Circula en la red un vídeo del médico forense José Cabrera Forneiro en el que este muestra su perplejidad ante el hecho de que “no haya un grupo de investigación que esté avalado por los gestores políticos que practiquen determinadas autopsias” para que se analice “las causas fisiopatológicas por las que el virus actúa como actúa”. Más concretamente, el doctor indica que con esas autopsias clínicas se podría “descubrir, demostrar, explorar y analizar las razones últimas por las que el virus mata y cómo mata”.
Distintos usuarios nos han preguntado a nuestro servicio de verificación de WhastApp y redes sociales si es posible que con las autopsias se pudiera conocer el mecanismo patogénico del virus y, en caso afirmativo, por qué no se han hecho. Hemos preguntado a distintos expertos, y esto es lo que sabemos.

La anatomía patológica como clave para conocer el mecanismo patogénico del COVID-19
Según explica a Newtral.es la Sociedad Española de Anatomía Patológica (SEAP), que entre sus subcategorías incluye las autopsias, la Anatomía Patológica está “encargada de estudiar y analizar la estructura celular para intentar explicar los porqués de las distintas enfermedades desde lo morfológico hasta lo molecular”. Esto significa que las autopsias, nos permiten “conocer los efectos que provoca el virus en el organismo a nivel histológico”, es decir, de tejidos, órganos y células.
Para conocer el “mecanismo de acción del virus en el organismo” necesitamos “integrar las distintas informaciones que vamos aportando desde los diferentes campos de la medicina”. Por lo que, una autopsia sí ayuda a “conocer qué cambios puede provocar el virus sobre los tejidos y aprender de la fisiopatología de la enfermedad”, pero no a saber el mecanismo patogénico del mismo. Se tiene en cuenta muchas otras variantes.
Autopsias desaconsejadas pero no prohibidas
La SEAP ofreció una serie de recomendaciones al Ministerio de Sanidad, recogidas después en un documento técnico publicado el 13 de abril, por el que desaconsejaba realizar autopsias a fallecidos de COVID-19 por cuestiones de seguridad a partir del 2 marzo. Pero esto no implica que estuvieran prohibidas.
Más en concreto, esta sociedad científica explicó después en una nota de prensa, que el motivo de su disuasión fue la falta de equipos de protección individual para el personal, el riesgo de propagación del virus debido a los procedimientos propios de la autopsia, como la sección de los pulmones y otros órganos que “pueden contener virus vivos y para los que es preciso tomar medidas de protección respiratoria complementarias” y “la práctica ausencia de salas de autopsia con niveles de seguridad BSL-3 o similar”. A falta de autopsias se impulsó la toma de muestras de positivos por COVID-19 por medio de biopsias post-mortem.
Con la activación de la desescalada la situación ha cambiado. Según explica a Newtral.es Antonio Rodríguez Bertos, quien conoce este tipo de salas BSL-3, es patólogo veterinario y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, “en este momento estamos en disposición de pararnos y ahondar en el conocimiento, haciendo valer o dando sentido a la muerte de algunos pacientes”. Esto se refleja en que la junta Directiva de la SEAP ya “ha aprobado plantear la realización de autopsias en las salas de autopsia que reúnen el nivel de bioseguridad BSL-3 o similar, o que requieren de pocas reformas para tener este nivel, siempre que los Directores de estos Hospitales den su aprobación”.
En previsión de esta situación, hay 7 centros hospitalarios disponibles y ya se ha dado la excepcionalidad de realizar una autopsia, el 17 de abril, en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Laboratorios y bioseguridad
En circunstancias que incluyan “determinadas enfermedades infecciosas y enfermedades por priones”, como por ejemplo la variante humana de la enfermedad de las vacas locas, el ébola o en este caso el SARS-CoV-2, que está considerado organismo de biorriesgo clase 3, las autopsia clínica se ha de realidad en salas o laboratorios con un nivel de bioseguridad BSL-3 o similar, también conocidas como laboratorios de “diagnóstico especial” o de “investigación”.
Según la SEPA las salas BSL-3 “son inusuales en España”, “escasas” subrayaba a Verifica RTVE el presidente de la sociedad, Xavier Matías-Guiu. No obstante, según el doctor Cabrera, protagonista del vídeo en respuesta también a este medio, esto no es así: “en España tenemos equipos de sobra para hacer autopsias con seguridad”.
¿Cuál es la situación?
Al inicio de la crisis sanitaria, había cinco laboratorios con el nivel de bioseguridad BSL-3 o similar, dos de ellas habilitadas como depósitos de cadáveres.
¿Dónde están esos laboratorios?
No existe un listado público de la ubicación de estos laboratorios, aunque “no es un secreto”, aclara Rodríguez Bertos. No obstante, “considerando algunos actos de bioterrorismo, si se recomienda cierta prudencia por seguridad”. En este sentido, podemos determinar cuatro de ellos; en el Instituto de Salud Carlos III, el Hospital Gómez Ulla y el Hospital Ramón y Cajal de Madrid además de la Universidad de Navarra.
Cabría considerar igualmente otros cuatro centros de investigación veterinaria en España con nivel de bioseguridad BSL-3 y BSL3+ “para optimizar los recursos” que podría ayudar al proceso: “el CISA (Centro de Investigación en Sanidad Animal), el CReSA (Centre de Recerca en Sanitat Animal), LCV (Laboratorio Central de Veterinaria del MAGRAMA) y VISAVET (Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria)”.
Niveles y características de los laboratorios BSL-3
Existen cuatro niveles de contención en función del riesgo de los trabajadores y las características del agente biológico. Las características de los niveles quedan determinados en el Real Decreto 664/1997 anexo IV. En el nivel BSL-3 se incluye, entre otras características, el acceso restringido y vigilancia 24 horas, cabinas de seguridad biológica tipo II, incineradores para destrucción de animales muertos, presión negativa, equipos alternativos de suministro eléctrico y aire introducido y extraído del lugar del trabajo por medio de filtros de alta eficacia para partículas de aire (HEPA).

Para la realización de autopsias de enfermedades zoonósicas, como en este caso, se requiere de un equipamiento especial de protección individual (EPIs) que incluye máscara completa con filtros especiales, protección ocular, guantes, batas de uso único, etc.
Fuentes
- Gabinete de prensa de la Sociedad Española de Anatomía Patológica (SEAP)
- Antonio Rodríguez Bertos, patólogo veterinario y profesor titular de la Facultad de Veterinaria e Investigador del centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (VISAVET) de la Universidad Complutense de Madrid
- Documento técnico Procedimiento para el manejo de cadáveres de casos de COVID-19, 13 de abril de 2020, Ministerio de Sanidad
- “Nota de Prensa en relación a comentarios que se han realizado en medios públicos sobre la realización de autopsias en pacientes COVID 19+”, 21 de abril de 2020, SEAP
- Niveles de Bioseguridad, Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria, Universidad Complutense de Madrid
- “Diseño de instalaciones de nivel 3 de contención biológica (NCB3)”, Asociación Española de Normalización
- Real Decreto 664/1997, de 12 de mayo, sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a agentes biológicos durante el trabajo.
- Capítulo 6: en el laboratorio de bioseguridad BSL3, colaboración del Museo de Ciencias de la Universidad de Navarra y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (antes Ministerio de Economía, Industria y Competitividad), 14 de enero de 2019