Fronteras del Conocimiento | La élite investigadora se planta ante la ola anticientífica de Trump: “Se ponen en riesgo vidas”

Premios Fronteras en Bilbao, algunos de los cuales, afectados por la ola anticientífica de Trump | M. Toña
Premios Fronteras en Bilbao, algunos de los cuales, afectados por la ola anticientífica de Trump | M. Toña
Tiempo de lectura: 5 min

Michael I. Jordan es uno de los pioneros del aprendizaje automático (fundamento de muchas IA). Conversa con Newtral.es en Bilbao, con la convicción de que la ola anticientífica es el síntoma: “EE.UU. vive probablemente el momento más fascista de su historia”.

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Este matemático de Maryland es tan contundente como optimista: “No creo que esto dure, al menos en EE.UU.”. Tiene fe en la fortaleza de las instituciones. Una de ellas, la ciencia.

Jordan trabaja ahora para el INRIA de París. Junto a otros 19 investigadores punteros a nivel internacional, recoge ahora uno de los Premios Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA. Este año, en su visita a España sobrevuela una preocupación compartida entre las mentes más brillantes de todo tipo de disciplinas: “Las democracias están en peligro”, no duda Jordan.

No es un ataque a la comunidad científica, acusada de ser una élite. Es el empeño de sustituir una élite del saber por otra del creer. Creer en el dinero y el poder concentrado.

El ataque a la ciencia es un testigo luminoso en el salpicadero del orden mundial. Y, mientras, “no ayuda que nos enredemos en discusiones sobre alcanzar la superinteligencia [artificial]”. Tecnofeudalismo made in USA.

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“Vivimos el momento más fascista de la historia de EE.UU. pero no creo que dure

Otra de las galardonadas, la ecóloga Camille Parmesan (Universidad de Texas), ha llevado a la tarima del Palacio Euskalduna los “ataques a la ciencia en todo el mundo, que llegan en un momento de emergencia climática en el que la cooperación internacional es imprescindible. La ciencia del clima no debería politizarse”.

Parmesan fue coautora del último informe del IPCC que enviaba un recado a la clase política: O se emite la mitad de CO2 para 2030 o habrá catástrofe y más conflictos. Tres años después, Trump ha logrado la cancelación de programas enteros para luchar contra la emergencia climática y ha tratado de desmantelar su agencia meteorológica.

Ola anticientífica en el peor momento

La investigadora en comunicación y psicología social Dolores Albarracín (Universidad de Pensilvania) ha vivido en primera persona el recorte de financiación promovido por Donald Trump. EE.UU. que ha cancelado las becas sobre desinformación, “también a mí”. En concreto, le dejaron sin fondos para investigar cómo convencer a la población del beneficio de vacunarse. “Es terrible, totalmente inusitado para Estados Unidos, donde jamás se sufrió ningún tipo de de intromisión en lo que uno hacía o investigaba, como sí vi en Argentina”, explica a Newtral.es.

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Tras este tijeretazo antivacunas, el secretario de estado de Sanidad, John Kennedy. Ahora, parte de los fondos se han encauzado en buscar vínculos [ya descartados] entre vacunas y autismo. Kennedy también se manifestó en contra de medicamentos europeos como Ozempic, para tratar la diabetes y la obesidad grave.

Daniel Drucker (Universidad de Toronto, Canadá) es uno de los padres de esta familia de fármacos, conocidos como GLP-1. “Corremos el riesgo de retroceder en términos de salud pública y de confianza en medidas eficaces que funcionan, pero que ahora están siendo despreciadas en ciertos sectores”. Este médico de Canadá, también premiado con un Fronteras del Conocimiento este año, apuesta por salir de los laboratorios. “No es aceptable que un científico asuma que el beneficio de su trabajo vaya a ser apreciado por todo el mundo”.

No descarta quedarse en España. “Cualquier país que cree las condiciones adecuadas va a llevarse mucho talento de EE.UU.

Cuando las instituciones científicas se sustituyen por tecnofeudalismo

Preguntado por el papel del puñado de empresas que parecen controlar el desarrollo de las IA (y el relato), a Jordan le preocupa particularmente su ”superconcentración”, más que el hecho de que manejen presupuestos superiores al PIB de algunos países. “Me da igual que Jeff Bezos (dueño de Amazon) tenga millones, él ya puede comprarse todo que quiere. La cuestión es el poder que alguien tenga sobre nosotros”.

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A su modo de ver, tras el hype alrededor de la inteligencia artificial generativa hay algo de ese ecosistema tecnofeudal que ha aupado a Donald Trump. “Con movimientos antidemocráticos al alza, no está claro de qué lado caerá la IA”, sentencia Jordan, muy crítico con esa carrera por alcanzar una “superinteligencia” en que se han embarcado algunas de estas empresas estadounidenses. Esa idea a medio camino entre la superación de las capacidades humanas y cierto halo de inmortalidad.

La bioquímica Svelana Mojsov (Universidad Rockefeller) recuerda que el espectacular incremento de la longevidad humana “está basado en la ciencia colaborativa”, nunca en un invento aislado de una big tech. “Me perturba cómo se ven ahora las cosas. Se ponen en riesgo vidas”, en relación a esa ola anticientífica que, en realidad, más que enmendar el saber o la investigación, la reorienta hacia intereses muy particulares. Los gigantes tecnológicos “crean herramientas para capturar a un público”, considera Albarracín. “Periodistas y académicos tenemos que preguntarnos por qué no nos hacemos tan atractivos como TikTok“.

La ola anticientífica se propaga desde las instituciones a canales de Telegram, como una forma de militancia. “Quizás nosotros, los científicos –dice Mojsov– deberíamos ser más agresivos y salir a explicar qué puede hacer por ti la ciencia y qué no puede prometer”.

El gobierno de Estados Unidos fía su futuro a una mezcla de fe en algunas de esas promesas tecnológicas de ciencia ficción y la vuelta al pasado. Pero Jordan recuerda el poder de las instituciones para “haber contenido el fascismo con anterioridad”. La ciencia es una de ellas.



3 Comentarios

  • Una kaka de la vaca de redacción, como de costumbre, para, ofuscar y entorpecer el flujo expositivo normal y explotar los sesgos cognitivos del pardillo pazguato de la siniestra y de todos los lastimeros y cojos ovejitos estatistas y apantallados por la "autoridad" de "la ciencia" o de lo que sea. Pues bien, en este vómito de ¿artículo? no se discute tesis alguna y el único tema recurrente el de la autoridad y más autoridad, prestigio y más prestigio y más culto a la personalidad de los que se han encaramado al púlpito de eso que llaman ciencia. Si tuvieran cultura metodológica, si tuvieran conciencia del problema de la demarcación en filosofía de la ciencia, si supieran lo que es la sociología de la ciencia también, o si hablasen para gente con esa formación o criterio equivlante, no habrían escrito lo que han escrito.

    Los "antivacunas" (¿qué?) no somos anticiencia sino todo lo contrario. Anticiencia es Belén Esteban y Pedro Chánchez repitiendo ritualmente en la televisión tres veces " hay que vacunarse" para inducir un estado hipnótico y tembloroso entre los telecreyentes y los pardillos y carcamales del sociatismo más globalista. Los "antivacunas" exigimos una comparación metódica y metodológica entre poblaciones comparables de inoculados. y no inculados. También un análisis de las series temporales de las incidencias de enfermedades infecto-contagiosas para ver el efecto, si lo hubiera, en las tendencias como resultado de la introducción de una variable independiente en un punto determinado. Estos figurones de la "ciencia" sólo se posturean y se retuercen como lombrices ante la mención de un proceder así. También ocultan sus intereses crematísticos y los de sus patronos.

  • Es fundamental que los científicos se unan, se organicen y defiendan la Ciencia. La Ciencia es lo más cercano a una certeza, que tiene la Humanidad. Ni las religiones, ni las creencias, ni las ideologías, están sometidas al escrutinio de la razón, como lo está la Ciencia. Uno de los problemas que tenemos, es que la mayoría de la gente no puede comprender la Ciencia. Para combatir esta ignorancia, necesitamos divulgadores muy buenos. Toda la derecha global tiene a la Ciencia en su punto de mira, porque sabe que le tira por tierra todas sus pretensiones. Los científicos que no se vendan a Poder, serán perseguidos, encarcelados, o asesinados.

    • La ciencia (con minúscula inicial, no como Dios o el Estado) no es lo más cercano a una certeza. La certeza es condición necesaria pero no suficiente para que un conjunto de teorías lógicamente estructuradas sea ciencia. Un pastor que sepa que tal o cual hongo mata al que lo consuma tiene total certeza y no es un científico porque no sabe bioquímica o porque no sabría identificar esa propiedad a otros casos de hongos en otras partes del mundo partiendo de una categorización anatómica o de otro tipo. Para comprender la ciencia hay que formarse, no consumir "divulgaciones". Lo de la "derecha y la ciencia" es una patochada como la copa de un pino. Hable de lo que sepa. Precisamente, los grandes investigadores del pasado han sido espíritus independientes que han financiado sus propias investigaciones o las han llevado a cabo en instituciones exquistamente neutrales. Hoy en día no es así. El científico es un funcionario hasta que puede ser elevado a la categoría de actor y de relaciones públicas de grandes intereses corporativos y estatistas. No sólo no tiene Vd. ni la peor y más meretriz idea de filosofía política sino que ignora lo más básico de historia de la ciencia. Es por eso, por esa actitud, que los rojos perdieron la guerra civil, porque el más bestia era el más hijo del pueblo y, según ellos, por eso mismo, tenía que mandar más y mandar callar a los demás. Ahora se añade lo que la ciencia como culto de masas cientifista o tecnofascista.