Nilofar Bayat apenas tiene conciencia del misil que le produjo una lesión medular con dos años, en 1992, el mismo que mató a su hermano e hirió a su padre. Después de la toma de la ciudad por parte de los talibanes, insiste en que todos los malos recuerdos de su vida están relacionados con este régimen. “Cambiaron mi vida y la de mucha gente. Soy una muestra de lo peligrosos que son. Es imposible que me dejen vivir, solo me quedaba pedir auxilio”, decía a Newtral.es horas antes de lograr el acceso al aeropuerto para viajar a España.
Jugadora de la selección afgana de baloncesto sobre silla de ruedas, trabaja como abogada en el Comité Internacional de Cruz Roja, y se muestra empoderada a través de las redes sociales, donde expone su trabajo para abrir caminos. Precisamente esto es lo que más le preocupa.
“Quedarme aquí es imposible, hay muchos vídeos míos practicando baloncesto en público o no llevando el hijab. Estoy 100% en peligro, pero si no hago este llamamiento no sé qué pasará conmigo”, decía horas antes de acceder al aeropuerto para viajar a España, según ha confirmado el Consejo Superior de Deportes (CSD) a Newtral.es, organismo que trabajó conjuntamente en el caso con el Ministerio de Exteriores.
La toma de Kabul por los talibanes y la retirada del presidente afgano, Ashraf Ghani, han vuelto a cambiar la vida de los ciudadanos y especialmente de las mujeres afganas, que temen regresar a las normas bajo las que vivían hasta la entrada de fuerzas internacionales en 2001, cuando no solo tenían que cubrir su cuerpo con un burka sino que vivían bajo prohibiciones como hacer deporte o estudiar. “Dicen que han cambiado, pero no puedo creerles porque nunca perdonan. Nunca aceptarán a una mujer como yo”, lamenta Nilofar Bayat.
“España es mi única opción de salir de Afganistán
La toma del territorio por parte de los fundamentalistas llevó a Nilofar Bayat a pensar un plan de huida. “Me quedé en shock porque llevaba una vida activa haciendo baloncesto y mostrándolo públicamente, algo que no les gusta”. Entendía que su vida corría peligro y, a través de Instagram, escribió a varios contactos para ver cómo podían ayudarle, dando con el periodista español Antonio Pampliega, a quien conoció cuando trabajaba en Afganistán. «Mi única salida es España porque es donde conozco a quien me puede ayudar”.
Pampliega contactó con el Consejo Superior de Deportes (CSD) y la Federación Española de Baloncesto (FEB). Tras conocer el caso, lo pusieron en manos del Ministerio de Exteriores. No es fácil hacer algo por nosotros”, reconoce. “Nos han dejado solos, la guerra puede empezar una y otra vez, y no sé cuánto pueden ayudarnos otros países a salir del país. Lo único que tengo claro es que no podemos volver a lo que vivíamos hace veinte años. Ya vimos lo que hacen aquí con las mujeres”.
Nilofar Bayat: “El deporte nos ayuda a empoderar a las mujeres”
Los movimientos en el deporte han comenzado a producirse en las últimas horas en España. El Bidaideak Bilbao se ha ofrecido a «abrir sus puertas» a la jugadora para que pueda jugar en el equipo. «Para el club no es tiempo de condenas fáciles ni palabrería, es tiempo para la acción y la solidaridad y, desde ese punto, no podemos mirar hacia otro lado mientras alguien valientemente lanza un SOS».
Para Nilofar Bayat, el deporte es esencial en esta lucha contra el fundamentalismo. “Nos ayudan a empoderar a las mujeres, a demostrar nuestra fortaleza en la sociedad y hacernos partícipes de ella”, explica, marcando un objetivo y un reto, el de levantar la bandera de su país como representante en eventos internacionales. “Es una manera de contarle al mundo nuestro poder, esencial para abrirnos caminos. El deporte es nuestra gran esperanza”, concluye.
En qué situación quedarán las demás mujeres del equipo de baloncesto en Afganistán, si no pueden abandonar el país?