La normalidad como forma de resistencia en Kyiv

entrevista Zelenski Ana Pastor
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, entrevistado por Ana Pastor. | Foto: Gobierno de Ucrania
Tiempo de lectura: 6 min
(*) Actualización 01/07/2023

Las siglas de una de las unidades ucranianas que luchan contra los ciberataques decoran la camiseta verde de manga corta. Solo rompe la cuidada estética militar el anillo que lleva en el dedo corazón de la mano derecha. Volodímir Zelenski lo toca un par de veces mientras escucha las preguntas sobre el presente y el futuro de su país. Dos soldados armados custodian la sala durante la entrevista posicionándose en los laterales traseros de la larga mesa elegida para el encuentro. Para llegar hasta allí el ritual de seguridad sigue siendo muy exhaustivo.

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La oficina presidencial está situada en la zona noble de Kyiv. La subida por las empinadas calles del barrio está interrumpida por varios controles de seguridad que están a pleno rendimiento desde el pasado 24 de febrero cuando Vladimir Putin decidió atacar Ucrania. En el checkpoint más cercano a la residencia de Zelenski, los soldados salen de las garitas militares cuando ven llegar un coche o algún viandante y comprueban en una tableta electrónica si el nombre está en la lista. Una vez verificado, el siguiente puesto se encarga de revisar mochilas y todo el material susceptible de ser un peligro para el hombre más amenazado del mundo.

Varios perros colaboran también en la identificación y en los arcos de seguridad se chequean cámaras, micrófonos y cables. El teléfono móvil está completamente prohibido dentro y también cualquier dispositivo que permita la geolocalización. Algunos periodistas de diferentes países entran y salen acompañados siempre del personal del gobierno y de militares armados. En febrero tuvimos la oportunidad de visitar el mismo recinto y ya entonces resultaba muy llamativa la oscuridad del interior. Todas las ventanas siguen cubiertas con sacos. Todas las luces de pasillos y escaleras están apagadas de día y de noche.  

El proceso se completa en algo más de una hora y media hasta llegar a la sala donde tiene lugar finalmente la entrevista. Zelenski aparece con unos minutos de retraso disculpándose en inglés por la tardanza y estrechando la mano una a una a todas las personas de la sala. Un par de intérpretes se encargan de la traducción desde una sala contigua ya que el presidente ucraniano prefiere utilizar su propia lengua para cometer el menor número de errores posibles.

Mantiene la mirada fija en cada respuesta, se sabe escuchado y gesticula con las manos para remarcar sobre la mesa el discurso contra los ataques rusos. Su pasado como comunicador es una de las mejores bazas que tiene el presidente a la hora de tratar con la prensa. Recibe preguntas («¿cuál es el riesgo real, del 0 al 10, de un desastre nuclear en la central de Zaporiyia?») y las devuelve («¿sabe usted cuál es el nivel de locura de Putin del 0 al 10?»). Se extiende mucho en las respuestas pero todas giran siempre en torno a la misma idea fuerza: el pueblo ucraniano no a va rendirse y ganará esta guerra. «Tenemos que ganar para sobrevivir», dice para rematar su reflexión sobre su interés en ser iguales que el resto de ciudadanos europeos.

En los últimos días, la salida de los mercenarios de Wagner ha provocado el caos en el Kremlin y Zelenski utiliza todas sus intervenciones públicas para recordarlo. «Están buscando culpables de su derrota y debemos aprovechar todo esto para avanzar sobre el terreno». Nos dice además que «ahora mismo Putin está más amenazado que yo. Ahora hay más gente que quiere matarlo».

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Sobre la esperada contraofensiva, el presidente asegura que no quiere ponerse objetivos en cuanto a las fechas: «Si me pregunta si quiero completarla en dos meses con miles de víctimas, le digo que prefiero tardar más tiempo y reducir el número de muertos y heridos. Nuestra gente no es un recurso». Una de las grandes preocupaciones que traslada mucha gente aquí en Ucrania es la situación de la central nuclear. Zelenski cree que Putin es capaz de escenificar una retirada y volarla a distancia provocando un desastre colosal. «Ahora mismo hay 500 soldados rusos allí que ya han colocado minas y explosivos», asegura.

Otra de las inquietudes es la posible retirada de la ayuda militar estadounidense si Donald Trump vuelve a la Casa Blanca. Zelenski asegura que las cámaras de ese país, además del gobierno, están comprometidas con Ucrania, pero advierte: «Llegan señales peligrosas de algunas voces republicanas». En los últimos cinco días hemos podido comprobar que las alarmas han dejado de sonar en Kyiv. Esa calma tensa muestra una ciudad tratando de recuperar la normalidad en mitad de la guerra. Mercadillos llenos de gente comprando fruta o ropa, restaurantes a pleno rendimiento y establecimientos abiertos con todo tipo de productos en las estanterías.

La normalidad como forma de resistencia. Pero conseguir que los misiles no impacten en la capital o evitar otra matanza como la de Kramatorsk, cuesta millones de dólares. Zelenski trata de no ser desagradecido con todo lo que han recibido, pero insiste en que «no es suficiente». Menciona España y dice que nunca va a olvidar que nuestro país estuvo a la altura en el peor momento. Y lanza un mensaje a las decenas de mujeres ucranianas que han huido a España: «Estáis de paso, espero que podáis volver a reconstruir juntos nuestro país».

Hoy Zelenski recibe por tercera vez a Pedro Sánchez. Lo hará como presidente de turno de la Unión Europea cuyo mandato comienza precisamente aquí. Sánchez interviene de nuevo en el Parlamento y  visita un hospital militar donde tratan a los heridos tras los ataques. Allí, como en tantos lugares, cualquiera puede ser testigo de las amputaciones que la invasión rusa está provocando en centenares de personas. Zelenski sigue creyendo que puede ganar una guerra que lleva ya dieciséis meses de destrucción y dolor. Y así se despide. Termina la entrevista y vuelve a estrechar manos sonriente con un “gracias” en ucraniano.

(*) Actualización 01/07/2023: En el segundo párrafo se ha sustituido «2 millones» por «miles» para corregir un error de traducción.

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1 Comentarios

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  • Sería buenísimo que Ana Pastor entrevistará a A. Ferreras y nos aclarase su relación con las cloacas del Estado. De esa forma daría algo de credibilidad a esta publicación, Newtral. Mientras tanto no hay quien se trague nada.