estudios diciendo que no está tan claro que un deshielo pueda hacer que ese jet se ondule más”. A su juicio hay muchos factores y destaca el papel del “desplazamiento de los trópicos”. Pero estos cambios no duda que tienen que ver con el calentamiento global.
Cada vez hay más estudios causa-efecto que conectan las olas de calor con la emergencia climática. Eso significa que tanto oeste de Estados Unidos como en el resto del mundo, se pueden esperar olas de calor más extremas con el paso de los años.
El presidente de EE.UU. Joe Biden volvió a vincular la ola de calor con la crisis climática, que a su juicio ha convertido los incendios en un problema que “ya no es estacional, sino del año entero”. Su gobierno permitirá que sus contratos se extiendan más allá de la temporada estival y tendrá una remuneración extra.
¿Qué impacto tiene en la mortalidad?
En un comunicado, Lisa Lapointe, directora forense de Columbia Británica de Canadá señaló que desde el inicio de la ola de calor los servicios forenses han observado un significante aumento de las muertes por calor. Normalmente, se hubieran esperado 130, pero del 25 al 28 de junio la cifra de fallecimientos fue de 233.
“Que las temperaturas nocturnas sean más altas que la media durante el día en el mes de junio es un gran problema. Nuestros cuerpos tienen que enfriarse antes de afrontar otro día de altas temperaturas”, explica Armel Castellan.
Desde el IDAEA-CSIC de Barcelona, el epidemiólogo ambiental Aurelio Tobías recuerda que las olas de calor y de frío tienen un impacto desigual sobre la población. Tradicionalmente, en España “la población más mayor era la más vulnerable a los impactos de las altas temperaturas”. Pero, como recuerda en la emisión de #Newtrinos dedicada a la mortalidad de las noches calurosas o ‘tropicales’, ahora el daño es sustancialmente mayor en poblaciones que no tienen recursos para adaptarse a ese calor o el frío extremo.
“Lo que en EE.UU. llaman ‘racismo climático’ (afecta más a población afroamericana o latina) en España es ‘pobreza energética”. La generalización del aire acondicionado ha permitido rebajar las muertes por golpes de calor desde que se monitorizan, especialmente con sistemas como el MoMo. Sin embargo hay poblaciones vulnerables que “viven en bloques no adaptados” o que “no pueden permitirse pagar el aire acondicionado o la calefacción”.
¿Se moverá esta ola de calor a Europa?
El clima cálido que viven en varios estados del oeste del país se puede vincular a la sequía que está secando el entorno. Normalmente, parte del calor del sol evapora la humedad del suelo, pero como el suelo está ya tan seco, toda esa energía se emplea directamente en calentar el aire y provocar temperaturas más elevadas.
Esta “cúpula de calor” es esencialmente una montaña de aire caliente asociada a la presión alta que “se ha quedado atascada” en la costa oeste de ambos países, ha aclarado a Efe la portavoz de la organización medioambiental Climate Power, Antonieta Cádiz. Pero se ha empezado a mover.
Eso no quiere decir que se estanque ahora sobre otra región del mundo. Su evolución natural es la de irse disipando poco a poco. Después de todo, este estancamiento se debe a una ausencia casi total de viento en la zona. España espera un incremento de temperaturas a lo largo de la semana que viene, pero propias del mes de julio.
Sin embargo, “antes o después habrá episodios de calor en España, donde se alcanzarán los 50 grados, previsiblemente en la zona sur de la península ibérica”, apunta desde Meteored el meteorólogo y divulgador climático José Miguel Viñas (Divulgameteo). Los registros históricos de AEMET apuntan a que son las olas de calor las que tiran hacia arriba de nuestras medias anuales de temperatura, que en 2020 volvieron a registrar un nuevo récord.
¿Qué hacer para proteger nuestra salud frente a una ola de calor?
El presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, ha advertido este viernes que hay que “evitar permanecer dentro de un vehículo estacionado y cerrado al sol, así como utilizar aparatos que produzcan calor, como el horno o el secador, que aumentan la temperatura ambiental” en recintos cerrados.
Las enfermeras también recomiendan evitar exponerse al sol en las horas centrales del día, de las 12 a las 17 horas, reducir la actividad física y el deporte en el exterior durante dicha franja, así como beber agua aunque no se tenga sed.
Las enfermeras insisten en avisar a los servicios de urgencias lo antes posible en caso de notar sequedad, piel roja, pulso rápido, dolor intenso de cabeza, mareos, confusión, debilidad muscular o calambres, náuseas, vómitos o pérdida de conciencia. Y mientras se espera la atención especializada, se recomienda enfriar el cuerpo con paños de agua fría o una ducha, así como poner a la persona afectada en una habitación oscura.