Una revisión de estudios científicos publicada en The BMJ lanza un mensaje claro: tratar la obesidad como un problema centrado en la pérdida de peso —ya sea mediante dieta, ejercicio o medicamentos adelgazantes— puede ser más perjudicial que beneficioso. Tanto para la salud física como para la salud mental y emocional de las personas afectadas.
“Es hora de cambiar el enfoque clínico: la obesidad no debe tratarse solo con el objetivo de reducir el peso, sino como una enfermedad metabólica compleja y multifactorial”, concluyen los autores, encabezados por Juan Victor Ariel Franco (Universidad Heinrich-Heine, Düsseldorf, Alemania).
El estudio que desvincula obesidad de (sólo) el peso, en cinco claves:
- El peso corporal por sí solo no refleja el estado de salud metabólica. Tampoco el índice de masa corporal (IMC) que relaciona peso y altura.
- Las personas con sobrepeso (o incluso a veces con obesidad) pueden estar metabólicamente sanas.
- Las intervenciones centradas exclusivamente en perder peso pueden empeorar la salud mental y perpetuar conductas de riesgo como los trastornos alimentarios.
- Es necesario un enfoque basado en mejorar hábitos, marcadores clínicos y calidad de vida, no en alcanzar un peso determinado.
Adiós al IMC como determinante de sobrepeso y obesidad
- Contexto: Durante décadas, el IMC y las básculas han dictado quién tenía un problema de salud y quién no. Sin embargo, cada vez más investigaciones cuestionan su utilidad clínica real.
“Puede fomentar la estigmatización”, afirma Mª Ángeles Gálvez (Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba). “La obesidad debe abordarse como una enfermedad crónica con múltiples dimensiones, no como una cuestión estética”.
La web La verdad de su peso, de la farmacéutica Novo Nordisk –que comercializa Ozempic y Wegovy–, presenta una calculadora de IMC a partie de la cual se dan consejos. La endocrinóloga Andreea Ciudin (Hospital Vall d’Hebron de Barcelona) denunciaba que “autoevaluarse lleva a automedicarse, a que vayas a un médico de la privada a que te recete Ozempic para la operación bikini”. La Dirección General de Farmacia ha requerido a información sobre la campaña. “El problema es que la prescripción de estos medicamentos –contra la obesidad grave– se hace según el IMC”.
Desde la SEEN, advierte el endocrino Albert Lecube (Hospital Arnau de Vilanova de Lleida) que “hay pacientes con un IMC alto que no tienen complicaciones metabólicas y otros con peso normal que sí las presentan”.
¿Se puede tener obesidad con un IMC de apenas 25?
Desde la SEEDO, Andreea Ciudin pone dos ejemplos en el SMC de España:
- Ejemplo 1: culturista, 120 kg, IMC=35. Con un 80% músculo: No es obesidad, no tiene que perder peso.
- Ejemplo 2: persona de 80 kg, IMC=25. Con un 40% grasa: Es obesidad y debería perder grasa, no kilos, ya que los kilos (genéricamente) pueden contener músculo y hueso también. La pérdida rápida de músculo o masa ósea puede aparejar riesgos.
Adiós a contar calorías y kilos; sí a medir el daño metabólico y orgánico
Luis A. Moreno (Universidad de Zaragoza) incide en el SMC de España que “es más útil centrarse en mejorar los hábitos de vida que en obsesionarse con bajar de peso a toda costa. Los objetivos deben ser sostenibles y adaptados a cada paciente”.
En la misma línea, Susana Monereo (Hospital Gregorio Marañón de Madrid), añade: “Este estudio pone el foco en algo que los clínicos ya sabíamos: muchas veces, las dietas restrictivas acaban generando más daño que beneficio”.
- Y dicho esto… Es importante destacar que este estudio “no niega la eficacia que la actividad física o una dieta adecuada tiene sobre la salud de las personas“, recuerda desde la Universidad de Alcalá de Henares Luis Cereijo. “Urge desarrollar nuevas guías clínicas que permitan abordar estas patologías considerando al paciente más allá de su estado ponderal (peso o IMC), comprendiendo su realidad social, sus condiciones materiales de vida y el entorno en el que las viven.